Robert
14 junio 2017
Amigo
imaginario:
Como dijo Ives Montand: “Aunque no te ocupes de la política, ella se ocupará de ti”. Por ello, aún a mi pesar, tengo que volver
a comentarte como está el panorama político en este país.
Ayer, martes y 13, tuvo lugar la primera sesión de
la moción de censura contra el Gobierno del Partido Popular. La portavoz de
Podemos, Irene Montero, hizo una exhaustiva exposición de todos los casos de
corrupción que afectan al Partido Popular. Por su parte, Mariano Rajoy, en un
alarde lingüístico del que únicamente hace gala cuando tiene el discurso
escrito, reprobó a la portavoz de Podemos. Y Pablo Iglesias, en la misma tónica
de siempre, aunque algo más moderado, censuró a Mariano Rajoy y al partido que
preside, al tiempo que enviaba un mensaje de acercamiento al Partido
Socialista. Al final, la impresión de estar inmersos en un bucle sin fin era
muy evidente.
Luis Ábalos, debutante portavoz del Partido
Socialista, causó una grata impresión con un discurso rotundo, pero correcto y
lleno de matices, en un tono moderado y conciliador.
Hoy, segundo y último día, intervinieron portavoces
de los demás partidos..., y se procedió a la votación. La atípica moción de
censura promovida por Podemos, no salió adelante. De manera que, amainada la
tormenta, Mariano Rajoy continuará a bordo de La Moncloa comandando el Gobierno
de España.
Esta fallida moción de censura puede propiciar un
cortés y saludable acercamiento del Partido Popular al Partido Socialista.
Porque, no nos engañemos, ambos partidos, sin renunciar a su antagonismo
ideológico, tienen que acercar posiciones de respeto mutuo. Sería muy saludable
que ambos evitaran los insultos y las descalificaciones. Lo cual considero
indispensable dentro del actual panorama político español.
Ahora bien, querido amigo, como no todo el monte es
orégano -ni orgasmo, como coloquialmente dicen algunos-, no debemos olvidar que
si el partido en el poder tiene la mayoría absoluta en el Congreso de los
Diputados (175+1), puede sacar adelante, con total tranquilidad, todas sus
iniciativas. Pero, también, y esto es lo preocupante, podrá desbaratar -o
ignorar, descaradamente- las propuestas de la oposición, por muy razonables y
justas que éstas sean. Y eso seguirá ocurriendo, aunque no nos agrade, porque
forma parte del juego democrático. Esa es la parte negativa del sistema.
Esta es la crónica que quería poner en tu
conocimiento, con la única pretensión de mantenerte debidamente informado.
Un fuerte abrazo.
Robert
17 julio 2017
Amigo
imaginario:
Hoy, como en otras ocasiones, tampoco haré
referencia a la cuestión política. Únicamente, un pequeño apunte sobre el
pretendido referendo en Cataluña: siguen empecinados en celebrarlo el próximo 1
de octubre, caiga quien caiga, en un claro desafío al Gobierno de España.
Veremos en qué acaba este despropósito secesionista.
La noticia que hoy pretendo transmitirte a través
de esta carta, además de contener cierto tinte lúgubre, tiene relación directa
con el comportamiento en el actual panorama social.
Recién iniciado este mes de julio, todos los medios
se hicieron eco del macabro hallazgo del cuerpo momificado de una mujer. Se
llamaba María del Rosario, y residía en Culleredo (A Coruña), en un edificio de
15 viviendas, pero sus vecinos, a pesar de que durante los últimos siete años
no se cruzaron con ella, que su buzón de correo estuviera lleno a rebosar, y
que su coche, cubierto por una gruesa capa de polvo, no lo hubiera movido del
garaje en todo ese tiempo, nadie la echó en falta. ¡Qué tristeza!
Vivimos en comunidad, pero nos relacionamos poco.
Estamos tan cerca unos de otros y, a la vez, tan lejos, aislados en nuestro
pequeño mundo, tras los muros de nuestro ‘castillo’ particular, que apenas
sabemos nada de las vidas de nuestros vecinos más inmediatos, de sus
necesidades y sufrimientos. No queremos invadir la intimidad de los demás, para
preservar la nuestra. Vivimos rodeados de gente... Pero, como tributo a nuestra
independencia, morimos en soledad.
Sin embargo, como contrapunto, el morbo nos lleva a
ver, con curiosidad malsana, programas de telebasura, así como a ojear publicaciones
de papel cuché, por los que desfila una ingente fauna de vividores y parásitos
de la sociedad, aireando su vida y sus miserias, sin ningún pudor, cobrando una
pasta gansa.
