jueves, 29 de septiembre de 2016

Carta abierta a un presidente electo






Por Robert Newport
27 septiembre 2016

Sr. presidente de la Xunta de Galicia:
Le transmito mi sincera felicitación por haber superado la prueba con nota cum laude en estas elecciones autonómicas, otorgada por los ciudadanos que le han votado -entre los que no me encuentro-, con el deseo de que culmine los objetivos que redunden en beneficio de Galicia y de su ciudadanía.
Permítame que deje constancia de un detalle que considero muy significativo en este resultado: la estrategia de minimizar las siglas del Partido Popular en la cartelería electoral -en un claro intento de desvincularse del escándalo de la corrupción, al que usted es ajeno- ha propiciado que los ciudadanos hayan valorado más al candidato que al partido que representa. Ha sido un magistral golpe de efecto, cuyo ideólogo merece el mayor de los reconocimientos.
Como gallego nativo, ‘cosecha’ 1943, considero que áreas tan sensibles como Servicios Sociales, Empleo, Educación y Sanidad, han de tener un lugar preferente en su agenda de prioridades. Y sería muy deseable que, dentro de los límites razonables, las decisiones se tomen en un marco de consenso con las demás fuerzas políticas.
Le ruego, finalmente, que las iniciativas y propuestas del Gobierno que usted volverá a presidir, se correspondan con necesidades reales y no con proyectos absolutamente prescindibles. Espero, también, que no se deje llevar por la inercia de acometer infraestructuras innecesarias e inútiles, sustentadas por la cultura del despilfarro de dinero público.
Decía Sir Winston Churchill: ‘El político se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones’.

Muy atentamente. 

[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (28.09.2016) y en ‘Faro de Vigo’ (30.09.2016), en la sección 'Cartas al Director'] 

domingo, 18 de septiembre de 2016

Elecciones: aprobar o suspender




Robert Newport
15 septiembre 2016

Da igual que hablemos de debates o de elecciones. Al final, en función de los resultados, siempre adjudicamos, por lo menos, un ganador y un perdedor. Pues no, señores. No hablamos de competiciones deportivas ni de confrontaciones bélicas. No se trata de la victoria o la derrota del aspirante o de la formación política que representa. Se trata de aprobar (raspado o con nota) o de suspender. Aunque, objetivamente, los que ganan o pierden siempre son el país y los ciudadanos. 

Dicho lo cual, en las inminentes elecciones autonómicas gallegas del 25S, los únicos ganadores o perdedores serán, en cualquier caso, Galicia y los gallegos. Conviene recordar, por tanto, que la calificación de aprobado o suspenso la otorga, con sus votos, el pueblo soberano. Es decir, nosotros, los ciudadanos. Todo lo demás es una actitud de triunfalismo, personal y partidista, arrogante y prepotente, totalmente prescindible.

En cualquier caso, al ejercer nuestro derecho en las urnas el próximo día 25 de septiembre, es incuestionable que los gallegos estamos legitimados para aprobar o suspender a quién corresponda. Pero hemos de ser conscientes de que nuestra decisión llevará implícita la parte alícuota de responsabilidad que puede significar el éxito o el fracaso para el Fogar de Breogán.


 [Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (18.09.2016) y en ‘Faro de Vigo’ (22.09.2016), en la sección 'Cartas al Director]


martes, 6 de septiembre de 2016

Había una vez...





Por Robert Newport
05 septiembre 2016

Es curioso como la política actual nos ofrece los mismos ingredientes que un espectáculo de circo: ambientación multicolor, malabaristas, trapecistas-funambulistas... y payasos.
El cromatismo es algo consustancial a la política: derecha, centro, izquierda. Y sus variantes, tendencias o ambigüedades, según sople el viento: centro-derecha, centro-izquierda. Moderado o radical.
El malabarismo también tiene su espacio en el arte de la política, pues es de conocimiento público, urbi et orbi, la habilidad que tienen algunos políticos para escamotearse, manipulándonos con subterfugios, circunloquios y efectistas juegos de prestidigitación verbal.
El trapecio y el funambulismo, como en otros ámbitos de la vida, también están presentes en el panorama político. Unos, desafiantes y prepotentes, realizan peligrosos saltos mortales para satisfacer su ego y su ansia de poder. Otros, se balancean con gran habilidad sobre la cuerda floja, en una incesante búsqueda de protagonismo para medrar.
Finalmente, como en todo circo que se precie, los payasos tienen una gran relevancia y merecen todo el respeto. Sin embargo, los actores de la política en este país, por mucho que intenten hacerse los graciosos, ninguno podrá ostentar con respetuoso reconocimiento ese calificativo circense. Su vergonzosa actuación en las fallidas sesiones de investidura, ha sido un espectáculo lamentable. Como lamentable es, también, que no nos devuelvan el importe de la entrada.

[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (06.09.2016) y en ‘Faro de Vigo’ (06.09.2016), en la sección 'Cartas al Director'] 

viernes, 2 de septiembre de 2016

Cartas a un amigo imaginario, 2016

04 enero 2016


Amigo imaginario:

Ha comenzado un nuevo año. Lo que nos deparará, tanto en el plano personal y familiar, como en el político, es la gran incógnita.

En mi carta del 1 de septiembre de 2014, te decía: “...el gran logro social conocido como clase media, paradigma de prosperidad y equilibrio socioeconómico que sustentaba el amplio tejido comercial de las ciudades, va camino de convertirse en una especie en vía de extinción”. Aquella aseveración, amigo mío, se materializó en grado sumo a lo largo del pasado año 2015, a pesar de que el Gobierno  afirmara que había claros indicios de recuperación económica. Pero la realidad era muy distinta, y continúa siéndolo. Porque aquellos que ya tenían una economía más que saneada, sí mejoraron su poder adquisitivo. Pero a los que vivían con serias dificultades, que eran y son la mayoría, las cosas se le pusieron todavía peor. Y se volvió a cumplir la sentencia: los ricos son cada vez más ricos, y los pobres... ¡cada vez más pobres!

Así, querido amigo, la clase media a la que hacía referencia en aquella carta, ha ido descendiendo, en caída libre, a la vez que la diferencia entre ricos y pobres se eleva cada vez más. Y así se quebró el equilibrio económico: las familias consumen lo estrictamente necesario, si todavía se lo pueden permitir; muchos comerciantes, al ver como disminuían las ventas, tuvieron que cerrar las puertas de sus negocios; fabricantes, así como almacenistas-proveedores-distribuidores, se han visto obligados a prescindir de una parte de sus trabajadores... Todo el tejido industrial y comercial, así como el sector del transporte (logística y distribución), sufrió un espectacular varapalo. En definitiva, los ciudadanos tenemos la impresión de que la crisis llegó para quedarse. Y la precariedad económica, que ya dura demasiado tiempo, me temo que se instaló en las familias con la intención de permanecer en ellas durante una (muy) larga temporada.

Como te comentaba en mi última carta del pasado año, continuamos sin saber qué partidos se van a coaligar para formar un Gobierno estable. Al Partido Popular, como, por otra parte, todos suponíamos, no le está resultando fácil encontrar los socios necesarios. A su vez, los otros partidos más representativos: Partido Socialista, Podemos y Ciudadanos, están atrapados en un bucle del que no consiguen salir. Aunque, para qué vamos a engañarnos, en gran parte es debido a que siempre anteponen sus intereses, personales y partidistas, a las necesidades reales del país y de los ciudadanos. Hemos de comprender, no obstante, que formaciones tan claramente antagónicas tengan dificultades para llegar a consolidar algún tipo de acuerdo, si no están dispuestas a renunciar a ciertas exigencias y criterios ideológicos, para garantizar una sana convivencia. Así está el panorama político, estimado amigo, en los albores de este nuevo año. En mi opinión -cuyo valor siempre es relativo-, considero que hemos iniciado un viaje a ninguna parte.

Permaneceremos expectantes, aunque con una razonable preocupación -pues está en juego la estabilidad del país-, a la espera del resultado de las negociaciones.

