miércoles, 21 de junio de 2017

Plácido Castro del Río. El intelectual olvidado


Por Robert Newport
20 junio 2017


Quiero rendir mi pequeño homenaje a la memoria del que fue mi Teacher of English en el Instituto Laboral, don Plácido Castro, en el 50º aniversario de su fallecimiento, del que recuerdo, además de su ‘imponente’ presencia, los magníficos apuntes, a modo de libro de texto -ya que no existía tal-, que él mismo confeccionaba e ilustraba con escenas cotidianas, familiares y urbanas, que facilitaban la comprensión y el aprendizaje del léxico del idioma inglés.

Tuve el privilegio de haber sido uno de sus alumnos, y recuerdo que, cuando entraba en el aula portando su inseparable cartera de cuero portadocumentos -que dejaba posada en el suelo o sobre la mesa-, se sentaba y, siguiendo siempre la misma liturgia, sacaba de los bolsillos de la chaqueta dos paquetes de tabaco rubio, Chesterfield y Camel, cuyos cigarrillos, alternativa y compulsivamente, fumaba con fruición, uno tras otro, durante la hora que duraba la clase.

Es muy sorprendente, a la vez que lamentable, que la gran mayoría de sus alumnos sólo supiéramos que Plácido Castro, don Plácido, había vivido en Londres trabajando como locutor-redactor en la prestigiosa emisora de radio BBC. Es muy injusto que no tuviéramos conocimiento de su intensa trayectoria como periodista, publicista, músico, traductor, escritor, político... Y que por ese desconocimiento, no supiéramos valorarlo en toda su dimensión intelectual.

El 19 de mayo de 1996, La Voz de Galicia publicaba una entrevista a Susi Castro Sineiro, hija de nuestro profesor, que despertó mi curiosidad. La leí con sumo interés, incluso con ansiedad, descubriendo en cada palabra, en cada frase, la vida y obra de Plácido Ramón Castro del Río, que ese era su nombre completo. Asimismo, el 23 de enero de 2000, La Voz de Galicia publicó un reportaje en cuyo subtítulo decía: Esta semana se celebra o aniversario do nacemento de Plácido Castro, un galeguista “esquencido”.

Y así, a través de aquellos reportajes, tuve conocimiento de que don Plácido había nacido el 25 de enero de 1902, en Corcubión (A Coruña). Y que su padre, propietario de la empresa Carburos Metálicos de Cee, y vicecónsul de Noruega, Suecia y el Reino Unido, lo envió a estudiar a Glasgow, cuando tenía seis años de edad, donde se licenció en filología inglesa, y en 1930 se traslada a Londres. Desde la capital del Reino Unido, colaboró con los diarios Informaciones, de Madrid, y con El Pueblo Gallego, de Vigo, además de colaborar con la BBC.

En 1931, con la proclamación de la Segunda República, regresa a Galicia. Entra en las Irmandades da Fala en A Coruña, y en el Partido Galeguista. En 1935, en la IV asamblea de este partido, pasa a formar parte de su comité ejecutivo con Bóveda y Castelao, entre otros, y participa en la elaboración del Estatuto de Autonomía de Galicia.

En 1940, lo detienen y queda confinado en Muxía. Es juzgado y condenado a 15 años de inhabilitación, a alejarse 100 kilómetros, y a una multa de 25.000 pesetas.

En 1944, Plácido Castro se casa en Cambados con Jesusa Sineiro, y tienen cuatro hijos. Finalizando esos años 40, el director de la BBC, Mr. Hills, viaja a Galicia, y Del Riego, Paz Andrade, Carlos Maside, los hermanos Álvarez Blázquez y Plácido Castro fraguan una colaboración con la emisora londinense. Enterada la policía, decide detener a los que se habían reunido con Mr. Hills. Es entonces cuando don Plácido, con su esposa y sus cuatro hijos, se traslada a Coruxo, en Vigo, y allí participa en tertulias con Paco del Riego, Xaime Isla, Álvaro Cunqueiro, Otero Pedrayo... Pero, al poco tiempo, tiene que huir a Lisboa, donde reside su hermana. Desde allí, acompañado de su familia, decide volver a Londres, donde trabajará durante seis años como locutor-redactor de programas en gallego, español y portugués, en la BBC. También hacía crítica teatral en lengua inglesa, y enviaba colaboraciones periodísticas a O Jornal de Noticias, de Oporto, y a La Nación, de Buenos Aires.