Asimismo, también están las redes sociales de
Internet, en las que exponemos, sin prever probables efectos secundarios,
nuestra vida privada: familiar, profesional y de amistades. Los tiempos han
cambiado, amigo mío, y también nuestro comportamiento social y familiar. La tecnología ha
modificado nuestros hábitos, nuestra forma de relacionarnos. Y, en cierta
medida, nos ha deshumanizado. En definitiva, el anverso y el reverso de la misma moneda.
Todo lo que te he comentado, estimado amigo,
considero que nos obliga a una profunda reflexión. Y, en consecuencia, debemos
sacar nuestras propias conclusiones. Que tengas un buen día.
Un fuerte abrazo.
Robert
15 agosto
2017
Amigo imaginario:
La corrupción se dispersa de tal
manera, que aquí no se salva nadie. O casi nadie. Porque, aunque todos lo
sospechábamos desde hace mucho tiempo, el mundo del fútbol también está
corrompido. ¡Hasta el tuétano! Y las salpicaduras alcanzaron, entre otros, a
Ángel María Villar, máximo dirigente de la Real Federación
Española de Fútbol, que el pasado mes de julio ha sido encarcelado -aunque en
este momento se encuentra en libertad condicional- por presunto saqueo de las
arcas de la entidad que presidió durante 29 años.
Existía una telaraña clientelar,
tejida laboriosa y concienzudamente durante todos esos años por el presidente
de la Federación
Española, en la que, finalmente, quedó atrapado. Los
encausados hicieron de la corrupción su seña de identidad, su modus vivendi, su razón de ser. Y
sospecho que esto es solo la punta del iceberg.
El dinero en el fútbol siempre se
nos ha antojado de oscura y sospechosa procedencia. Los principales clubes de
este país manejan cantidades astronómicas -¡galácticas!- en los fichajes y
sueldos de sus jugadores. Sin embargo, las obligaciones tributarias de unos y
otros, continúan siendo de una evidente opacidad.
En varios de mis modestos
artículos de opinión -el último, de fecha 3 de este mes de agosto-, rogaba que
alguien me explicara, con argumentos y palabras sencillas que yo pudiera
entender, cómo es posible que se paguen esas, indecentes y obscenas, cantidades
de dinero por un jugador de fútbol, cuyo único mérito consiste en su habilidad
para dar patadas a un balón, y no siempre con acierto. Consecuentemente, estos
individuos, egocéntricos y narcisistas, se creen los nuevos dioses del Olimpo.
Y nosotros, que los ensalzamos y aplaudimos, también tenemos nuestra cuota de
responsabilidad.
Siempre se ha dicho que el fútbol
es el opio del pueblo. Y así, narcotizado, se olvida del incremento del paro,
de la vergonzosa precariedad del empleo, de la irrisoria subida de las
pensiones... El fútbol es algo así como la música que amansa a
las fieras. El analgésico de amplio espectro indicado para calmar la
indignación de los ciudadanos. Pero, como todo principio activo sedante,
también tiene efectos secundarios.
He de reconocer que el fútbol es un
mundo aparte, en el que el despilfarro parece no tener techo. Aunque es muy
probable que el techo sea de cristal, y su fragilidad puede hacer que salte por
lo aires. Y será entonces cuando, para evitar la rebelión de las masas, haya
que acudir al rescate de esos clubes despilfarradores, dejando agonizante
nuestra maltrecha economía. ¡Maldita la gracia!
Y hasta aquí la crónica de hoy,
estimado amigo, en la que este país llamado España, con cerca de cuatro
millones de parados, recortes presupuestarios en Investigación, Sanidad,
Educación y Servicios Sociales, parece necesitar, como en el circo, un jefe de
pista diciendo: ¡Que continúe el espectáculo!
Un fuerte abrazo.
Robert
19 agosto 2017
Amigo
imaginario:
Hoy, cuatro días después de mi última carta, vuelvo
a escribirte. No podía dejar pasar ni un día más. El terrorismo yihadista, el
horror de la sinrazón, ha vuelto a causar dolor y muerte, por segunda vez en
España, después del perpetrado el 11 de marzo de 2014. El Estado Islámico ha
reivindicado la autoría del atentado.
El pasado jueves, día 17, al filo de las cinco de
la tarde, en el lugar más concurrido y turístico de la ciudad de Barcelona,
zona peatonal de las emblemáticas Ramblas, una furgoneta, haciendo eses,
recorrió cerca de 600
metros atropellando a los viandantes. Murieron 15
personas y hubo más de un centenar de heridos.
