Prefiero vivir un día en la Tierra que cien
años en la historia. (Anónimo).
Primero
el hombre aprende en la vida a andar y hablar. Más tarde, a sentarse
tranquilo y mantener la boca cerrada. (Marcel Pagnol).
Puede adquirirse todo en la sociedad, excepto
el carácter. (Stendhal).
Puede haber amor sin celos, pero no sin
temores. (Miguel de Cervantes Saavedra).
Puedes ser solamente una persona para el
mundo, pero para alguna persona tú eres el mundo. (Gabriel García
Márquez).
Puedo
resistirlo todo, excepto la tentación. (Oscar Wilde).
Quien aspire a mandar, aprenda primero a
obedecer. (Smiles).
Quien da primero, da dos veces. (Refrán
Popular).
Quien
disimular no puede, que no gobierne. (Plutarco).
Quien más sabe, más duda. (Anónimo).
Quien no es capaz de tener defectos, no es
capaz de tener humanamente grandes virtudes. (A. Verri).
Quien nunca ha cometido un error, nunca ha
probado algo nuevo. (Albert Einstein)
Quien puede decir cuánto ama, pequeño amor
siente. (Francesco Petrarca).
Quien sabe limitar sus deseos, es siempre
riquísimo. (Voltaire).
Quien se venga después de la victoria es
indigno de vencer. (Voltaire).
Quien vive temeroso, no será nunca libre.
(Horacio).
Quizá la mayor lección de la Historia es que
nadie aprendió las lecciones de la Historia. (Aldous Huxley).
Recogéis a un perro que anda muerto en al
calle, lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que
hay entre un perro y un hombre. (Mark Twain).
Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que
hayas hecho en tu vida. (Billy Wilder).
Saber es saber que no sabes nada. (Confucio).
Saber y saberlo demostrar, es valer dos veces.
(Baltasar Gracián).
Sé lento en adquirir amistades, pero sé
constante en retenerlas una vez admitidas. (Juan Luis Vives).
Se puede confiar en las malas personas, no
cambian jamás. (William Faulkner).
Se puede tomar por compañera la fantasía, pero
no se debe tener como guía a la razón. (Samuel Johnson).
Ser bueno es fácil; lo difícil es ser justo.
(Víctor Hugo).
Ser necio de nacimiento es una enfermedad
incurable. (Benjamín Johnson).
Ser rico no depende de la cantidad de riqueza
que se posee, sino del equilibrio entre bienes y necesidades. (José Mª
Tallada).
Si alguien se vuelve para mirar tu traje, es
que no vas bien vestido. (George Bryan Brummel).
Si amas la vida, economiza el tiempo, porque
de tiempo se compone la vida. (Benjamín Franklin).
Si cada cual se ocupase de la suyo, el mundo
daría vueltas más aprisa. (Lewis Carrol).
Si cierras la puerta a todos los errores
dejarás afuera la verdad. (Tagore).
Si das pescado a un hombre hambriento le
nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda su
vida. (Lao Tsé).
Si debes 10 millones al banco, tienes un
problema. Si debes 100, el que tiene el problema es el banco. (Woody
Allen).
Si el vino perjudica tus negocios, deja tus
negocios. (Gilbert Keith Chesterton).
Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y
lo mejor de todo, despertar. (Antonio Machado).
Si exagerásemos nuestras alegrías, como
hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.
(Anatole France).
Si examinamos detenidamente la historia
sabremos ser indulgentes con el mundo contemporáneo. (Anónimo).
Si junto
a la biblioteca tienes un jardín, ya no te faltará nada. (Cicerón).
Si la libertad significa algo, será sobre todo
el derecho a decirle a la gente aquello que no quieren oír. (George
Orwell).
Si la penicilina salva a los enfermos, el
oloroso resucita a los moribundos. (Alexander Fleming).
Si lloras por haber perdido el sol, las
lágrimas no te dejarán ver las estrellas. (Tagore).
Si los que hablan mal de mí supieran
exactamente lo que yo pienso de ellos, aún hablarían peor. (Sacha Guitri).