Otra cuestión, no menos importante, es el esperpéntico proceso soberanista catalán, en el que el  presidente en funciones, Artur Mas, el empecinado, muy probablemente se verá obligado, como mal menor, a convocar nuevas elecciones en Cataluña. Pero tiempo tendremos para comentar ampliamente todo lo que vaya aconteciendo sobre este proyecto independentista. 

Un fuerte abrazo.
Robert   


15 enero 2016


Amigo imaginario:

La provocación está servida... y humeante. Artur Mas, president en funciones de la Generalitat de Cataluña, dimitió el pasado domingo (10.01.2016). Unos dicen que ha dado un paso atrás; él, sin embargo, manifiesta que dio un paso hacia un lado para facilitar el nombramiento de Carles Puigdemont, alcalde de Gerona, cuya investidura -¡relámpago!- se materializó al día siguiente (11.01.2016). Así las cosas, el señor Mas ya es expresident; y el señor Puigdemont, por su parte, exalcalde de Gerona y flamante president de la Generalitat.

Ante esta decisión unilateral sin precedentes -un desafío en toda regla-, Mariano Rajoy dijo: “...velaré por el cumplimiento de la ley y no dejaré pasar ni una contra la unidad de España ni permitiré que nadie se arrogue poderes ilimitados”. Y yo, amigo mío, aplaudo estas manifestaciones. Por su parte, el nuevo president de la Generalitat, en un tono cuasi provocador, manifestó que no le importa lo que diga el presidente (en funciones) del Gobierno de España; y que él, cuando tome posesión del cargo, orientará todos sus esfuerzos al proceso de independencia de Cataluña, fijándose un plazo de 18  meses.

La chulería soberanista del señor Mas, jaleada por sus acólitos, que tiene una clara e incondicional continuidad en el señor Puigdemont, ha dividido a la ciudadanía catalana que, mayoritariamente, se ha manifestado en contra de la locura independentista del ya expresident.

Esta situación, incómoda y muy preocupante, no tiene visos de resolverse únicamente con el diálogo. Y sería muy lamentable -y, también, poco deseable- tener que llegar al extremo de aplicar la ley, con resolución y contundencia, para asegurar la unidad territorial de España. En cualquier caso, lamentablemente, la cuerda está más tensa cada día. Y, como tú sabes, querido amigo, en todo cuerpo sólido sometido a un esfuerzo de tracción en el que actúan dos fuerzas opuestas continuas, el alargamiento por plasticidad se detiene al alcanzar el momento crítico, y la rotura es inevitable. Este concepto de resistencia de materiales, a modo de ejemplo, lo considero aplicable a la actual tirantez política entre el Gobierno central y el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Aunque, naturalmente, habrá que dar un margen de confianza, la realidad es que las cosas no pintan nada bien.

Mis cartas, como ya sabes, pretenden ser una especie de crónica de todo aquello que considero relevante de lo que acontece en este país. Así, como asunto destacado, el pasado día 5 del presente mes, Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, recogió su acta de diputado en el Congreso, así como su cartera portafolio. A su llegada, saludó a los numerosos periodistas que allí se encontraban, diciéndoles: “Veros aquí a todos me hace mucha ilusión”. A la salida, con prisa, abriéndose paso, a duras penas, entre cámaras y una maraña de micrófonos radiofónicos que sus portadores le ofrecían como si fuesen helados de vainilla, fresa y chocolate, manifestó, sonriente y en tono reivindicativo: “Ya he recogido mi acta de diputado, con ilusión y con ganas de trabajar para devolver el Congreso a sus dueños y dueñas”. “Dentro de cuatro años, lo que vamos a dar es mochilas en vez de carteras”. Bueno, como puedes ver, siempre fiel a su habitual línea de comportamiento.

La fecha de esta carta te indica que ya han transcurrido 15 días de este nuevo año. ¡Y todavía seguimos con un Gobierno en funciones! Continúa la incertidumbre de los pactos, que ya empieza a pesar como una losa de grandes proporciones. Según publica hoy el diario ‘La Voz de Galicia’, se barajan tres posibles, aunque cautelosamente improbables, combinaciones:

Presidente: Mariano Rajoy, con Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Presidente: Pedro Sánchez, con Pablo Iglesias, Aitor Esteban y Alberto Garzón.

Presidente: Pedro Sánchez, con Albert Rivera y Pablo Iglesias.

Si no se alcanzase un acuerdo, me temo que volveríamos a vernos inmersos en unos nuevos comicios (elecciones generales) que, de producirse, podrían suponer, en número de votos, un acercamiento de Podemos al Partido Socialista, o incluso superarlo, perdiendo así los socialistas el liderazgo de la oposición. Por su parte, Ciudadanos se arriesgaría a perder muchos de los votos que, huidos del Partido Popular, obtuvo en las pasadas elecciones.

Este escenario está empezando a general grandes tensiones en el ámbito político y, también, entre los ciudadanos, que vemos como la nave del Estado navega con una tripulación provisional.

Por hoy, querido amigo imaginario, no tengo nada más que contarte. Aunque este asunto de los posibles pactos, todavía podrá ocupar, me temo, gran parte de mi próxima crónica epistolar.    

Un fuerte abrazo.
Robert   


27  enero 2016


Amigo imaginario:

Hoy, aunque en el actual escenario político los actores continúan deambulando sin saber qué papel van a representar -protagonista o secundario-, y la incertidumbre sigue sobrevolando el panorama político de este país llamado España, leo en la prensa (La Voz de Galicia) un titular que, aunque escandaloso, preocupante y, sobre todo, vergonzoso, no creo que le haya sorprendido a nadie: ‘Caen una veintena de cargos del PP en el mayor golpe a la corrupción en Valencia’. Así las cosas, el Partido Popular de la Comunidad Valenciana procedió a la apertura de expedientes a todos los detenidos e investigados -ya que ahora no se les puede llamar imputados-, y a la suspensión cautelar de militancia.

Como creo haberte comentado en otra ocasión, la Comunidad Valenciana, desde hace algunos años, es lo más parecido a la cueva de Alí Babá. Más de un centenar de altos cargos, así como dos expresidentes de la Generalitat Valenciana, se han visto envueltos en casos de corrupción:

Caso Nóos (también conocido como ‘Operación Babel’): están procesados la infanta Cristina de Borbón y su marido Iñaki Urdangarin. 

Caso Emarsa (Entidad Metropolitana de Aguas Residuales): destapado un fraude de unos 24 millones de euros.

Caso Gürtel: red que obtenía beneficios de adjudicaciones públicas.

Caso Cooperación: desvío de fondos destinados a proyectos de cooperación al desarrollo en Nicaragua.

Caso Brugal: irregularidades urbanísticas en Alicante.

Caso Valmor: irregularidades en la contratación y gestión del Gran Premio de Fórmula 1.

Caso Fabra: fraude de cerca de 700.000 euros a Hacienda, además de la construcción del célebre aeropuerto -sin aviones- de Castellón.

Por todo ello, amigo mío, me temo que la imagen que de España puedan tener en el exterior, es la de un país en el que la corrupción -¡qué vergüenza!- se ha apoderado del ámbito político-empresarial como seña de identidad. Nosotros sabemos, sin embargo, que no todos los políticos son corruptos, ni la podredumbre llega a contaminar la mayor parte del tejido empresarial. Pero los casos detectados -que son un escándalo en sí mismos- nos indican que la corrupción se instala, con mayor facilidad, donde existe una desmesurada ambición de poder.

Concluyo, querido amigo, con dos reflexiones personales, domésticas, de andar por casa. Primera: la renuncia de Mariano Rajoy a ser investido como presidente del Gobierno, por falta de apoyos, declinando el encargo del jefe del Estado, fue calificada por la mayoría de articulistas y analistas políticos, de jugada maestra. Y añadían, además, que procedió correctamente. Pues, sintiéndolo mucho -o sin sentirlo, ¡qué coño!-, tengo que manifestar mi total desacuerdo. Con su actitud, más propia de un tahúr del Misisipi que de un político responsable, únicamente pretende desgastar al adversario, o adversarios, en lugar de arrimar el hombro para intentar superar la actual inestabilidad del país. Con la desfachatez, añadida, de emplazar al rey a que lo proponga más adelante... “Ahora no me va bien, Majestad”. Lo que quiere decir, paciente amigo, que, como ya sabemos sobradamente, siempre prevalece el interés personal y partidista sobre el interés general del país y de los ciudadanos. ¡Caiga quién caiga! ¡Puff!