Las impactantes imágenes que hemos podido ver en
televisión, mostraban cómo la policía y los servicios de emergencia atendían a
los heridos. Otros cuerpos yacían inertes sobre el pavimento. Coches policiales
y ambulancias, haciendo sonar sus sirenas, iban y venían en medio de una gran
confusión. Pero la imagen más impactante, sin ninguna duda -sobre todo para los
que, como yo, tienen nietos de corta edad-, fue la que mostraba la maltrecha
silla de paseo de un niño, y su gorrito blanco en el suelo. Más tarde, fuentes
oficiales informaron que se trataba de un pequeño de 3 años, al que había
arrollado la furgoneta, que finalmente falleció en el hospital. La emoción y la rabia me hicieron jurar en arameo.
La noche de ese mismo jueves, un segundo ataque,
esta vez en la localidad turística de Cambrils (Tarragona), lo protagonizó un
vehículo que, lanzado a toda velocidad por el paseo marítimo, no paró en un
control de los mossos d’ Esquadra y acabó volcando. Se produjo un tiroteo que
acabó con cuatro terroristas muertos. El quinto miembro del comando logró
escapar, y en su huida acuchilló a varios viandantes, uno de los cuales
falleció pocas horas después debido a la gravedad de las heridas. Finalmente,
el huido fue abatido por un agente, falleciendo poco tiempo después.
Las investigaciones posteriores, a raíz de una
explosión que se había producido el miércoles día 16, en una vivienda de la
urbanización Montecarlo de Alcanar Platja, en Tarragona -okupada por los
terroristas, según se supo después-, pusieron al descubierto los planes de un
macro atentado que pretendía llevar a cabo el comando terrorista contra la
basílica de la
Sagrada Familia. ¡Qué locura! Tenían almacenadas más de un
centenar de bombonas de butano que, con los explosivos que estaban preparando
en el improvisado laboratorio de la vivienda okupada -que algún error de
manipulación provocó la explosión que la redujo a escombros- utilizarían en
varias furgonetas bomba.
Como puedes ver, amigo mío, este grave y luctuoso
acontecimiento no admitía demora para contártelo. Es la crónica negra que propició el envío de esta
carta, en la que la fecha 17 de agosto de 2017 (el 17A), quedará grabada en la
memoria de todos nosotros, en general, y de los catalanes, en particular.
La conclusión, paciente amigo, es que cada vez
somos más vulnerables a la sinrazón terrorista. El fanatismo yihadista, así
como su modus operandi, parece no
tener fin. Ya no existen lugares seguros. ¡Y el miedo es libre!
Un fuerte abrazo.
Robert
26 septiembre 2017
Amigo
imaginario:
En mi carta del pasado 17 de julio, hacía una
escueta mención al asunto secesionista catalán. Desde entonces, las cosas han
ido de mal en peor. El presidente de la Generalitat, en un claro desafío al Gobierno de
España, está decidido a celebrar el referéndum el próximo día 1 de octubre,
hasta las últimas consecuencias, para lo que ha convocado una manifestación
-que ha tenido la respuesta multitudinaria que se esperaba- para reclamar la
independencia y el derecho a decidir.
Como puedes suponer, tanto en artículos de prensa
como en tertulias de radio y televisión, hay opiniones a favor y en contra.
Algunas, incluso, ambiguas o contradictorias. Sin embargo, es inaceptable que
el presidente de una comunidad autónoma convoque una consulta popular, urnas
incluidas, obviando la legalidad constitucional. Es decir, al margen de la ley,
manifestando no reconocer las leyes del Estado español.
La fiebre independentista del gobierno de la Generalitat, orientada
a proclamar la República de Catalunya, no es nada nuevo. El 6 de
octubre de 1934 (pronto se cumplirán 83 años), Lluis Companys, otrora
presidente de la
Generalitat, proclamó el Estado catalán. Aquella proclamación
de independencia sólo duró diez horas. Companys fue detenido, procesado y
encarcelado. Las circunstancias no son comprables con las actuales, es cierto.
Pero la intencionalidad es la misma: independizarse de España.