Si no pudiesen contar sus enfermedades, hay
muchos que no estarían enfermos. (Santiago Russinyol).
Si no puede explicar lo que ha estado
haciendo, su trabajo carecerá de valor. (Edwin Schrödinger).
Si queréis conocer a un hombre, revestidle de
un gran poder. (Pitaco).
Si queréis ser ricos, no aprendáis solamente a
saber como se gana, sino también como se ahorra. (Benjamín Franklin).
Si
quieres que te sigan las mujeres, ponte delante. (Francisco de Quevedo).
Si tiene solución, ¿por qué lloras? Si no
tiene solución, ¿Por qué lloras? (Buda).
Si tu intención es descubrir la verdad, hazlo
con sencillez y la elegancia déjasela al sastre. (Albert Einstein).
Siempre es más valioso tener el respeto, que
la admiración de las personas. (Rousseau).
Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar
lo que enseñas. (José Ortega y Gasset).
Siempre son las dificultades del tamaño de los
intentos. (Antonio de Solís).
Sin verdaderas necesidades no hay verdaderos
placeres. (Voltaire).
Sobre las cosas que no se conocen siempre se
tiene mejor opinión. (Goufried Wilhelm Leibniz).
Sólo es digno de libertad quien sabe
conquistarla cada día. (Johann Wolfgang von Goethe).
Solo falta el tiempo a quien no sabe
aprovecharlo. (Jovellanos).
Sólo hay un bien: el conocimiento; sólo hay un
mal: la ignorancia. (Sócrates).
Sólo temo a mis enemigos cuando empiezan a
tener razón. (Jacinto Benavente).
Tan corta como es la vida, aún la acortamos
más por el insensato desperdicio del tiempo. (Víctor Hugo).
Tan sólo el hombre íntegramente educado es
capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores. (Benjamín
Franklin).
Toda el agua de los ríos no sería suficiente
para lavar la mano ensangrentada de un homicida. (Esquilo).
Todas las cosas fingidas caen como flores
marchitas. (Marco Tulio Cicerón).
Todas las tragedias terminan con una muerte,
todas las comedias terminan con una boda. (George Gordon Byron).
Todo el mundo quiere llegar a viejo, pero
nadie quiere serlo. (Martin Held).
Todo lo que se ignora, se desprecia. (Antonio
Machado).
Todo lo que una persona puede imaginar, otras
podrán hacerlo realidad. (Julio Verne).
Todo necio confunde valor y precio. (Antonio
Machado).
Todos quieren la paz, y para asegurarla,
fabrican más armas que nunca. (Mingote).
Todos somos aficionados: en nuestra corta vida
no tenemos tiempo para otra cosa. (Charlie Chaplin).
Todos tienen razón y que pocos son los
razonables! (Fuechtersleben).
Toma consejo en el vino, pero decide con agua
después. (Benjamín Franklin).
Tu amigo
tiene un amigo, y el amigo de tu amigo tiene otro amigo; por consiguiente,
sé discreto. (Talmud).
Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a
pesar de ello te quiere. (Elbert Hubbard).
Un banquero es un señor que nos presta un
paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover. (Mark
Twain).
Un caballero se avergüenza de que sus palabras
sean mejores que sus hechos. (Confucio).
Un cínico es un hombre que sabe el precio de
todas las cosas e ignora aún el valor de una sola. (Oscar Wilde).
Un cobarde es una persona en la que el
instinto de conservación aún funciona con normalidad. (Ambrose Bierce).
Un hombre de estado debe tener el corazón en
la cabeza. (Napoleón Bonaparte).
Un hombre no es más que lo que sabe. (Francis
Bacon).
Un hombre no es solamente lo que está
comprendido entre pies y cabeza. (Walt Whitman).
Un hombre vulgar que tiene valor sin rectitud,
no es más que un bandido. (Confucio).
Un noble ejemplo hace fáciles las acciones
difíciles. (Goethe).
Un pedante es un estúpido adulterado por el
estudio. (Miguel de Unamuno).
Un peligro previsto está medio abolido.
(William Shakespeare).
Un pesimista es un optimista con experiencia.