En 1955, cumplidos los 15 años de inhabilitación, Plácido Castro y su familia regresan a Galicia, fijando su residencia en Cambados, e inicia el curso 1956-1957 en el Instituto Laboral de Vilagarcía de Arousa, como profesor de lengua inglesa.

El 17 de julio de 1967, pocas semanas después de entregar las notas de fin de curso a sus alumnos, Plácido Ramón Castro del Río fallece en Cambados a los 65 años de edad. In memoriam.




EPÍLOGO

Os viquingos de Catoira e o albariño de Cambados, nas súas orixes

En la citada edición de La Voz de Galicia (23 de enero de 2000), se podía leer el siguiente texto relativo a las celebraciones que dan título a este epílogo, en cuyo origen Plácido Castro tuvo un papel relevante:

‘A festa do albariño vai camiño dos 48 anos de idade. Case medio século no que este certame, que comezou sendo “una reunión de amigos”, pasou a se convertir “en una coincidencia entre nosotros, los indígenas, y turistas nacionales y extranjeros”. Fala así Plácido Castro, que desde Londres, en 1955, colaborou con Álvaro Cunqueiro e Celso Emilio Ferreiro na posta en marcha dun acto no que “rezuma el más exquisito líquido de nuestra tierra y el amor a Galicia”.

Creo que la primera a la que asistí fue la tercera”, explicaba Castro, xa de volta do exilio. Atopouna chea de xentes que pretendían saciar “su curiosidad, y humoristas diversos que quieren comer bien y divertirse mejor”.

Seis anos despois, o profesor de inglés no Instituto Laboral de Vilagarcía volveu deixar unha pegada festiva na comarca. Con Luis Bouza Brey e Máximo Sar impulsou unha viaxe no tempo ata os desembarcos viquingos en Catoira. O primeiro invasor Ulfo encarnouse, segundo relata Plácido Castro, no vello Pedro, que apareceu “coronado de ramas”. O obispo Cresconio “es decir, Don Faustino” acadou por vez primeira a sumisión do invasor.

“Luego una comida campestre, algunos discursos humorísticos pronunciados desde la precaria elevación de una caja vacía de Veterano y, a la tarde, afluencia de centenares de gentes de la localidad, gaitas y baile, sencilla pero grata animación...”, relatou Castro.’


(Publicado en el Blog del ‘Instituto Laboral’ y en la Web de ‘Patrimonio Vilagarcía’)


lunes, 12 de junio de 2017

¿Secesión o sedición?





Por Robert Newport
11 junio 2017

La pretendida declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat y del Parlamento catalán, es una rebelión en toda regla y, por tanto, una acción delictiva que requiere la intervención del Estado, del Tribunal Constitucional y de la sociedad en general. Nadie, y mucho menos los políticos, puede proceder al margen de la ley.
En Cataluña están manipulando, al libre albedrío, un explosivo de gran potencia que les puede estallar en las manos. Y la onda expansiva, inevitablemente, nos podría alcanzar a todos.
La demagogia populista, esa tendencia que ejerce una atracción irrefrenable en los ciudadanos, es la degeneración de la política y de la democracia. Un político populista y demagogo, cuando obtiene un mínimo de poder, se dispersa en propuestas vacías y en quiméricos y egocéntricos delirios de grandeza. Y en estas circunstancias, hoy más que nunca, se necesitan gobernantes de raza, con pedigrí, capaces de afrontar, con seriedad y solvencia, los desmanes de estos iluminados, insustanciales políticos de piscifactoría, que desprecian la ley.

[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (12.06.2017) y en ‘Faro de Vigo (12.06.2017), en la sección 'Cartas al Director']
  

domingo, 4 de junio de 2017

La seducción de su voz



































Por Robert Newport
04 junio 2017

Carles Capdevila tenía 51 años, y una fértil trayectoria periodística en prensa, radio y televisión. Pero su faceta de divulgador y conferenciante sobre la educación de los hijos, le confirió gran relevancia.
Su relajado sentido del humor y su sabiduría, hicieron de Capdevila un maestro de la ironía, sutil y amable ironía, en sus divertidos y pedagógicos monólogos. Seducía la calidez de su voz y sus pausas; la expresividad y el lenguaje de sus manos; la sencillez de sus gestos, tan cercanos y familiares, penetrando sigilosamente en el corazón de los espectadores.
Carles, allá donde se encuentre, estoy seguro de que seguirá impartiendo lecciones magistrales, amables y divertidas, sobre la siempre difícil tarea de educar a los hijos. In memoriam.


(Publicado en 'Faro de Vigo' (05.06.2017), en la sección 'Cartas al Director')