Por Robert Newport
13 octubre 2008
A
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nte la crisis que estamos padeciendo, y al objeto de
evitar la quiebra de las entidades financieras -que supondría el desplome total
de la economía ciudadana-, el Gobierno se ha visto obligado a inyectar una
considerable cantidad de dinero que, según nos ha dicho la vicepresidenta
Fernández de la Vega ,
"...no se trata de un préstamo, sino de una inversión con todas las
garantías".
He de confesar, como ciudadano de a pie -de infantería,
que diría el escritor Arturo Pérez-Reverte-, mi ignorancia en cuestiones
económico-financieras de alto standing, pues controlar la economía
doméstica ya me supera, y por ello no alcanzo a comprender cómo los bancos, que
en cada ejercicio declaran haber obtenido unos beneficios multimillonarios, no
disponen de liquidez suficiente para garantizar la devolución de los depósitos
que se le han confiado.
Considero que sería necesario establecer, por ley -es
decir, de obligado cumplimiento-, un Fondo de Garantía Bancaria, supervisado
por el Banco de España, con aportaciones porcentuales de cada banco o entidad
financiera, en función de los beneficios obtenidos en cada ejercicio. De este
modo, existiría un margen económico de maniobra que garantizaría, en
circunstancias coyunturales adversas, la liquidez necesaria para que el Erario
Público no tuviera que soportar todo el desfase económico bancario.
Dicho esto, espero que la rentabilidad resultante de esta
inyección económica oficial revierta en las arcas del Estado, y no pase a
engordar los bolsillos o las cuentas corrientes de algunos directivos
financieros sin escrúpulos. Estaremos vigilantes.
(Publicado en la sección "Cartas al director" de "La Voz de Galicia", el 15 de octubre de 2008)
(Publicado en la sección "Cartas al director" de "La Voz de Galicia", el 15 de octubre de 2008)
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