(François Truffaut).
Un pesimista es una persona que espera lo peor
y está aferrada a lo mejor. (Kraus).
Un pintor es un hombre que pinta lo que vende.
Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta. (Picasso).
Un
técnico que diga que está satisfecho está pagando la cuota inicial de su decadencia.
(Pacho Maturana).
Un verdadero amigo es quien te toma de la mano
y te toca el corazón. (Gabriel García Márquez).
Una amistad noble es una obra maestra a dúo.
(Paul Bourget).
Una conclusión es el lugar donde llegaste
cansado de pensar. (Anónimo).
Una cosa es saber y otra saber enseñar. (Marco
Tulio Cicerón).
Una de las grandes desventajas de la prisa es
que lleva demasiado tiempo. (Gilbert Keith Chesterton).
Una familia feliz no es sino un paraíso
anticipado. (Sir John Bowring).
Una palabra hiere más profundamente que una
espada. (Burton).
Una pintura es un poema sin palabras.
(Horacio).
Una sola palabra basta para destruir la dicha
de los hombres. (Goethe).
Una tontería repetida por 36 millones de bocas
no deja de ser una tontería. (Anatole France).
Una vez terminado el juego, el rey y el peón
vuelven a la misma caja. (Proverbio italiano)
Una vida sin propósito es una muerte
prematura. (Johann Wolfgang von Goethe).
Uno debería estar siempre enamorado. Por eso
jamás deberíamos casarnos. (Óscar Wilde).
Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de
ello. (Giovanni Boccaccio).
Valor y querer, facilitan el vencer.
(Proverbio castellano).
Ver es creer, pero sentir es estar seguro.
(John Ray).
Vota al hombre que promete menos. Será el que
menos te decepcione. (William Mitchel Ramsay).
La sabiduría no viene tanto de la inteligencia
como del corazón. (Rosegger).
La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve
de nada. (Gabriel García Márquez).
La sensualidad muchas veces apresura tanto el
crecimiento del amor, que su raíz queda débil y fácil de arrancar.
(Friedrich Nietzsche).
La soledad es el precio de la libertad. (Carmen
Díez de Ribera).
La tontería es infinitamente más fascinante
que la inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no.
(Claude Chabrol).
La tontería se coloca siempre en primera fila
para ser vista; la inteligencia detrás para poder ver. (Carmen Sylva).
La utopía reemplaza a Dios por el futuro.
(Albert Camus).
La vejez tiene dos ventajas: dejan de dolerte
las muelas y se dejan de escuchar las tonterías que se dicen alrededor.
(George Bernard Shaw).
La venganza es sólo un placer de pequeñas
almas. (Juvenal).
La verdad siempre resplandece al final, cuando
ya se ha ido todo el mundo. (Julio Cerón).
La verdad siempre sale a flote como la gota de
aceite en el vaso de agua. (Lola Flores).
La verdadera ciencia enseña, sobre todo, a
dudar y a ser ignorante. (Ernest Rutherford).
La verdadera grandeza consiste en hacer que
todos se sientan grandes. (Charles Dickens).
La verdadera libertad es sujetarse a las leyes
de la razón. (Plutarco).
La verdadera sabiduría está en conocer la
propia ignorancia. (Sócrates).
La vergüenza de confesar el primer error hace
cometer otros muchos. (Jean de la Fontaine).
La vida es aquello que te va sucediendo
mientras tú te empeñas en hacer otros planes. (John Lennon).
La vida es como una leyenda; no importa que
sea larga, sino que esté bien narrada. (Luci Anneo Séneca).
La vida fluye como los ríos y nadie puede
bañarse dos veces en la misma agua. (Tagore).
La vida no es sino una continua sucesión de
oportunidades para sobrevivir. (García Márquez).
La vista siempre debe de aprender de la razón.
(Johannes Kepler).
La ciencia se puede aprender de memoria, pero
la sabiduría no. (Lawrence Sterne).
Lágrimas de inocentes pacientes, más
peligrosas que un diluvio. (Antonio Pérez).
Las calles, hasta las más estrechas, son
suficientemente largas para aprender algo en ellas. (Noel Clarasó).