Y segunda: es cierto que el Partido Popular, con algo más de 7 millones de votos obtenidos en las pasadas elecciones del 20 de diciembre de 2015, ha sido la fuerza más votada. Eso es incuestionable. Pero no es menos cierto, que hubo cerca de 17 millones de ciudadanos que votaron a otras formaciones políticas. Entre ellas, por número de votos, destacan: Partido Socialista, Podemos y Ciudadanos. Y, como te decía en mi carta del pasado día 27 de este mes de enero, los posibles -aunque improbables- pactos, no acaban de materializarse. No debe de extrañarnos, por otra parte, ya que después de los insultos de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy, así como del “Váyase señor Rajoy”; y, del mismo modo, el “¡tic tac!, ¡tic tac!”, de Pablo Iglesias, francamente, no veo probables alianzas. Pero, claro, ya se sabe, en política todo vale. Y por conseguir el poder, la hegemonía, son capaces de cualquier cosa. Incluso de negar lo innegable, manifestando que se les ha malinterpretado. ¡Joder, qué tropa! La cuestión es, querido amigo, que también los nuevos actores están ávidos de protagonismo, motivo más que suficiente para que yo desconfíe de todos ellos. Porque, reconozcámoslo, entre pillos anda el juego.

Mientras tanto, continuamos navegando con el piloto automático. Esperemos que, más pronto que tarde, se acabe esta incierta travesía del desierto.

Un abrazo.
Robert 


26  febrero 2016


Amigo imaginario:

El actual panorama político en este país llamado España, continúa ocupando las portadas y páginas de opinión de los periódicos -amén de las tertulias en radio y televisión, naturalmente-, y preocupando a los sufridos, decepcionados y escépticos ciudadanos. Pero hoy, permíteme que en esta crónica epistolar me ocupe de la política más doméstica -de provincias, como dirían en la capital del Reino-, que, sin embargo, ha tenido cierta resonancia a nivel nacional.

El pasado día 22 de este mes, en un pleno municipal muy controvertido, en la ciudad de Pontevedra declararon persona non grata a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funcionesEn ese pleno, 17 de los 25 concejales votaron a favor de la moción presentada por el Partido Socialista de Galicia y la Marea de Pontevedra, con la adhesión del alcalde de esta ciudad, Miguel Anxo Fernández Lores, del Bloque Nacionalista Galego. El público asistente, muy numeroso, se mostró, mayoritariamente, contrario a esa declaración.

En mi opinión, el señor Fernández Lores -que tiene todo mi respeto y admiración por haber hecho de Pontevedra una ciudad habitable, no contaminante y saludable, que ha merecido el reconocimiento internacional- se ha equivocado al apoyar dicha moción. Y digo esto porque, como alcalde, representa a todos los pontevedreses. ¡A todos!  A los que están a favor y a los que no lo están. Y por respeto a todos ellos, considero que no tendría que haberse posicionado.

No dudo que tenga sobradas y argumentadas razones para estar molesto e indignado, habida cuenta que, según ha manifestado el propio alcalde, el señor Rajoy en ningún momento se puso en contacto con él. Lo que, sin duda, no habría sucedido si se tratara de un alcalde del Partido Popular.

Todo esto tiene su origen, querido amigo, en la decisión unilateral del Ejecutivo en funciones de otorgar a la fábrica de celulosas (Ence), instalada en 1958 en la margen izquierda de la ría de Pontevedra, una prórroga de explotación hasta el año 2073, a pesar de que la legislación aprobada en España en 1988 decretaba que la citada empresa debía abandonar, irremisiblemente, la parcela costera en 2018.

Por otra parte, según he podido leer en una carta firmada por Raúl Pillado Lista (publicada en el diario La Voz de Galicia de hoy, en la sección ‘Cartas al Director’), en los años 2008 y 2009, Alberto Núñez Feijoo (actual presidente de la Xunta de Galicia) hizo suyo el compromiso de trasladar la citada factoría, incluyéndolo en su programa electoral, llegando a decir: “No vamos a mantener a Ence en la ría. No vamos a decir una cosa y hacer otra”. Sin embargo, paciente amigo, obviando sus duras críticas de entonces a los nocivos efectos medioambientales de la fábrica en aquel entorno natural, ahora otorga el visto bueno a la citada prórroga de explotación.

En los años 60 del siglo pasado, cuando hice el Servicio Militar, uno de mis destinos fue la Escuela Naval Militar de Marín, y recuerdo -¡cómo olvidarlo!- aquel olor nauseabundo, invadiéndolo todo -mañana, tarde y noche-, que tenía su origen en las emisiones contaminantes de la fábrica de celulosas (Ence) cuando soplaba el viento del Nordeste. Nauseas, dolor de cabeza, inapetencia, malestar general... Era insoportable. Un verdadero asco. En la actualidad, sin embargo, para adaptarse a las exigencias de la vigente legislación medioambiental, hemos de reconocer que la empresa ha hecho inversiones importantes en ese sentido. Pero, aunque en menor medida, los nocivos vertidos y emisiones continúan contaminando el ambiente y la ría de Pontevedra.

Ahora bien. Hay un argumento con el que el Gobierno en funciones justifica la prórroga de actividad de Ence: mantener los puestos de trabajo, directos e indirectos. Muchas familias dependen de ello. Y en los tiempos que corren, esta realidad es  incuestionable.

Como colofón a esta crónica epistolar, estimado amigo, quiero dejar constancia de un extenso y muy ilustrativo artículo de Víctor F. Freixanes, escrito en gallego y publicado en La Voz de Galicia el día 21 de este mes de febrero. Lo transcribo traducido al castellano:

“De mi infancia pontevedresa hay dos cosas que recuerdo con especial significación: la aparición del primer televisor en un escaparate de electrodomésticos de la calle Michelena, en los primeros años 60, y como era la ría antes de la Celulosa. De los primeros televisores en los cafés recuerdo las tardes de domingo en las mesas del Moderno, acompañado de mis padres. De la luz de la ría recuerdo la playa de las Cocheiras y a mi madre llevándonos de la mano por el arenal, a mi hermano y a mí, hacia la punta de Placeres, donde Montero Ríos ordenara construir a principios de siglo una residencia de invitados, luego Gran Hotel, con el que pretendía hacer la competencia al Gran Hotel de A Toxa. Aquel proyecto de hotel acabó siendo, más tarde, colegio interno de señoritas distinguidas. El desastre ecológico de la ría vino marcado por dos instalaciones: la factoría de Tafisa, en Monteporreiro, que quemó todos los fondos marinos, al tiempo que se llevó por delante dos pequeñas islas que había enfrente de la antigua junquera, y la factoría Ence. La primera ya no está, lo que quizá permita la recuperación de una parte importante del patrimonio natural pontevedrés. La segunda, que parecía tener los días contados, acaba de recibir del Gobierno en funciones del presidente Rajoy una prórroga unilateral de explotación nada menos que por otros 60 años, hasta el 2073.

