Por Robert Newport
15 noviembre 2019
El efusivo abrazo de Pedro
Sánchez a Pablo Iglesias, ha sido de lo más enternecedor. ¡Que se besen, que se
besen! Quisimos exclamar, emocionados, los ciudadanos.
Fue un «noviazgo» tormentoso, y excesivamente largo, que nos abocó a unas nuevas elecciones generales (10N), lo que ha supuesto para las maltrechas arcas públicas —dinero de los contribuyentes—, un desembolso de 140 millones de euros.
No sabemos si esta sorprendentemente expedita alianza Sánchez-Iglesias —reconciliación interesada de un «matrimonio» de conveniencia—, será duradera o si, como los yogures, tendrá fecha de caducidad. Las evidentes discrepancias sobre asuntos de gran relevancia para la gobernabilidad de España —el independentismo en Cataluña, entre otras, continúa siendo la «piedra en el zapato» que condiciona la normal convivencia—, pueden ser escollos difícilmente salvables.
No obstante, como necesario y saludable ejercicio de confianza, hemos de concederles el beneficio de la duda. ¡Que vivan los novios!
Publicado en ‘Faro de Vigo (17.11.2019),
en la sección ‘Cartas al Director’