Las ciencias aplicadas no existen, sólo las
aplicaciones de la ciencia. (Louis Pasteur).
Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo
con ellas. (Anónimo).
Las opiniones siguen la ruta que marca la
conveniencia personal. (Anónimo).
Las palabras elegantes no son sinceras; las
palabras sinceras no son elegantes. (Lao-Tseo).
Las personas más insoportables son los hombres
que se creen geniales y las mujeres que se creen irresistibles. (Anónimo).
Las personas son como la luna. Siempre tienen
un lado oscuro que no enseñan a nadie. (Mark Twan).
Las
pirámides son el mejor ejemplo de que, en cualquier tiempo y lugar, los
obreros tienden a trabajar menos cada vez.(Pierre Demayet).
Las que conducen y arrastran el mundo no son
las máquinas, sino las ideas. (Víctor Hugo).
Las venturas nunca vienen por pares, las
desdichas nunca vienen solas. (Charles Dickens).
Leemos mal el mundo, y después decimos que nos
engaña. (Tagore).
Lo bello es aquello que es inteligible sin
reflexión. (Andrá Maurois).
Lo difícil no es estar con los amigos cuando
tienen razón, sino cuando se equivocan. (André Malraux).
Lo importante no es lo que nos hace el
destino, sino lo que nosotros hacemos de él. (Florence Nightingale).
Lo malo de hacer sugerencias inteligentes es
que uno corre el riesgo de que se le asigne para llevarlas a cabo.
(Anónimo).
Lo más incomprensible del mundo es que es
comprensible. (Albert Einstein).
Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco
más. (Francisco de Quevedo y Villegas).
Lo peor de la ingratitud es que siempre quiere
tener razón. (Jacinto Benavente).
Lo peor que hacen los malos es obligarnos a
dudar de los buenos. (Jacinto Benavente).
Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se
ama. (Aristóteles).
Lo que no quieras que no sepan muchos no lo
digas a nadie. (Nieremberg).
Lo que quiere el sabio lo busca en sí mismo;
el vulgo lo busca en los demás. (Confucio).
Lo que quieres que otros no digan, tú lo has
de callar primero. (Juan Luis Vives).
Lo que se considera ceguera del destino es en
realidad propia miopía. (William Faulkner).
Lo triste no es ir al cementerio, sino
quedarse. (Woody Allen).
Lo último que uno sabe es por donde empezar.
(Blaise Pascal).
Los años arrugan la piel, pero renunciar al
entusiasmo arruga el alma. (Albert Schweitzer).
Los deseos de nuestra vida forman una cadena
cuyos eslabones son las esperanzas. (Séneca).
Los ejemplos corrigen mucho mejor que las
reprimendas. (Voltaire).
Los errores del hombre son los que le hacen
especialmente digno de amor. (Johann Wolfgang von Goethe).
Los hombres imaginan ser los que mandan; en
realidad el que manda es el trabajo. (André Maurois).
Los libros tienen su orgullo. Cuando se
prestan no vuelven nunca. (Fontane).
Los moralistas son personas que se rascan allí
donde a otros les pica. (Samuel Beckett).
Los niños hallan el todo en la nada; los
hombres, la nada en el todo. (Giacomo Leopardi).
Los perezosos siempre hablan de lo que piensan
hacer, de lo que harán; los que de veras hacen algo no tienen tiempo de
hablar ni de lo que hacen. (Johann Wolfgang con Goethe).
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el
texto; los treinta siguientes, el comentario. (Arthur Schopenhauer).
Los que más se lamentan son los que sufren
menos. (Tácito)
La democracia es la necesidad de doblegarse de
vez en cuando a las opiniones de los demás. (Winston Churchill).
La duda es uno de los nombres de la
inteligencia. (Jorge Luis Borges).
La educación es un seguro para la vida y un
pasaporte para la eternidad. (Aparisi y Guijarro).
La elocuencia es el arte de abultar las cosas
pequeñas y de disminuir las grandes. (Isócrates).
La enfermedad del ignorante es ignorar su
propia ignorancia. (Amos Bronson Alcott).