En los primeros años del siglo pasado, la orilla de Lourizán podía considerarse una milla de oro de la época. Al abrigo de la residencia del político gallego acudían entonces a esta orilla de la ría académicos como Manuel del Palacio, gente ilustre del teatro como José Echegaray (Premio Nobel de Literatura en 1904), la actriz María Guerrero, o el periodista y político Alfredo Vicenti... Era la Pontevedra del marqués de Riestra y la Restauración, los trabajos de Perfecto Feijoo y Casto Sampedro, la Sociedad Arqueológica, las Femeninas de Valle-Inclán, el álbum Nos de Castelao, los estudios de folclore que promovía Emilia Pardo Bazán... La playa de Cocheiras era un enorme arenal que se extendía de Mollabao a Estribela, con uno de los asentamientos de marisco más ricos que se recuerdan. Por ello resulta sorprendente la decisión del Gobierno. No es la primera vez que, aprovechando el período en funciones, se toman decisiones de este tipo. El argumento es conocido: puestos de trabajo, explotación económica de la industria de la madera (eucaliptos sobre todo). ¿A beneficio de quién? ¿Alguien puso sobre la mesa otras posibilidades para el desarrollo estratégico de la zona? Las hay. Pero nadie nos dio opción a discutirlas, cuestión a la que la ciudadanía tiene derecho, más allá de decisiones unilaterales. ¿Podemos imaginar la ría de otra manera: explotación turística y residencial, explotación marisquera, recuperación de recursos naturales, usos públicos...? Podemos. Pero nadie nos da esa opción, repito, ni siquiera para discutirla, o para someterla a la opinión de los pontevedreses. Cuando llegaba la época de los maios, los niños cantábamos coplas como esta: Pontevedra é boa vila / dá de cheirar a quen pasa / a Celulosa na ría / e o peixe podre na praza. En estas seguimos”.

Bueno, querido amigo, poco o nada puedo añadir. Únicamente, mostrar mi enérgico rechazo a que un Gobierno en funciones tenga potestad para tomar ciertas iniciativas -¡ordeno y mando!- sin contar con los ciudadanos. Así nos va.
En lo que se refiere a la declaración de persona non grata, desengañémonos, sólo tiene valor anecdótico-testimonial. Pasada una semana, se olvidará. Que nadie piense otra cosa.

Un fuerte abrazo.
    Robert   


30  abril 2016


Amigo imaginario:

Hace algo más de dos meses que no te escribo. Y en todo este tiempo, en lo que al panorama político se refiere, continuamos con un Gobierno en funciones. No han sido capaces de lograr acuerdos para integrar una coalición sólida que permitiera formar un Ejecutivo estable. De manera que, después de una tercera ronda de consultas convocada por el rey, estamos a las puertas de acudir de nuevo a las urnas el próximo 26  de junio. Y vuelta a empezar. Porque, me temo, los actores van a ser los mismos, interpretando el mismo papel. Estamos atrapados en un bucle sin fin, y acabaremos todos mareados, decepcionados, hastiados y muy cabreados. Es decir, con ganas de mandar todo a hacer puñetas. Porque nosotros, como ciudadanos, hemos cumplido con nuestra obligación yendo a votar, y maldita la gracia que nos hace tener que repetir la jugada. Ellos, sin embargo, no han hecho los deberes. O los han hecho mal, y a propósito. Y eso merecería un castigo. Porque unas nuevas elecciones, campaña electoral incluida, supone otro desembolso importante -¡indecente!-, una sangría para las arcas públicas. Y, también, para nuestros maltrechos bolsillos. Los ciudadanos de a pie, ¡como siempre!, seguiremos pagando los sueldos -¡y los errores!- de toda esta fauna política. De los que están y de los que vendrán. Se dice que de los errores siempre se aprende, y estoy de acuerdo con esa afirmación. Pero es condición sine qua non reconocerlos. De lo contrario, no habremos aprendido nada y volveremos a cometerlos. Y ahí lo dejo.

Por lo demás, amigo mío, las cosas poco han cambiado: continúan saliendo a la luz nuevos casos de corrupción... Más de lo mismo, pero con nuevos personajes. ¡Joder, qué tropa! Y, por si no tuviéramos bastante, ahora se han descubierto los denominados papeles de Panamá (anteriormente, en enero de 2013, fueron los papeles de Bárcenas) -¡Coño! Este país ya parece una papelería. O, tal vez, una papelera-, relacionados con evasión de capitales, en los que aparecen empresas ficticias a nombre de personajes de la política, del cine y de la televisión, cantantes, deportistas... El abanico es tan amplio, que más parece un paipay filipino. Aquí no se salva nadie. Y mientras tanto, en España -¡una gran nación!-, una nave sin rumbo, tenemos cuatro millones de parados forzosos. Pero parece que, para nuestros gobernantes, se trata de un problema menor.

Así las cosas, paciente amigo, concluyo diciendo que, a la vista de esta fugaz y estrafalaria legislatura, los líderes de las formaciones más representativas no han sabido gestionar los votos que les otorgaron los ciudadanos. Y esa incapacidad puede volver a producirse. ¡Dios nos coja confesados! Porque arrepentidos -y mucho- ya estamos.

Un fuerte abrazo.
    Robert
             

                                                                                    17 junio 2016


Amigo imaginario:

El pasado lunes día 13 de este mes, tuvo lugar el esperado debate a cuatro: Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Como todos sospechábamos, fue un debate tedioso e insustancial. La misma trama argumental del debate anterior -en el que se habían enfrentado Mariano Rajoy y Pedro Sánchez-, las mismas preguntas sin respuestas convincentes, las mismas descalificaciones -menos mal que en esta ocasión no hubo insultos-, los mismos y reiterativos datos sobre el empleo (temporalidad y precariedad, a pesar del inútil empecinamiento de Rajoy en demostrar lo contrario). Más de lo mismo.

La conclusión a la que he llegado -y presumo que, también, una abultada mayoría de los ciudadanos de este país-, es que continuamos sin vislumbrar un líder capaz de desbloquear la situación de provisionalidad, de atasco político, en la que nos encontramos, y en la que, probablemente, me temo que vamos a continuar si no se produce un pacto, serio y responsable, que facilite la gobernabilidad de España.

Todavía queda una semana de campaña electoral, y los líderes de los cuatro principales partidos continúan de gira artística, actuando a lo largo y ancho del suelo patrio, haciendo promesas que ellos saben, igual que nosotros, que no podrán cumplir. Y, también, cómo no, descalificando al rival. Todo un clásico en los mítines de las campañas electorales. Y así, mitin tras mitin, campaña tras campaña, oyendo las mismas frases, las mismas divagaciones... ¡Las mismas tomaduras de pelo.

El próximo día 26 de este mes de junio, por segunda vez en seis meses, tenemos una nueva cita con las urnas; y los buzones de nuestros domicilios, al borde de la indigestión, reciben estos días propaganda electoral de las principales formaciones políticas del país. Un gasto innecesario, que sale de nuestros bolsillos. Ya tenemos en nuestras casas la información que (no) necesitábamos: cartas personalizadas, folletos informativos, papeletas y sobres. Todas las facilidades para que, sobre en mano, nos acerquemos a la mesa electoral del colegio de nuestro distrito y votemos libremente. Pero yo me pregunto, querido amigo, si alguno de ellos merece nuestro voto.

Un fuerte abrazo.
Robert


28 junio 2016


Amigo imaginario:

El pasado día 23 de este mes de junio, para sorpresa de propios y extraños, pues todas las encuestas apuntaban lo contrario, el Reino Unido votó a favor del ‘brexit’. Es decir, salir de la Unión Europea. Así las cosas, inevitablemente, volverán las fronteras. De nuevo se coarta la libertad de movimientos y, probablemente, también la interculturalidad. Así, los españoles que estudian o trabajan en el Reino Unido, o que se han establecido allí con sus negocios, hasta ahora eran ciudadanos europeos; pero a partir de ahora, lamentablemente, serán considerados inmigrantes. Es la triste realidad. La xenofobia continúa estando muy presente en Inglaterra. Esta ruptura tendrá serias y preocupantes consecuencias, sin duda. Sobre todo económicas: en el Reino Unido y en toda la Unión Europea. Pero todavía es pronto para evaluar los efectos de la secesión, porque el proceso será largo -muy largo-, laborioso y complejo. Te mantendré informado.

Anteayer tuvimos una nueva cita con las urnas: elecciones generales. Ayer, por tanto, aquí en España, volvió a ser el día después. Y los resultados, como era previsible, indican claramente que es condición sine qua non, ahora más que nunca, que haya acuerdos responsables que garanticen la gobernabilidad. Me temo, sin embargo, que lograr los pactos necesarios no será tarea fácil. Si no consiguen ponerse de acuerdo, el actor principal del partido más votado tendría que gobernar en minoría. Y ese sería un escenario poco deseable. Permaneceremos atentos a cómo gestionan los votos que les otorgaron los ciudadanos.

