Por Robert Newport
01 junio
2008
E
|
l pasado viernes 30 de mayo,
cerca de 10.000 marineros se manifestaron en Madrid, en señal de protesta por
la subida del precio del gasoil y, si el Gobierno no lo revisa, dicen que se
verán obligados al amarre definitivo de los barcos.
A pesar de no estar muy al día
en los asuntos pesqueros –y confieso que en otros muchos-, la subida de los
combustibles nos afecta a todos los ciudadanos, sin excepción, que vemos, con
natural preocupación, como se reduce nuestro poder adquisitivo. Pero existen
otras razones, no menos importantes, que justifican las protestas de los
marineros: la entrada de pesca ilegal en la UE y las injustas cotizaciones que
perciben por el pescado –que otros se encargan de inflar por el camino, alcanzando
cifras astronómicas en el último punto de venta-, con precios en lonja a la
baja, que les perjudica notablemente.
Estamos ante un problema que, al
igual que ocurre con los agricultores y ganaderos, habría que afrontarlo, necesariamente,
estableciendo con justicia los precios del producto en origen, que permitan rentabilizar,
razonablemente, los gastos de explotación. Todo ello, naturalmente, sin alterar
el montante, que se distribuiría, porcentualmente, de una forma más equilibrada.
Quiero
suponer que se trata de una situación coyuntural cíclica, a la que, sin duda,
el Gobierno aplicará una fórmula económica alternativa en beneficio de todos. Pero
no se puede pretender que, con exclusividad –como viene siendo costumbre-, las
arcas del Estado soporten toda la carga dinámica generada por el disparatado encarecimiento
del crudo.
(Publicado en la sección "Cartas al director" de "La Voz de Galicia", el 3 de junio de 2008)
No hay comentarios:
Publicar un comentario