La envidia es el gusano roedor del mérito y de
la gloria. (Francis Bacon).
La exageración en los lamentos es un presagio
de pronto olvido. (Anónimo).
La experiencia es la suma de nuestros
desengaños. (Anguez).
La experiencia no consiste en el número de
cosas que se han visto, sino en el número de cosas que se han
reflexionado. (José María de Pereda).
La experiencia no tiene valor ético alguno. Es
simplemente el nombre que damos a nuestros errores. (Oscar Wilde).
La falsa modestia es la más decente de todas
las mentiras. (Chamfort).
La fe no es creer lo que no vimos, sino creer
lo que no vemos. (Miguel de Unamuno).
La felicidad no consiste en las muchas cosas
poseídas, sino en el modo de gozarlas, aunque sean menos. (Fr. Adr.
Suárez).
La
felicidad siempre viaja de incógnito. Sólo después que ha pasado, sabemos
de ella. (Anónimo).
La forma última, la forma santa de la teoría,
es la acción. (Nikos Kazantzakis).
La fortuna llega en algunos barcos que no son
guiados. (William Shakespeare).
La gente que no para de trabajar lo hace para
no tener tiempo de acordarse de que no tiene nada que hacer. (Francis
Picabia).
La gloria de los grandes hombres debe medirse
siempre por los medios que han empleado para adquirirla. (Duque de la Rochefoucauld).
La gloria es un veneno que hay que tomar en
pequeñas dosis. (Honorato de Balzac).
La grandeza del entendimiento no se mide por
su extensión, sino por la justeza y verdad de sus opiniones. (Epicteto).
La guerra es la salida cobarde a los problemas
de la paz.. (Thomas Mann).
La
historia no es mecánica porque los hombres son libres para transformarla.
(Ernesto Sábato).
La ignorancia afirma o niega rotundamente; la
ciencia duda. (Voltaire).
La ignorancia es la madre de todos los
crímenes. (Honoré de Balzac).
La ignorancia vacila entre la extrema audacia
y la extrema timidez. (Paul Valéry).
La imaginación imagina de noche aquello que no
se halla en el día. (Ramón Llull).
La imprenta es un ejército de 26 soldados de
plomo con el que se puede conquistar el mundo. (Johann Gutenberg).
La independencia del pensamiento es la más
noble aristocracia. (Anatole France).
La juventud quiere mejor ser estimulada que
instruida. (Goethe).
La lectura es el viaje de los que no pueden
tomar el tren. (F. De Croisset).
La lectura es una conversación con los hombres
más ilustres de los siglos pasados. (René Descartes).
La lectura hace al hombre completo, la
conversación lo hace ágil, la escritura lo hace preciso. (Plutarco).
La ley debe ser ciegamente respetada y
libremente discutida. (Gumersindo de Azcárate).
La ley es poderosa, pero más poderosa es la
necesidad. (Goethe).
La libertad es el derecho a hacer lo que no
perjudique a los demás. (Lacordaire).
La libertad es para soñarla. (Carmen Martín
Gaite).
La libertad no es nada más que una oportunidad
para ser mejor. (Albert Camus).
La libertad primero hay que aceptarla, después
planificarla y finalmente disfrutarla. (Paco Rabanne).
La libertad supone responsabilidad. Por eso la
mayor parte de los hombres la temen tanto. (Shaw).
La llave del éxito en la vida es el
conocimiento del valor de las cosas. (John Boyle O’Reilly).
La maldad no es algo sobrehumano, es algo
menos que humano. (Agatha christie).
La más estricta justicia no creo que sea
siempre la mejor política. (Abraham Lincoln).
La mayor alabanza que se puede hacer de un
hombre es compararlo a un niño. (Vigil).
La mayoría de las personas son como alfileres:
sus cabezas no son lo más importante. (Jonathan Swift).
La medicina hace enfermos; la matemática,
tristes; y la teología, gente pecadora. (Lutero King).
La medida del amor es amar sin medidas. (San
Agustín).
La mejor amiga y la peor enemiga del hombre es
la fantasía. (Arturo Graf).