Todas las decisiones políticas que afecten a la
soberanía nacional y ciudadana, han de tomarse siempre dentro de un marco
legal. En el caso de Cataluña, respetando la legalidad constitucional. Ahora
bien, si se considera que algunas leyes han quedado obsoletas y no se ajustan a
la realidad y circunstancias actuales, habrá que cambiarlas. Del mismo modo, si
el articulado de la
Constitución necesita ser actualizado o ampliado, habrá que
ponerse manos a la obra. Pero ello requerirá seguir un proceso que habrá que
agilizar para que no se dilate excesivamente en el tiempo. Mientras tanto,
todos estamos obligados a respetar las leyes vigentes. Sin excepciones. Sin
subterfugios. Todo lo que se haga al margen de la ley es un delito inapelable.
Y en el caso de Cataluña, digámoslo alto y claro, se trata de un flagrante
delito de sedición. Y alguien tendrá que responsabilizarse y asumir las
consecuencias.
Según leí en la prensa de hoy, el Ministerio del
Interior tiene destacado en Cataluña un
contingente de más de 2.000 agentes antidisturbios de las Unidades de
Intervención de la Policía,
así como 600 funcionarios de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, para impedir la
apertura de los colegios electorales el próximo domingo, en el supuesto de que
los Mossos d’ Esquadra no consiguieran neutralizar dicha apertura o hicieran
dejación de sus responsabilidades. En cualquier caso, se trata de un despliegue
sin precedentes. Por el bien de todos, esperemos que no sea necesaria su
intervención.
Así las cosas, querido amigo, reconozcamos que la
pasividad de nuestro Gobierno a lo largo de los últimos cinco años, propició
que se haya llegado a esta situación. Tendría que haber existido fluidez de
diálogo, mayor rigor en las negociaciones, y voluntad de llegar a soluciones
consensuadas. Pero, eso sí, contrapartidas las justas. Sin paternalismos.
Porque podría suceder -los catalanes sacando pecho, y los vascos jurando en
arameo- que resulte más gravoso para las arcas públicas que Cataluña continúe
siendo una comunidad autónoma de España, a que se vaya y se instituya como
República independiente. Aunque, ironías aparte -porque se trata de un asunto
muy serio y de máxima gravedad política-, su continuidad sería muy deseable
para que en este país llamado España, podamos disfrutar de una saludable
convivencia. Sin fisuras. Sin estrategias perversas. Sin arrogancias... Sin ganas
de enredar.
Finalmente, amigo mío, hagamos votos para que el
próximo domingo, día 1 de octubre, a pesar del excesivo ruido de banderas, de
egos y arrogancias, de ambición de poder, todo transcurra civilizadamente.
Un fuerte abrazo.
Robert
11 octubre 2017
Amigo
imaginario:
Ayer, para bien o para mal, pudo haber sido un día
histórico. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont,
escenificó una esperpéntica proclamación unilateral de independencia que, por
carecer de validez jurídica, suspendía sus efectos a los 48 segundos. Esta
decisión, como puedes suponer, decepcionó a los miles de manifestantes que,
optimistas y eufóricos, se habían concentrado en las inmediaciones del
Parlamento catalán para celebrar la pretendida declaración de independencia. Se
sintieron utilizados y engañados, y la euforia inicial se tornó en rabia y
desconsuelo.
La declaración de independencia se hizo en los
siguientes términos: “Constituimos la república catalana, como Estado
independiente y soberano, de derecho, democrático y social.”
El desafío secesionista se desinfló, al menos de
momento, y el señor Puigdemont le pide al señor Rajoy que haya diálogo. ¡A
buenas horas! Ahora quiere dialogar, tal vez como estrategia atenuante para no
ser juzgado por un flagrante delito de sedición, después de empecinarse en un
proceso secesionista, al margen de la legalidad constitucional, que estaba
abocado al fracaso desde el principio, teniendo en cuenta, además, que no
contaba con ningún reconocimiento internacional. Es decir, que si se consumara
la tan cacareada independencia, Cataluña quedaría en tierra de nadie: dejaría
de pertenecer a España, y no sería admitida en la Unión Europea.
Ante la incertidumbre generada, alrededor de 50
empresas, entre las que se encuentran entidades tan representativas como
Caixabank, Banco Sabadell, Gas Natural, Fundación La Caixa, Catalana Occidente,
Editorial Planeta, Codorníu, Freixenet, Lidl, Pronovias... han trasladado, o
tienen decidido hacerlo en breve, su sede fiscal a Valencia, Alicante, Madrid,
Palma de Mallorca... procurando seguridad jurídica. Ya que, de materializarse
la independencia, dejarían de pertenecer a España y a la Unión Europea. Lo
que supondría quedar jurídicamente aisladas.