Los escaños conseguidos por las cuatro formaciones más representativas de nuestro actual panorama político, fueron los siguientes: Partido Popular (137), Partido Socialista (85), Unidos Podemos (71) y Ciudadanos (32). A la vista de estos resultados, queda demostrado que, incomprensiblemente, la corrupción, las conversaciones conspirativas grabadas en el despacho de un ministro, las mentiras y manipulaciones, no impidieron que 8 millones de ciudadanos hayan votado al Partido Popular. ¿Ha sido el voto del miedo? Probablemente. Pues los populares, con deliberada insistencia durante toda la campaña, no cesaron de enviar mensajes subliminales sobre el peligro que supondría dejarse seducir por experimentos. Así denominaban a las otras formaciones políticas con sus quiméricas propuestas. Aunque, en honor a la verdad, la charlatanería -con rotundas y puntuales elevaciones de voz, ¡in crescendo!, demandando el aplauso fácil- ha sido la tónica general.

En cualquier caso, amigo mío, es incuestionable que el PP ha sido el partido más votado. Pero, aunque me tildes de reiterativo, eso no quiere decir que les haya votado la mayoría de los españoles. Pues, si bien es cierto que obtuvieron cerca de 8 millones de votos, la suma de los votos obtenidos por los demás partidos se eleva a 15 millones. No lo olvidemos.

Como puedes comprobar, la situación es parecida a la de hace seis meses. La diferencia, votos aparte, es que el señor Rajoy -ahora, con un mayor número de escaños- está dispuesto a negociar con las distintas formaciones. ¿Por qué no lo hizo después del 20D? Hemos desperdiciado seis meses, y despilfarrado, inútilmente, dinero público. Continuamos siendo la España de charanga y pandereta a la que se refería Antonio Machado en su poema El mañana efímero. ¡Qué vergüenza!

Un fuerte abrazo. 
Robert

               

15 julio 2016


Amigo imaginario:

Te decía en mi carta anterior, que, si bien es cierto que el PP fue el partido más votado, no es menos cierto que la mayoría de los ciudadanos se decantaron por otras formaciones políticas. Dicho así, la relevancia es relativa. Pero si decimos que siete de cada diez ciudadanos no votaron al Partido Popular, la relevancia es notable y abrumadora. Y esto es muy significativo. Por ello, siendo objetivos, podemos establecer que el PP fue el partido minoritario más votado. Y esa es la única realidad.

Esta semana, Mariano Rajoy mantuvo una ronda de contactos con las formaciones más representativas, en un intento de lograr los apoyos necesarios que le permitan ser investido como presidente del Gobierno. No lo tiene fácil, ciertamente. Había que saber, sin embargo, si en esta vía de diálogo él está dispuesto a hacer algunas concesiones. Es decir, si está decidido a renunciar a alguna de sus exigencias para conseguir formar un Gobierno que, del mismo modo que el equilibrio en los cuerpos sólidos, puede ser estable, inestable o indiferente.

Un Gobierno estable, que es lo que deseamos los ciudadanos, y lo que necesita España, sería muy tranquilizador. Un Gobierno inestable, sería preocupante. Pero un Gobierno indiferente, sería una buena razón para preparar la maleta e irse a vivir a una isla deshabitada, en la que uno pueda adoptar libremente si quiere observar una vida estable (una vida razonablemente ordenada), inestable (viviendo en permanente desorden) o indiferente (echándose directamente a la bartola). Y aquí paz y después gloria.

Esto no tiene buena pinta, amigo mío, porque el Partido Socialista, a día de hoy -según manifestó Pedro Sánchez-, tiene decidido votar no a la candidatura de Mariano Rajoy, lo que impediría su investidura. Ciudadanos, por su parte, manifiesta que estaría en disposición de facilitar dicha investidura. Y, Unidos Podemos, el tercero en discordia, tampoco apoyará la investidura de Rajoy, pero le tiende la mano al Partido Socialista para formar una coalición de izquierdas que supere en escaños al Partido Popular.

Así las cosas, entre dimes y diretes, sin un acuerdo a la vista, nos veremos abocados a unas terceras elecciones. ¡Qué ya son ganas de jod...! Y, si se confirma el refrán: ‘A la tercera va la vencida’, es muy probable que Mariano Rajoy logre una mayoría suficiente que le permita repetir como presidente del Gobierno. Recordemos que él consiguió llegar a la Moncloa al tercer intento. Y puede volver a ocurrir. Pues, como dijo nuestro Nobel de Iria Flavia, en su discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias (1987),’En España, el que resiste, gana’.

El señor Rajoy, al objeto de tener una mayoría (222 escaños) que le permitiera gobernar con autoridad, pretendía formar una coalición solvente con el Partido Socialista. Sin embargo, la fusión de ambos partidos, más pronto que tarde, acabaría con los señores Rajoy y Sánchez tirándose los trastos a la cabeza. Y eso sería enturbiar, todavía más, el actual panorama político de nuestro país. 

Por todo ello, querido amigo, a la vista de la actitud de los contendientes en la ronda de contactos, tal vez lo más razonable, considero yo -y nunca pensé que llegaría a decir esto-, sería que el Partido Socialista facilitase la investidura de Mariano Rajoy, situándose como eficaz partido de la oposición. Esa experiencia, que considero indispensable, le reportaría a Pedro Sánchez el bagaje político del que carece actualmente, lo que en el futuro le permitiría optar, con ciertas garantías, a la presidencia del Gobierno.

No sé cómo acabará este esperpéntico desaguisado. ¡No tengo ni puñetera idea! Pero, a corto plazo, la meteorología política no presenta un cariz bonancible. Más bien borrascoso, diría yo. Y por si no tuviéramos bastante con dos elecciones generales en seis meses -y ya veremos...-, el próximo mes de octubre -¡dale que dale al pandero!-, elecciones autonómicas en esta Galicia en la que, como decía Castelao, el pueblo sólo es soberano el día de las elecciones.

Te seguiré informando de todo lo que acontezca. Mientras tanto, paciente amigo, disfruta del fin de semana.

Un fuerte abrazo. 
Robert

                 
                                                                               30 julio 2016                                                                                                                       
Amigo imaginario:

Continuamos atrapados en el mismo bucle, en la misma incertidumbre y en el mismo aburrimiento. Esta situación, más que insoportable, es desesperante. Mariano Rajoy, presidente en funciones, por fin aceptó la designación del rey para intentar formar Gobierno, sometiéndose a la sesión de investidura. Sin embargo, como yo esperaba, me imaginaba y sospechaba -porque a estas alturas de la vida uno ya conoce el percal-, el señor Rajoy continúa instalado en la ambigüedad. Porque el sí que le ha dado al jefe del Estado, hay que interpretarlo como un sí, pero... Pues ha dicho que únicamente se someterá a la investidura si cuenta de antemano con los apoyos necesarios. Es decir, más de lo mismo.

Por todo ello, amigo mío, transcribo a continuación el artículo ‘La estufa de la investidura’, que lleva la firma del periodista Ernesto Sánchez Pombo, publicado en La Voz de Galicia (27.07.2016), que expresa con claridad meridiana la realidad de la situación que nos ocupa y preocupa.

“Estamos muertos de calor, nos ofrecen una estufa y la compramos. En pleno verano. Pero es que somos irreflexivos y nos convencen con facilidad; nos cuentan una milonga y la aceptamos sin pararnos a razonar.

En pleno bochorno, nos están vendiendo la estufa de la investidura con unos argumentos que no resisten la mínima reflexión. El presidente en funciones no está dispuesto a ir al Parlamento, nos dicen, si no cuenta de antemano con los apoyos que lo eleven a su añorado cargo. Y es que las sesiones de investidura no se hicieron para llegar y ser elegido, aplaudido y felicitado, sino para que el candidato con su programa pueda poner al número suficiente de diputados a su favor. Para eso están, para exponer sus líneas de trabajo, para convencer y para demostrar un liderazgo que haga que la Cámara se rinda a sus encantos. Al Parlamento hay que ir a que te invistan, aunque para ello también te embistan; porque lo importante es el resultado final.

