Por Robert Newport
10 agostp 2016
A
la vista de la actitud de los líderes de las cuatro formaciones políticas más
representativas de este país, instalados en un bucle cansino y permanente, del
que los ciudadanos estamos hasta el ‘moño’, convendrán conmigo en que, para no
continuar rizando el rizo de la ambigüedad y la incertidumbre que nos puede llevar
a unas terceras elecciones, sería muy saludable adoptar una solución cuasi salomónica: que el Partido Socialista -y
jamás pensé que llegaría a decir esto-, facilitase la investidura de Mariano
Rajoy, posicionándose como eficaz partido de la oposición. Esa experiencia, que
considero indispensable, le reportaría a Pedro Sánchez el bagaje político del
que carece actualmente, lo que en un futuro próximo le permitiría optar, con
ciertas garantías, a la presidencia del Gobierno de España.
No sé cómo acabará este esperpéntico desaguisado.
¡No tengo ni puñetera idea! Pero, a corto plazo, la meteorología política no
presenta un cariz bonancible. Más bien borrascoso, diría yo. Y por si no
tuviéramos bastante con dos elecciones generales en seis meses -¡y ya veremos...!-, el próximo 25 de
septiembre -¡dale que dale al pandero!-, elecciones autonómicas en esta Galicia
en la que, como decía Castelao, el pueblo sólo es soberano el día de las
elecciones. Queda dicho.
[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (12.08.2016) y en ‘Faro de Vigo’ (18.08.2016), en la sección 'Cartas al Director']
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