Así las cosas, querido amigo, Mariano Rajoy activó
el artículo 155 de la
Constitución y trasladó al Gobierno catalán un requerimiento
formal. Un ultimátum. De manera que el señor Puigdemont tiene una semana de
plazo (hasta el jueves día 19) para
volver a la legalidad constitucional. En el citado documento se argumenta: “La
actuación del presidente, de la
Generalitat y de la mayoría no cualificada del Parlamento de
Cataluña se ha apartado con tal intensidad del cumplimiento de sus obligaciones
que, de no ser atendido este requerimiento, supondría un grave riesgo para el
mantenimiento del orden constitucional.”
Como puedes ver, paciente amigo, el horno no está
para bollos. Y, aunque no lo parezca, continúa habiendo ruido de banderas. Te
mantendré puntualmente informado de todo lo que vaya aconteciendo.
Un fuerte abrazo.
Robert
16 octubre 2017
Amigo
imaginario:
Ayer, domingo, Galicia -también Asturias y
Portugal-, sufrió una oleada de incendios forestales muy similar a la acaecida
en el año 2006.
Año tras año, como si se tratara de un ritual,
Galicia arde por los cuatro costados. Y, sin lugar a dudas, la intencionalidad
está detrás de todo este infierno. Porque, exceptuando alguna imprudencia a la
hora de quemar rastrojos -lo que ocurre con cierta frecuencia-, o por efecto de
una tormenta ocasional con aparato eléctrico, los incendios no surgen por
generación espontánea. Siempre hay desaprensivos que, inducidos por oscuros
intereses, propios o ajenos, arrasan nuestros montes y bosques, que son los
pulmones de pueblos y ciudades, dejando a la población rural sin sus casas,
maquinaria agrícola, animales y cosechas. Es decir, sin su medio de vida. Y lo
que es todavía peor: causando la pérdida de vidas humanas.
También es cierto, no nos engañemos, que en el
espacio que circunda las casas ubicadas en un entorno forestal, que debía servir
de cortafuegos entre aquéllas y los árboles, las zarzas tienen una gran
presencia. Y los propietarios deberían tomar conciencia del peligro que ello
supone, y preocuparse de mantener limpio ese cinturón protector.
Antaño, amigo mío, cuando las necesidades y el
estilo de vida eran otros, la maleza se utilizaba en las cuadras de los
animales generando abono para las fincas. Del mismo modo, las piñas, ese fruto
leñoso de los pinos, se utilizaba como combustible en los fogones de nuestros
hogares. Todo se procesaba de forma natural y equilibrada.
Actualmente, en nuestros montes y bosques hay un
exceso de combustible vegetal. Y, a la vista de lo ocurrido, no parece que haya
un plan de saneamiento forestal que regule la eliminación de esa abundancia de
matorral que, en condiciones extremas de viento, altas temperaturas y ausencia
de humedad, favorece la propagación del fuego. Y los incendiarios, esos
vándalos a los que alguien denominó terroristas forestales, tienen en esa
abundante y seca masa vegetal el escenario perfecto para sus acciones
delictivas.
Por ello, querido amigo, es imprescindible que la
Administración, con todos los medios a su alcance, elabore un plan de
prevención de incendios forestales que mantenga limpios nuestros montes y
bosques. No podemos permanecer impasibles ante el deterioro de un medio natural
tan necesario para la vida.
Un fuerte abrazo.
Robert
23 octubre 2017
Amigo imaginario:
Esta carta es continuación de la del pasado día 11 de octubre, en la que te comentaba la pseudo proclamación de independencia de Cataluña, escenificada por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Al haberse cumplido el pasado día 19 de este mes de octubre, el plazo fijado por el Gobierno de España en el requerimiento formal trasladado al Gobierno catalán, en virtud del artículo 155 de la Constitución, se ha puesto en marcha la maquinaria constitucional para tomar el control de la Generalitat, con el objetivo de restaurar la legalidad y asegurar la recuperación económica. A esta acción constitucional, los independentistas catalanes la denominan “golpe de Estado”. Cuando, en realidad, se trata de una acción constitucional cuyo objetivo es restaurar la ley. Porque ellos fueron los que se saltaron las leyes, vulneraron su propio estatuto y no dieron voz a la oposición. Como dijo Carlos López Puccio, miembro del grupo humorístico-musical argentino Les Luthiers: “El separatismo, en todos los sentidos, siempre encubre una forma de xenofobia.”