Puede que por aburrimiento o porque es su forma de hacer, quien tiene la responsabilidad de formar Gobierno porque para eso fue el más votado, ha delegado tal quehacer en los demás líderes, medios de comunicación, empresarios y ciudadanía en general, mientras intenta convencernos de que sólo se presentará en sociedad con la garantía de resultar ganador. Porque entiende que las investiduras se tejen en los despachos, sin luz ni taquígrafos, y no en el Parlamento.

Y nosotros nos lo creemos, como creemos al embaucador que en los calurosos días de finales de julio nos vende una estufa último modelo. Y se la compramos sin pararnos a pensar que nos vamos a abrasar. Como con la investidura”.

Como puedes ver, paciente amigo, se puede decir más alto, pero no más claro. Este artículo periodístico, pone en solfa todo aquello que pensamos los ciudadanos respecto a las sesiones de investidura y sus entresijos -o entretelas- (por aquello del percal), pero que no sabríamos expresar, con palabras tan claras y concisas, la interinidad de una realidad política que nos desconcierta. Así, ahora más que nunca, entiendo aquello de que los gallegos nunca sabes si van o vienen, si suben o bajan... El mejor ejemplo, Mariano Rajoy, presidente en funciones del Gobierno de España.

Un fuerte abrazo. 
Robert 
                                                                                 
                                                                                  
  
23 agosto 2016


Amigo imaginario:

El próximo día 30 de este mes de agosto, Mariano Rajoy, presidente en funciones del Gobierno de España, se someterá -¡al fin!- a la sesión de investidura. Si fracasa en el intento, tendremos nuevas elecciones generales el día 25 de diciembre. Es decir, el día de Navidad. ¡Y lo anunciaron sin pestañear!

Al día siguiente, leí un artículo del politólogo Xosé Luís Barreiro Rivas (La Voz de Galicia, 20 de agosto de 2016), del que reproduzco los dos últimos párrafos:

“Porque los laicos, que creen en el inevitable colapso de las supersticiones cristianas, estarán encantados de que la estrella de Belén, verso suelto del Big Bang, se pose este año sobre su colegio electoral. Y los cristianos, que también queremos un Estado laico, siempre hemos compartido ambos mundos, y nos sobra tiempo, desde el día 24, para escuchar el Oratorio de Navidad de Bach, hacer compras, preparar cenas, compartir la alegría del Nacimiento, asistir a la misa del gallo, votar y ver El cielo puede esperar antes de las 20 horas del día 25 .

Después, ya se sabe: rumiar las encuestas de las ocho, decir cuatro lugares comunes, y, frisando las once, constatar la tercera victoria del PP -corregida y aumentada- y la dimisión de Sánchez en directo. No está mal para Navidad. Y a mí, a fuer de sincero, ya me tarda”.

Como puedes ver en este artículo, el señor Barreiro Rivas se las promete muy felices para los días de Nochebuena y Navidad, con un programa lúdico-religioso de lo más apetecible. Sin embargo, querido amigo, no se ha parado a pensar en aquellos que, por haber sido designados para formar parte de una mesa electoral, no podrán estar con sus familias en fechas tan señaladas. No podrán prolongar la cena familiar con una amena y distendida sobremesa, porque tendrán que madrugar para presentarse en el colegio electoral  correspondiente. Tampoco podrán disfrutar de la comida de Navidad, porque las votaciones los mantendrán ocupados desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche, exceptuando una hora, de la que dispondrán para desplazarse a su domicilio, comer frugalmente, y regresar al colegio. Y, del mismo modo, tampoco aquellos funcionarios que han de velar por el buen funcionamiento de la maquinaria de todo el proceso electoral. Excuso decirte, los que residen y están empadronados en otra ciudad o en otra comunidad autónoma, cuyos planes de pasar las fiestas navideñas con sus familiares más entrañables -padres y abuelos- en sus ciudades de origen, se verán absolutamente desbaratados. Y es que nuestros gobernantes, paciente amigo, aun estando en funciones, continúan manejando los hilos con los que controlan nuestras rentas, nuestro patrimonio y, ahora también, nuestra vida familiar. Y nosotros lo consentimos, seguimos tragando quina, y les votamos. ¿Hasta dónde llegará nuestra paciencia?

En otro orden de cosas, convendrás conmigo en que en la política de los últimos años, el cromatismo ideológico se ha ido desvaneciendo en las nieblas del tiempo. Tal vez mi daltonismo sea el responsable de esta apreciación. Sin embargo, considero que en esa nebulosa estacional, los conceptos: derecha, centro e izquierda, ya no son más que apelativos sin contenido, que perdieron su esencia y, en cierto modo, su razón de ser. Ya nada es lo qué fue.

Como tú sabes, nunca he militado en ninguna formación política. También, en más de una ocasión, te manifesté que mi Norte político ha sido Adolfo Suárez, con sus luces y sombras, que de todo hubo. A partir de ahí, sobre todo en los últimos tiempos, mi desconfianza en nuestros políticos ha ido in crescendo. Porque, no nos engañemos, los noveles aspirantes a gobernarnos, que irrumpieron en el panorama político de esta piel de toro que tenemos como país, desde mi ignorancia, los calificaría como políticos de opereta, por su ambigua y dispersa actitud. También por las luchas internas que se entablan en sus respectivos partidos, porque todos quieren optar a su cuota de poder. Y, visto lo visto hasta ahora -que no es moco de pavo-, hemos de asumir la evidencia de que el poder corrompe. ¡Y de qué manera!

No quiero decir, sin embargo, que las jóvenes promesas carezcan de aptitudes para asumir responsabilidades de Gobierno -aunque a todos ellos todavía les falta un hervor-, pero sus comportamientos se alejan mucho de lo que los ciudadanos esperamos de los líderes políticos que han de regir el destino de nuestro suelo patrio.

Mientras tanto, estimado amigo, tendremos que esperar al debate de investidura. Y, como dice el refrán: Si sale con barbas, San Antón; y si no, la Purísima Concepción.

Un fuerte abrazo.
   Robert 







26 septiembre 2016


Amigo imaginario:

Aunque en mi carta del pasado 15 de julio, te decía que en el mes de Octubre habría elecciones autonómicas en Galicia, el Gobierno gallego decidió adelantarlas al 25 de septiembre, para hacerlas coincidir con las elecciones vascas. Así que ayer, los gallegos tuvimos una nueva cita con las urnas en este Fogar de Breogán, cuyos resultados fueron los siguientes:






Como puedes ver, el candidato del PP, Alberto Núñez Feijoo, aprobó cum laude en estas elecciones, y obtiene los mismos escaños que en las elecciones del año 2012. Pero hay un dato muy significativo en este resultado: los ciudadanos han votado al candidato, no al Partido Popular. Porque, no nos engañemos, la estrategia de minimizar las siglas del partido en la propaganda electoral -en un claro intento de desvincularse del escándalo de la corrupción, al que él es ajeno- fue un golpe de efecto magistral por el que hay que felicitar al ideólogo.

Por ello, amigo mío, al señor Núñez Feijoo hay que reconocerle todo el mérito de este resultado, que le otorga nuevamente la mayoría absoluta en el Parlamento de Galicia.

Así las cosas, esperemos que la nave, capitaneada por tercera vez consecutiva por el presidente electo, ponga rumbo a un futuro de progreso y bienestar para Galicia y sus ciudadanos.

Un fuerte abrazo.

