viernes, 9 de marzo de 2012

¿A quién afecta la crisis?


Por Robert Newport
01 octubre 2008


R
ecordarán ustedes que, hace más o menos tres meses, salió en la prensa la noticia del crédito de 70 millones de euros que el señor Botín, presidente del Banco Santander, había concedido al Real Madrid. Aquella noticia me había dejado perplejo. A este club, permanentemente endeudado, se le perdona todo; infinitamente mucho más allá de lo que se le permitiría a cualquier empresa productiva. Y, mientras tanto, el Ministerio de Economía y Hacienda y sus inspectores, y las autoridades competentes, miran hacia otro lado.
 
A cualquier trabajador se le negará un crédito miserable para una vivienda modesta o para un pequeño negocio. Cualquier empresa con dificultades económicas por cuestiones coyunturales, totalmente ajenas a su gestión, se verá obligada a cerrar sus puertas, dejando en la calle a sus trabajadores –y a sus familias-, porque las entidades bancarias se niegan a concederle el crédito que le permitiría continuar con su línea de producción, generando empleo y riqueza global, no especulativa. Pero a un club de fútbol, sin garantía alguna, se le conceden créditos multimillonarios sin pestañear.

Estoy indignado, y me da igual que se trate del Real Madrid o de cualquier otro club, por la facilidad con la que se consigue dinero –muchísimo dinero- para cuestiones tan triviales como el fútbol –que ha dejado de ser deporte para convertirse en un gran negocio-, pagando cantidades astronómicas por un jugador cuyo mérito, posiblemente el único, es su habilidad para darle patadas a un balón, y no siempre con acierto. Sin embargo, para fines sociales orientados a paliar la miseria, las enfermedades y el hambre; así como para la atención generalizada a personas mayores con problemas inherentes a su edad, las dificultades para conseguir ayuda económica son tan grandes que, al ver la alegría con la que se derrochan millones de euros, sin el más mínimo pudor, uno no puede por menos que calificar estos hechos como una frivolidad y, sobre todo, como una provocación. ¿Dónde está la crisis?, en donde estuvo siempre: en la inmensa mayoría de las familias que dependen de un salario insuficiente o de una pensión miserable. Lo demás son monsergas.

2 comentarios:

  1. La sensación que tengo es que nadie entiende de nada. Que los más listos metieron la pata. Que esto se repite cada X años y nadie sabe cómo, y no encuentran solución o quizá no quieren encontrarla. Que hemos vivido unos años de bonanza y ahora volvemos atrás...Yo tampoco entiendo nada. Pero yo no soy economista más que a nivel doméstico y parece que lo supe hacer bien, viendo los resultados, después de 48 años. Pena es lo que siento. "A mi me está afectando la crisis directamente sin tener culpa". Paciencia.

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    1. Efectivamente, Marité, la actual crisis económica que nos está asfixiando, está llenando muchas páginas en los periódicos, y ocupando muchas horas en programas de radio y televisión. Periodistas especializados, profesores universitarios y economistas de cierta relevancia, escriben o participan en las tertulias que proliferan en los distintos medios, pero ninguno de ellos consigue explicar de manera inteligible, el origen de este descalabro. Hacen referencia a los "mercados financieros" -esos grandes desconocidos- como principales culpables. Algo así como el "ogro" de los cuentos infantiles, que tenía atemorizados a todos, al que nadie osaba enfrentarse con la audacia necesaria. Y así nos va.
      Al mismo tiempo, las opiniones de los citados "expertos" -dispares y, algunas, incluso, disparatadas-, nos desconciertan de tal manera que uno ya no sabe qué pensar. Ahora bien, el dinero no se volatiliza. No se vuelve etéreo. En algún sitio está. Y eso es incuestionable. Únicamente podemos permanecer expectantes.

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