La Voz de Galicia (22.10.2017), bajo el título ‘Una decena de mentiras por la secesión’, dice lo siguiente: Los separatistas falsean la realidad económica, social e histórica de Cataluña para lograr más apoyos.
1. “No estaremos fuera de la UE ni un minuto”. De poco han servido las palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Yuncker, del de la Eurocámara, Antonio Tajani, y las de todos los comisarios comunitarios. Mucho menos, claro, el análisis de las normas de pertenencia a la UE. Artur Mas, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva, entre otros próceres del independentismo, han repetido en numerosas ocasiones que la pertenencia en la UE no estaba en discusión con todo tipo de argumentos, casi siempre inverosímiles, como el de que una Cataluña independiente sería el segundo contribuyente neto del bloque, solo superada por Holanda. Ángela Merkel, Enmanuel Macron y hasta Theresa May, impulsora del brexit, han desmentido ese ensueño en las últimas semanas.
2. “Los bancos no se irán de Cataluña. Las empresas se pelearán por venir a hacer negocios aquí”. Los cerebros del desafío secesionista nunca pensaron que la burguesía catalana, uno de sus grandes mentores, fueran a dar la espantada a las primeras de cambio. El temor a perder las vías de financiación del Banco Central Europeo, el miedo al impacto negativo en sus productos de un posible boicot en el resto de España y la posibilidad de un corralito económico, anunciada por una de las portavoces de la CUP, desataron una migración en masa de las grandes empresas. Caixabank, el buque insignia, dio el pistoletazo de salida a la huída masiva junto al Banco Sabadell. Desde el 1 de octubre, han cambiado su domicilio social a fuera de Cataluña más de mil empresas, incluidas todas las del Ibex 35 , excepto Grifols, una farmacéutica cuyos principales intereses están en Estados Unidos. Se ha ido hasta Codorniu, la empresa más antigua de la comunidad, originaria de 1515.
3. La represión policial y los más de mil heridos del 1-O. La batalla propagandística por el apoyo internacional llevó a la Generalitat a multiplicar el número de supuestas víctimas de la violencia policial en las cargas del 1-O. La cifra oficial de heridos se disparó hasta llegar a más de mil, aunque finalmente fuentes oficiales tuvieron que reconocer que solo dos de ellos precisaron ingreso hospitalario. Hasta los diarios The Washington Post y The Guardian han tenido que pedir perdón por el uso de información falsa, como muchas de las imágenes utilizadas para denunciar las agresiones de las fuerzas del orden que, en realidad, eran de otros conflictos e incluso de otros países.
4. “En España hay presos políticos”. El ingreso en prisión de los Jordis, Sánchez y Cuixart, presidentes respectivamente de la Asamblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural, multiplicó el vocabulario victimista del argumentario secesionista. “Son presos políticos”, se apresuraron a definirlos los principales líderes separatistas en un discurso solo apoyado en el resto de España por los principales líderes de Podemos y sus confluencias. Los Jordis están detenidos y en prisión provisional por varios delitos, no por sus posturas políticas. También hay numerosos cargos públicos de casi todos los partidos que han pasado por trances similares en diferentes operaciones policiales.
5. Un movimiento pacífico. Los organizadores de la parafernalia separatista hacen especial hincapié en subrayar que el movimiento independentista tiene un carácter pacifista. Sin embargo, en los últimos meses se han multiplicado las amenazas a los discrepantes, con pintadas insultantes y amenazadoras en casa de familiares de Albert Rivera y otros cargos políticos, el acoso a alcaldes y otros líderes no independentistas, ataques a sedes de los partidos constitucionales y el destrozo de mobiliario público. En documentos incautados a los separatistas se habla de la necesidad de incrementar la presión ciudadana. Destacados dirigentes de la CUP decían al dejar la sede del Parlamento tras la fallida DUI, que el único camino hacia la independencia era la pelea en la calle.
6. Una mayoría social. Desde la multitudinaria Diada del 2012 , los secesionistas han intentado hacer ver que la mayoría de los 7,5 millones de habitantes de Cataluña respalda la independencia. Ese relato no encontró refrendo en las urnas, donde en los comicios del 2015, presentados como plebiscitarios, la suma de los separatistas se quedó en el 47% de los votos emitidos, ni en la calle, donde el pasado 8 de octubre se pudo ver en Barcelona por primera vez una masiva manifestación de personas afines a la Constitución y a la unidad de España que demostró la presencia de otros sentimientos en la sociedad catalana.