La mejor fuente de información son las
personas que han prometido no contárselo a otros. (Marcel Mart).
La mejor manera de mantener tus amigos es no
deberles ni prestarles nada. (Paul de Kock).
La
melancolía es la dicha de estar triste. (Víctor Hugo).
La mitad del mundo no puede comprender los
placeres de la otra mitad. (Jane Austen).
La modestia es la virtud de los que no tienen
otra. (Álvaro de La
Iglesia).
La naturaleza esconde su secreto porque es
sublime, no por astucia. (Albert Einstein).
La naturaleza humana cambia; he ahí lo único
que se sabe de ella. (Oscar Wilde).
La nobleza del hombre procede de la virtud, no
del nacimiento. (Epicteto).
La obra humana más bella es la de ser útil al
prójimo. (Sófocles).
La oscuridad nos envuelve a todos, pero
mientras el sabio tropieza con una pared, el ignorante está tranquilo en
el centro de la estancia. (Anatole France).
La paciencia tiene más poder que la fuerza.
(Plutarco).
La palabra es mitad de quien la pronuncia,
mitad de quien la escucha. (Michel Eyquem Montaigne).
La patria del escritor es su lengua.
(Francisco Ayala).
La peor soledad que hay es darse cuenta de que
la gente es idiota. (Torrente Ballester).
La pintura es poesía muda. La poesía, pintura
ciega. (Leonardo da Vinci).
La poesía es el sentimiento que le sobra al
corazón y te sale por la mano. (Carmen Conde).
La poesía se escribe cuando ella quiere. (José
Hierro).
La prosperidad hace amistades, y la adversidad
las prueba. (Anónimo).
La prudencia suele faltar cuando más se la
necesita. (Publius Siro).
La razón es lo que más asusta a un loco.
(Anatole France).
La resignación es un suicidio cotidiano.
(Honoré de Balzac).
La
retentiva es el sello de la capacidad. (Baltasar Gracián).
La sabiduría de los ancianos es un gran error.
No se hacen más sabios, sino más prudentes. (Ernest Hemingway)
El secreto de la existencia no consiste
solamente en vivir, sino en saber para que se vive. (Feodor Dostoievski).
El secreto de la felicidad no es hacer siempre
lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace. (León Tolstoy).
El secreto de la felicidad no está en hacer
siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace. (León
Tolstoi).
El tacto
consiste en saber hasta donde se puede llegar demasiado lejos. (Jean
Cocteau).
El terror, erigido en sistema, es una prueba
de debilidad. (G. Manzini).
El trabajo es el único capital no sujeto a
quiebras. (La Fontaine).
El único egoísmo aceptable es el procurar que
todos estén bien para estar uno mejor. (Jacinto Benavente).
El valor muchas veces no es más que el efecto
de un grandísimo miedo. (Anónimo).
El valor, como las demás virtudes, tiene su
límite. (Montaigne).
El verdadero dolor es el que se sufre sin
testigos. (Marco Valerio Marcial).
El verdadero modo de vengarse de un enemigo es
no parecérsele. (Marco Aurelio).
En el fondo de nosotros mismos siempre tenemos
la misma edad. (Graham Greene).
En el fondo son las relaciones con las
personas lo que da valor a la vida. (Guillermo von Humboldt).
En la lucha de uno y el mundo, hay que estar
de parte del mundo. (Franz Kafka).
En la mayoría de los hombres, las dificultades
son hijas de la pereza. (Samuel Johnson).
En la medida en que el sufrimiento de los
niños está permitido, no existe amor verdadero en este mundo. (Isadora
Duncan).
En la venganza, el débil es siempre el más
feroz. (Reugesem).
En las discusiones prolongadas se pierde la
verdad. (Lucio Annaeo Séneca).
En las fiestas no te sientes jamás; puede
sentarse a tu lado alguien que no te guste. (Groucho).
En tanto que haya alguien que crea en una
idea, la idea vive. (José Ortega y Gasset).
En tu lucha contra el resto del mundo te
aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo. (Kafka).
