martes, 19 de marzo de 2019

Carnaval electoral



Por Robert Newport

17 marzo 2019



La política, esa ciencia infusa y difusa, continúa siendo un mercadeo en el que, por intereses personales y partidistas, sin el menor reparo, se pacta hasta con el «diablo», si con ello se logran los objetivos. La cuestión es conseguir el poder, la hegemonía. Y luego, donde dije digo, digo Diego. Y aquí paz y después gloria.



Sabemos que la alternancia en el poder forma parte de las reglas del juego democrático. Y eso, en principio, es saludable. Sin embargo, cuando en el pluralismo político irrumpe un partido ultraderechista, y consigue tener representación parlamentaria, hemos de considerar que su, más que probable, «toxicidad» puede llegar a contaminarlo todo. Lo que, sin duda, ha de ser motivo de alarma y preocupación. 



También observamos, hasta qué punto las campañas electorales tienen un marcado comportamiento carnavalesco. Los candidatos, con la sonrisa de oreja a oreja, prodigan efusivos abrazos y estrechan la mano a todo aquel que se ponga a tiro. Saludan, a diestro y siniestro, muy complacidos, derrochando fingida y engañosa simpatía. Y, en su embriaguez populista, saludan hasta a los maniquíes de los escaparates. Sin sonrojarse. Por ello, a los ciudadanos de a pie, que estamos hartos de tanto eufemismo, de tanto subterfugio y de tanta mentira —también, de tanta promesa incumplida—, ya no nos engañan. Lo dicho: ¡un carnaval!

 Publicado en ‘Faro de Vigo’ (18.03.2019), en ‘La Voz de Galicia’ (19.03.2019) y en ‘La Región’ (20.03.2019), en la sección ‘Cartas al Director’ 

domingo, 17 de marzo de 2019

Elecciones generales 28A





Por Robert Newport
10 abril 2019

Estamos a las puertas de unas nuevas elecciones generales (28A). Soportaremos mítines de amplio espectro cromático, con propuestas variopintas —todas ellas de corte electoralista, como siempre—, y leeremos las encuestas que, aunque son aproximaciones a los resultados definitivos, suelen ajustarse, razonablemente, a la realidad. Aunque no siempre, ciertamente.
De un tiempo a esta parte, para asombro y desconcierto de la ciudadanía, vemos cómo las ideologías se han ido desnaturalizando, adaptándose miméticamente a cada situación y circunstancia. Así vemos como algunos políticos oportunistas, a la vez que adoptan una personalidad poliédrica —facetas desconcertantes—, poseen un muy surtido «fondo de armario» que les permite «cambiar de chaqueta» con asombrosa facilidad. Por ello, cuando prevalece el interés particular —incluso el interés partidista—, frente al interés general, la estructura social se resiente y se colapsa. Asimismo, cada vez se hacen más evidentes las discrepancias internas en los partidos —marrulleras luchas intestinas—, en los que cada cual exige su cuota de poder.
 Así, ante esta preocupante situación, nos preguntamos: ¿cómo pretenden los jefes de filas —candidatos in pectore— gobernar nuestro suelo patrio, si son incapaces de poner orden en sus propias formaciones?


Publicado en ‘La Región’ (11.03.2019) y en ‘Faro de Vigo’ (14.03.2019), en la sección ‘Cartas al Director’