   Robert  


                                                                                   


                                                                                      01 octubre 2016


Amigo imaginario:

Hoy, después de duras luchas internas en la sede del Partido Socialista, tras perder la votación en el Comité Federal -133 votos en contra y 107 a favor-, su secretario general, Pedro Sánchez, presentó la dimisión dos años y dos meses después de ser propuesto por la militancia. Que esto ocurriera era sólo cuestión de tiempo. Su reiterada negativa a facilitar la investidura de Mariano Rajoy, precipitó los acontecimientos. Aunque yo, en cierto modo, comprendo su empeño en el ‘no es no’, con el que ha demostrado coherencia con su forma de entender la política de partidos. Tal vez se haya empecinado excesivamente en impedir que Rajoy pudiera repetir como presidente del Gobierno. Tal vez, también, se haya excedido en los insultos y descalificaciones a su adversario en aquel primer debate televisivo: Mariano Rajoy versus Pedro Sánchez. Y aquello mereció mi más enérgica reprobación. Tal vez, cómo no, su actitud egocéntrica le haya pasado factura (IVA incluido). Sin embargo, desde hace algún tiempo, es público y notorio que en el Partido Socialista existen claras desavenencias internas, lo que evidencia unas preocupantes y poco saludables ‘intrigas palaciegas’. Así las cosas, querido amigo, una comisión gestora dirigirá el partido hasta el nombramiento de un nuevo secretario general.

En cualquier caso, el dimitido Pedro Sánchez, a pesar de su insuficiente bagaje político, probablemente fue el secretario general con una mejor formación académica dentro del Partido Socialista. Este es su currículum: Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, máster en Política Económica de la Unión Europea, máster en Integración Económica y Monetaria Europea, máster en Liderazgo Público. Habla inglés y francés.

Ahora, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en el Partido Popular se estarán frotando las manos. Pues, como dice el refrán: ‘A río revuelto, ganancia de pescadores’. Y es que, en situaciones confusas y desavenencias ajenas, siempre hay quienes obtienen beneficio de tales circunstancias. De manera que, no por mérito propio sino por demérito de su adversario, Mariano Rajoy puede tener el camino despejado para presidir, nuevamente, el Gobierno de España. O, tal vez, no. Ya veremos.

Un fuerte abrazo.
    Robert 



24 octubre 2016

Amigo imaginario:

¡Esto es demasiado! Por una parte, si tienes un depósito bancario, el rendimiento está muy próximo a cero. Pero si solicitas un préstamo, te clavan un pastón. Sin embargo, los bancos cierran sucursales y miles de empleados se quedan en la puñetera calle. Leyendo la prensa, me entero de que el Banco Popular-Pastor pretende cerrar trescientas oficinas, lo que supondría tres mil empleados menos.
Por otra, cuando se cumplen dos años de que tuvimos conocimiento del caso sangrante de las tarjetas Black de Caja Madrid y Bankia, los 65 imputados -con Miguel Blesa y Rodrigo Rato como actores principales- lo niegan todo. Pero los papeles cantan, sin desafinar, y en ellos aparecen cifras de verdadero escándalo. Viajes, un safari en África, comidas en restaurantes de lujo, compra de exclusivas botellas de vino cuyo importe ya marea sin haberlas bebido. Compras realizadas en supermercados por importes con los que se podría haber adquirido el establecimiento. Masajes filipinos, muebles, trajes a medida, lencería femenina, joyas, arte sacro... Un gasto de 12,5 millones de euros con cargo a las tarjetas opacas. Y los ciudadanos de a pie continuamos haciendo juegos malabares para poder llegar a fin de mes.
Ayer, domingo, el Comité Federal Socialista aprobó la decisión de abstenerse para facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. La votación arrojó el siguiente resultado: 196 votos a favor y 96 votos en contra. Lo que evidencia una clara división interna en el seno del Partido Socialista.
Mañana, martes, el rey iniciará la ronda de consultas con los líderes de las principales fuerzas políticas. Si Mariano Rajoy acepta presentarse al debate de investidura, es muy probable que este fin de semana ya tengamos presidente del Gobierno y conozcamos ya los nombres de los que asumirán las distintas carteras ministeriales.
Hemos de prepararnos para una legislatura complicada, con una oposición contundente, teniendo en cuenta que el señor Rajoy gobernará en minoría y no se lo van a poner fácil. Así las cosas, querido amigo, tendremos un otoño-invierno caliente. Muy caliente. Y no me refiero a la meteorología, precisamente, aunque de todo habrá.
Un fuerte abrazo.
  Robert 







03 noviembre 2016





Amigo imaginario:



Hoy, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, después de reunirse con el rey en el Palacio de la Zarzuela, ha dado a conocer los nombres de los ministros del nuevo Ejecutivo:


*Soraya Sáenz de Santamaría: vicepresidenta, ministra de la Presidencia y de Administraciones Territoriales.
*Alfonso Dastis Quecedo: ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación.
*Rafael Catalá Polo: ministro de Justicia.
*María Dolores de Cospedal García: ministra de Defensa.
*Cristóbal Montoro Romero: ministro de Hacienda y Función Pública.
*Juan Ignacio Zoido Álvarez: ministro del Interior.
*Íñigo de la Serna Hernaiz: ministro de Fomento.
*Íñigo Méndez de Vigo: ministro de Educación, Cultura y Deporte y portavoz del Gobierno.
*Fátima Báñez García: ministra de Empleo y Seguridad Social.
*Álvaro Nadal Belda: ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital
*Isabel García Tejerina: ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación y Medio Ambiente.
*Luis de Guindos Jurado: ministro de Economía, Industria y competitividad.
*Dolors Montserrat Montserrat: ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. 

Con esta formación, considerada por todos como continuista -que no sé si eso es bueno, malo, regular o preocupante-, comienza una nueva legislatura. No se esperan grandes cambios en las líneas de actuación, aunque hemos de permanecer muy atentos a los comportamientos y decisiones para poder emitir un argumentado juicio de valor. En cualquier caso, el proceso de gobernabilidad está en marcha -¡qué ya tocaba!-, y eso es lo importante.

Hay otra cuestión, amigo mío, que quiero comentarte. El Vaticano ha dado a conocer la Instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación. La citada Instrucción, en sus epígrafes 7 y 8, dice lo siguiente:

7. Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas, sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación.

8. En el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias, de acuerdo con la norma del derecho[16]

Es cierto que el católico creyente, aunque tenga algunas dudas razonables, debe obediencia a los mandatos de la Iglesia. Sin embargo, no siempre estamos dispuestos a acatar ciertas normas y directrices que dicta la jerarquía eclesiástica. Porque, en cierta medida, nuestra razón individual nos hace librepensadores.

La Iglesia católica tiene potestad -y, también, sus razones- para negar las exequias en sufragio del alma del difunto, pero no olvidemos que los creyentes disponemos de un medio infalible para comunicarnos con Dios: la oración. Y a través de ella, podemos suplicarle que acoja en su seno el alma inmortal de nuestros seres queridos, familiares o amigos, fallecidos. Lo que me lleva a considerar que no necesitamos intermediarios para hablar con Dios. 

Cada uno es muy libre de pensar lo qué quiera y cómo quiera, naturalmente. Esta es mi opinión al respecto, querido amigo, sin ánimo de ofender.

Un fuerte abrazo.

    Robert 



10 noviembre 2016

Amigo imaginario:
Contra todo pronóstico, Donald Trump será el nuevo presidente de Estados Unidos. Nadie lo esperaba, pues todas las encuestas daban como ganadora indiscutible a Hillary Clinton. Pero han triunfado el populismo y la demagogia.
Los ciudadanos norteamericanos -igual que ocurre en nuestro país- están muy indignados con una clase política a la que únicamente le preocupa la macroeconomía, sin reparar en la, cada vez mayor, desigualdad entre ricos y pobres. Así se comprende que la desesperación haya llevado a la ciudadanía a elegir al candidato republicano, Donald Trump, como presidente del país más poderoso del planeta. Han convencido sus discursos demagógicos preñados de mensajes y promesas que no se podrán cumplir.
A lo largo de la campaña electoral, el magnate que ocupará el despacho oval de la Casa Blanca fue desgranando una serie de frases provocadoras, algunas de las cuales las publicó ‘La Voz de Galicia’:

Sobre sí mismo: “Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a alguien, y sin embargo no perdería ningún votante”.
Sobre las mujeres: “Me atraen las mujeres bonitas. Es como un imán. Y cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras”.
Sobre los latinos: “Este es un país en el que hablamos inglés, no español”.
Sobre el ejército: “Quiero disponer del ejército más fuerte que hayamos tenido jamás. Lo necesitamos más que nunca”.
Sobre los mexicanos: “Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.
Sobre el Medio Ambiente: “El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para dañar a la industria estadounidense”.
Sobre los terroristas: “El ahogamiento simulado estaría bien, nosotros trabajamos con leyes y ellos no”.
Sobre la popularidad: “Da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito”.

