Por Robert Newport
20 agosto 2016
Si
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, fracasara en el debate de
investidura del próximo día 30 de este mes de agosto, la fecha para nuevas
elecciones generales será el 25 de diciembre. ¡Sin pestañear!
Es evidente que el Gobierno, aunque sea en
funciones, no se conforma con manejar los hilos con los que controla nuestras
rentas y nuestro patrimonio, porque ahora también quiere controlar nuestra vida
familiar. ¿Qué imperiosa necesidad justifica designar el día de Navidad para
unas posibles -incluso probables- elecciones generales? ¿Con qué derecho pueden
privar a las familias de reunirse en fechas tan señaladas, si algún miembro es
designado para formar parte de una mesa electoral, y no digamos si reside y
está empadronado en otra ciudad o en otra comunidad autónoma? ¿Por qué las
estrategias políticas, absolutamente partidistas y personales, no de interés
general, tienen que condicionar la vida privada de los ciudadanos? ¿Hasta dónde
llegará nuestra paciencia?
En cualquier caso, la actual situación política en
España queda perfectamente resumida en esta frase del clérigo católico francés,
Jacques Benigne Bossuet (1627-1704): “La política es un acto de equilibrio
entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”. Y así nos
va.
[Publicado en ‘La Voz
de Galicia’ (21.08.2016) y en ‘Faro de Vigo’ (21.08.2016), en la sección
'Cartas al Director']
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