domingo, 16 de abril de 2017

Moussa Cissé



Foto: El Ideal Gallego





Por Robert Newport
16 abril 2017

Su padre, Moht Cissé, había partido de Mbour, Senegal, cuatro años antes, rumbo a Canarias. Tuvo que ser rescatado por una lancha de Salvamento Marítimo al hundirse la vieja patera en la que viajaba junto a más de 150 personas.
De Las Palmas viajó a Murcia, donde trabajó durante unos meses recolectando fruta. Como a él le gustaba el mar, viajó hasta A Coruña y se enroló en un arrastrero. Las cosas le habían ido bien, alquiló una vivienda y decidió traer a su esposa, Aisatu, y a su hijo, Moussa.
El joven no quería ser marinero como su padre. Le gustaba estudiar, y jugaba en un equipo de fútbol juvenil. Estaba totalmente integrado en el colegio, y tenía muchos amigos.
Pero el destino, ese poder sobrenatural tantas veces injusto, mostró su cara más cruel. Moussa jugaba al fútbol en la playa con sus compañeros, la fuerte resaca de las olas y un profundo escalón en la arena, unidos a su inexperiencia como nadador, le impidieron recuperar el balón que se había ido al mar. Tenía 17 años, y muchos sueños por cumplir. Él no quería ser marinero, pero el mar le arrebató la vida. In memoriam


(Publicado en ‘XLSemanal’ (30.04.2017), en la sección 'Cartas de los Lectores')

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