Como puedes ver, querido amigo, mister Trump es un provocador nato. Un botarate, grosero, arrogante y presuntuoso. Un multimillonario con mucho poder, que siempre se permitió ciertas licencias de incontinencia verbal que todos aplaudían. Pero ahora, como presidente electo, tendrá que moderar su verborrea si no quiere convertirse en un mandatario grotesco y maleducado.
No comprendo, sin embargo, amigo mío, que un individuo con varias causas judiciales abiertas -algunas fuera de Estados Unidos-, y que se jacta de no haber pagado impuestos federales sobre la renta en los últimos quince o dieciocho años, pueda presentarse -y ser admitido- como candidato a la Casa Blanca.
Ahora, como meros espectadores, ya que no podemos hacer otra cosa, seguiremos la trayectoria de su gestión -presumo que aconsejado por el mejor equipo de asesores-, y la repercusión económica global que, inevitablemente, nos afectará a todos.
Bueno, paciente amigo, como dijo Barack Obama: “No importa lo que pase, el sol volverá a salir mañana y Estados Unidos seguirá siendo la nación más grande del mundo”.
Un fuerte abrazo.
   Robert 



26 noviembre 2016

Amigo imaginario:
En los últimos tiempos, la actualidad está siendo muy fértil en noticias. Y a dos de ellas, ambas luctuosas, me referiré en esta carta, por su relevancia mediática y, sobre todo, política.
La primera, el fallecimiento de Rita Barberá Nolla, que durante 24 años (entre 1991 y 2015) fue alcaldesa de Valencia (la tercera ciudad más grande de España), diputada por Valencia en las Cortes Valencianas (entre 1983 y 2015) y senadora por designación autonómica desde el 2015. Tenía 68 años, y el pasado miércoles, día 23, falleció en Madrid como consecuencia de un infarto de miocardio.
Rita Barberá era licenciada en ciencias políticas, económicas y empresariales por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Valencia, y en ciencias de la información, rama de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid. Estuvo afiliada a Alianza Popular/Partido Popular durante 40 años (entre1976  y 2016), de los que fue bastión incuestionable en el Levante español, viéndose obligada a darse de baja al estar investigada por un presunto delito de blanqueo de capitales.
En los últimos tiempos, debido a dicha investigación, estuvo sometida a una gran presión mediática, ciudadana y de su propio partido. También, naturalmente, a un asedio judicial importante. Definitivamente, con la prudencia y el respeto que se merece este lamentable suceso, podría aplicarse el conocido refrán: ‘Entre todos la mataron y ella sola se murió’.
La segunda noticia, amigo mío, se refiere al, también, fallecimiento de Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución cubana, a las 22:29  horas de ayer, 25 de noviembre, en La Habana, a los 90 años de edad. Con su muerte se cierran 60 años de historia desde que en 1956, procedente de México, desembarcó en Cuba con un grupo de rebeldes para impulsar la guerrilla que derrocaría, en 1959, al dictador Fulgencio Batista. Desde entonces, durante 47 años ininterrumpidos, Castro permaneció al  frente del régimen socialista en la isla caribeña hasta que en el 2006, por motivos de salud, tuvo que abandonar el poder. Su hermano, Raúl Castro, tomó el mando provisionalmente. Y dos años más tarde, en 2008, lo sucedió formalmente como presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros.
Fidel Castro, con sus luces y sombras, que las hubo -para unos, fue un dictador; para otros, un héroe- es incuestionable que fue uno de los más relevantes dirigentes políticos del siglo XX.
Como puedes suponer, querido amigo, para escribir sobre estos dos personajes tuve que documentarme convenientemente, habida cuenta de que desconocía algunos datos -principalmente fechas- relativos a la trayectoria personal y política de ambos.
En cuanto a sus controvertidas actuaciones -cada uno en su ámbito de poder, que no admite comparaciones-, no me corresponde a mí juzgarlos. Y no lo voy a hacer. La Justicia y la Historia lo harán por mí.
La mayoría de mis cartas, como tú sabes, querido amigo, pretenden reflejar, a modo de crónica, lo acontecido en un tiempo y lugar determinados de nuestra existencia. Y en esta línea espero poder continuar.
Como durante el mes de diciembre voy a colaborar en un proyecto que me mantendrá ocupado mucho tiempo, y no podré escribirte hasta el próximo año, quiero desearte unas muy felices fiestas de Navidad y un 2017 sin sobresaltos.
Un fuerte abrazo.



26 noviembre 2016

Amigo imaginario:
En los últimos tiempos, la actualidad está siendo muy fértil en noticias. Y a dos de ellas, ambas luctuosas, me referiré en esta carta, por su relevancia mediática y, sobre todo, política.
La primera, el fallecimiento de Rita Barberá Nolla, que durante 24 años (entre 1991 y 2015) fue alcaldesa de Valencia (la tercera ciudad más grande de España), diputada por Valencia en las Cortes Valencianas (entre 1983 y 2015) y senadora por designación autonómica desde el 2015. Tenía 68 años, y el pasado miércoles, día 23, falleció en Madrid como consecuencia de un infarto de miocardio.
Rita Barberá era licenciada en ciencias políticas, económicas y empresariales por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Valencia, y en ciencias de la información, rama de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid. Estuvo afiliada a Alianza Popular/Partido Popular durante 40 años (entre1976  y 2016), de los que fue bastión incuestionable en el Levante español, viéndose obligada a darse de baja al estar investigada por un presunto delito de blanqueo de capitales.
En los últimos tiempos, debido a dicha investigación, estuvo sometida a una gran presión mediática, ciudadana y de su propio partido. También, naturalmente, a un asedio judicial importante. Definitivamente, con la prudencia y el respeto que se merece este lamentable suceso, podría aplicarse el conocido refrán: ‘Entre todos la mataron y ella sola se murió’.
La segunda noticia, amigo mío, se refiere al, también, fallecimiento de Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución cubana, a las 22:29  horas de ayer, 25 de noviembre, en La Habana, a los 90 años de edad. Con su muerte se cierran 60 años de historia desde que en 1956, procedente de México, desembarcó en Cuba con un grupo de rebeldes para impulsar la guerrilla que derrocaría, en 1959, al dictador Fulgencio Batista. Desde entonces, durante 47 años ininterrumpidos, Castro permaneció al  frente del régimen socialista en la isla caribeña hasta que en el 2006, por motivos de salud, tuvo que abandonar el poder. Su hermano, Raúl Castro, tomó el mando provisionalmente. Y dos años más tarde, en 2008, lo sucedió formalmente como presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros.
Fidel Castro, con sus luces y sombras, que las hubo -para unos, fue un dictador; para otros, un héroe- es incuestionable que fue uno de los más relevantes dirigentes políticos del siglo XX.
Como puedes suponer, querido amigo, para escribir sobre estos dos personajes tuve que documentarme convenientemente, habida cuenta de que desconocía algunos datos -principalmente fechas- relativos a la trayectoria personal y política de ambos.
En cuanto a sus controvertidas actuaciones -cada uno en su ámbito de poder, que no admite comparaciones-, no me corresponde a mí juzgarlos. Y no lo voy a hacer. La Justicia y la Historia lo harán por mí.
La mayoría de mis cartas, como tú sabes, querido amigo, pretenden reflejar, a modo de crónica, lo acontecido en un tiempo y lugar determinados de nuestra existencia. Y en esta línea espero poder continuar.
Como durante el mes de diciembre voy a colaborar en un proyecto que me mantendrá ocupado mucho tiempo, y no podré escribirte hasta el próximo año, quiero desearte unas muy felices fiestas de Navidad y un 2017 sin sobresaltos.

Un fuerte abrazo. 
 Robert