7. Las apelaciones al diálogo. Uno de los mantras más repetidos por Puigdemont y sus aliados es su predisposición a negociar con el Gobierno central y reclaman para ello una mediación internacional. Sin embargo, los independentistas no renuncian a la secesión y solo pretender fijar en esas charlas las condiciones para un teórico divorcio amistoso.
8. El respeto a la legalidad. En las últimas semanas, la actitud de la Generalitat y sus satélites han presumido del máximo respeto a la legalidad en todas sus actuaciones, cuando, en realidad, no han sido capaces de respetar ni las propias leyes del referendo -porque se celebró sin junta electoral, sin censo y sin mesas electorales aprobadas- o de transitoriedad aprobadas en el Parlamento catalán, por no hablar de la vulneración permanente de varios principios constitucionales, las trampas al Ministerio de Hacienda en el uso de partidas económicas para pagos no relacionados con la actividad diaria de la Generalitat y otros artículos del Código Penal.
9. "España nos roba”. Uno de los principales mitos de la historiografía independentista es el supuesto perjuicio que su bonanza económica ocasiona a los catalanes: con sus impuestos, denuncian, sufragan la solidaridad territorial en el resto de España.“España nos roba” fue una frase muy utilizada por Jordi Pujol y Artur Mas, aunque las llamadas balanzas fiscales, la diferencia entre lo que paga cada comunidad y lo que recibe, muestran que no es verdad, e incluso otras comunidades, como Madrid, aportan mucho más. Irónicamente, la respuesta de algunas de las comunidades afectadas por las críticas de Cataluña les ha respondido que “quien os roba son los Pujol y los del 3%”.
10. Una historia manipulada. El relato de los independentistas intenta crear una mitología propia de un gran estado que inició su declive en 1714. Los datos reales de los investigadores desmienten todas esas apreciaciones. Barcelona fue un condado importante en la España previa a los Reyes Católicos, pero siempre dependiente de la Corona de Aragón. El fin de la dinastía de los Austrias en 1700 abrió un período de guerra civil en España hasta 1714. Barcelona se alineó en el bando perdedor, contra los Borbones, aunque amplios territorios del interior de Cataluña y en el valle de Arán también apoyaron al candidato francés. El héroe de aquellos días, al que se rinde homenaje todos los años, en la Diada -instaurada como fecha a conmemorar solo desde 1901-, era el patriota español Rafael Casanovas, que llamaba a sus paisanos a luchar para defender las libertades de España frente al esclavismo que pretendía imponer Francia.
De todos modos, la Fiscalía General del Estado anunció el pasado día 21, que ya tiene ultimada una querella por un delito de sedición contra el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, por si llegara a realizar una declaración unilateral de independencia antes de que entre en vigor el artículo 155 de la Constitución el próximo sábado día 28 de este mes de octubre.
Y así están las cosas, querido amigo, pendientes de si se proclama la independencia de Cataluña, si el señor Puigdemont acepta la invitación del Senado a un debate con el Gobierno, o si convoca elecciones de una puñetera vez. Ya te contaré.
Un fuerte abrazo.
Robert
6 noviembre 2017
Amigo imaginario:
El pasado viernes día 27 de octubre, Carles Puigdemont renunció a convocar elecciones y proclamó la independencia de Cataluña en forma de República.
En aplicación del artículo 155 de la Constitución, el Senado aprobó la intervención de la autonomía catalana, y Mariano Rajoy anunció la intervención del gobierno catalán, destituyendo a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras, presidente y vicepresidente de la Generalitat, respectivamente; y a Carmen Forcadell, presidenta del Parlament, y convocó elecciones para el día 21 de diciembre de este mismo año.
Pero, como no hay dos sin tres, todavía faltaba un apoteósico tercer acto en esta representación tragi-cómica-burlesca: el ya expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, acompañado de cinco consejeros, se trasladó a Bruselas con la supuesta intención de solicitar el derecho de asilo en Bélgica, tal vez como estrategia de defensa con el fin de dilatar los plazos. También podría calificarse como exilio. En cualquier caso, sospecho que esta fuga no es fruto de una improvisación, sino urdida con meditada planificación.
Por su parte, aquí en España, la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, decretó prisión preventiva para Oriol Junqueras y los exconsellers Jordi Turull, Raül Romeva, Meritxell Borrás, Joaquín Forn, Josep Rull, Carles Mundó y Dolors Bassa, por los delitos de sedición, rebelión y malversación de caudales públicos. También para el exconseller de Empresa y Comunicación, Santi Vila -que dimitió la víspera de la declaración de independencia-, al que le impuso una fianza de 50.000 euros, que le permitió abandonar la cárcel en cuanto la hizo efectiva.