Entre dos hombres iguales en fuerza, el que
tiene más razón es el más fuerte. (Pitágoras).
Es bueno seguir la pendiente con tal que sea
subiendo. (André Gide).
Es curioso, pero solamente cuando ves a las
personas hacer el ridículo, te das cuenta de lo mucho que las quieres.
(Agatha Christie).
Es fácil hablar cuando uno no quiere decir
toda la verdad. (Tagore).
Es falso que se haya hecho fortuna, cuando no
se sabe disfrutarla. (Vauvenargues).
Es infinitamente más bello dejarse engañar
diez veces, que perder una vez la fe en la humanidad. (Heinz Zschokke).
Es inútil, es peligroso, es imprudente, es
risible, es vulgar dejar ver con palabras o con gestos nuestra cólera o
nuestro odio. (Arthur Schopenhauer).
Es mejor tener la boca cerrada y parecer
estúpido, que abrirla y disipar la duda. (Mark Twain).
Es mucho más fácil imaginar que mañana haremos
tal o cual cosa, que realizarlo resueltamente hoy mismo. (O. S. Marden).
Es muy difícil no ser injusto con lo que se
ama. (Oscar Wilde).
Es tan arriesgado creerlo todo como no creer
nada. (Denis Diderot).
Estar preparados para la guerra es uno de los
medios más eficaces para conservar la paz. (George Washington).
Estos son mis principios. Si no le gustan
tengo otros. (Groucho Marx).
Estudia las frases que parecen ciertas y
ponlas en duda. (David Riesman).
Estudia no para saber algo más sino para saber
algo mejor. (Séneca).
Exagerar la fuerza es descubrir la debilidad.
(Madame de Girardin).
Gobernar es el arte de crear problemas con
cuya solución mantener a la población en vilo. (Ezra Pound).
Gobernar no es mandar; por mucha mayoría que
se tenga. (Juan Luis Cebrián).
Gran médico es el tiempo por lo viejo y por lo
experimentado. (Baltasar Gracián).
Hablar mucho de sí mismo puede ser un medio de
esconderse. (Friedrich Nietzsche).
Hace siglos que la opinión pública es la peor
de las opiniones. (Chamfort).
Hacer mal por voluntad es peor que hacerlo por
fuerza. (Aristóteles).
Hacer versos malos depara mucha más felicidad
que leer los más bellos. (Hermann Hesse).
Hay dos clases de hombres, los que viven
hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas. (Antonio
Machado).
Hay gente tan sumamente pobre que solamente
tiene dinero. (Anónimo).
Hay personas que empiezan a hablar un momento
antes de haber pensado. (Jean de la Bruyère).
Hay que escoger entre amar a las mujeres y
conocerlas, no hay término medio. (Nicolás Chamfort).
Hay que estudiar mucho para saber poco.
(Charles de Montesquieu).
Hay que tener cuidado con los libros de salud,
podemos morir por culpa de una errata. (Mark Twain).
He aprendido que una vida no vale nada, pero
también que nada vale una vida. (André Malraux).
Invertir en conocimientos produce siempre los
mejores intereses. (Benjamín Franklin).
Jamás es perdido el bien que se hace.
(Fenelón).
La alegría más grande es la inesperada.
(Sófocles).
La audacia en los negocios, lo primero, lo
segundo y lo tercero. (Thomas Fuller).
La botánica no es una ciencia; es el arte de
insultar a las flores en griego y latín. (Jean-Baptiste-Alphonse Karr).
La buena conciencia es blanda almohada. (John
Ray).
La burla y el ridículo son, entre todas las
injurias, las que menos se perdonan. (Platón).
La caridad comienza en mi casa, y la justicia
en la puerta siguiente. (Charles Dickens).
La casualidad favorece a las mentes
entrenadas. (William Thomson).
La ciencia humana consiste más en destruir
errores. (Sócrates).
La ciencia se compone de errores, que a su vez
son los pasos hacia la verdad. (Julio Verne).
La conciencia es el mejor libro moral que
tenemos. (Blaise Pascal).
La constancia es la virtud por la que todas
las obras dan fruto. (Arturo Graf).