Como es natural, estas detenciones causaron la indignación de los independentistas catalanes. Pero que no pretendan engañarnos ni confundirnos: los miembros de la cúpula de la Generalitat sabían que procedían al margen de la ley. Cometieron un acto de rebeldía, echándole un pulso al Gobierno de la nación, y han de atenerse a las consecuencias.
No deja de sorprender, sin embargo, la diligencia con la que se procedió a la detención de los políticos catalanes, cuando otras causas judiciales se dilatan en el tiempo. Lo que puede suponer un agravio comparativo. En cualquier caso, hemos de reconocer el valor de la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en la estricta aplicación de la ley.
¡Oh, sorpresa! Ayer, domingo, Carles Puigdemont, acompañado de su abogado, se entregó voluntariamente a la policía belga, previa citación a instancias de la Fiscalía del distrito de Bruselas, evitando así la imagen de un arresto. También se entregaron sus exconsellers Antoni Comín, Clara Ponsantí, Lluís Puig y Meritxell Serret, acompañados de sus abogados. Pero todos ellos eludieron la prisión tras comparecer ante el juez de Bruselas, que decretó libertad condicional. Tienen la obligación de permanecer en territorio belga y estar localizados para comparecer ante la justicia cuando sean requeridos.
Amigo mío, a este rocambolesco despropósito me temo que todavía le quedan más episodios. Y yo, que ya empiezo a estar hasta las gónadas de este sainete, continuaré informándote.
Un fuerte abrazo.
Robert
10 noviembre 2017
Amigo imaginario:
El reality show catalán continúa. El pasado martes día 7 de este mes de noviembre, según he leído en La Voz de Galicia, 200 alcaldes independentistas catalanes acudieron a Bruselas para protestar ante las instituciones de la UE pidiendo libertad para los que ellos consideran ‘presos políticos’, pero no fueron recibidos por ningún responsable comunitario. Por la tarde, se reunieron con Puigdemont en una sala del Museo de Bellas Artes (Bozar).
Por su parte, erre que erre, el expresident de la Generalitat, que está haciendo su particular campaña electoral en el exilio, no deja de lanzar quejas contra España y reprocharle a Europa su silencio y la falta de apoyo al movimiento secesionista catalán. Porque el señor Puigdemont, que esperaba ser recibido como un héroe, no asume que su estancia en Bruselas perturba la paz de la UE, ya que con él llegó el escándalo.
Tal vez el expresident sea extraditado a España para ser juzgado por los delitos de sedición, rebelión y malversación de caudales públicos, y no tengo ni idea en qué ni cómo acabará todo este sinsentido. Pero estoy convencido de que, si el resultado de las elecciones del próximo 21 de diciembre es favorable al independentismo -¡meigas fora!-, la situación en Cataluña se va a complicar todavía más. Y, consecuentemente, su repercusión en el resto del país puede alcanzar cotas tan preocupantes que nos veamos inmersos en una especie de bucle infinito, secuencial, cuya salida no resultará fácil ni gratuita.
A primera hora de ayer (09.11.2017), comparecieron en el Tribunal Supremo, ante el magistrado Pablo Llarena, la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, y otros cinco miembros de la Mesa: Lluís Corominas, Lluís Guinó, Anna Simó, Ramona Barrufet y Joan Josep Nuet. El auto del juez, que aprecia violencia e indicios de rebelión y destaca el compromiso de no actuar al margen de la Constitución, dice : “En todo caso, todos los querellados, no es que hayan asumido la intervención derivada de la aplicación del articulo 155 de la Constitución española, sino que han manifestado que, o bien renuncian a la actividad política futura o, los que desean seguir ejerciéndola, lo harán renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional”. Y estas fueron las medidas cautelares impuestas por el juez Llarena: Carme Forcadell, prisión eludible con fianza de 150.000 euros (hoy, al filo de las dos de la tarde, abandonó la prisión de Alcalá Meco, en la que pasó la noche, al hacer efectiva la fianza); Lluís Corominas, Lluís Guinó y Anna Simó, tienen una semana para pagar 50.000 euros y eludir así su ingreso en prisión; Ramona Barrufet deberá pagar 25.000 euros; y Joan Josep Nuet, libre sin fianza, al presentar documentos demostrativos de haber votado en contra de la declaración de independencia. Y esto es todo... por ahora.
Un fuerte abrazo.
Robert