Por Robert Newport
21 enero 2018
El autoexilio de Carles Puigdemont, otrora president de la Generalitat de Cataluña, huyendo de la Justicia, es un despropósito cuyas consecuencias tendrá que asumir, tarde o temprano, porque no se puede huir eternamente.
El expresident, en un arrogante pulso al Gobierno de España, sigue empecinado en la entelequia de presidir la Generalitat desde Bruselas. Sabe que eso es improbable -tal vez, imposible-, pero él continúa haciendo ruido, enredando, para que los demás no se olviden de que permanece en su quimérico empeño de manejar los hilos de una Cataluña que dejó hecha unos zorros.
Si regresa, tendrá que someterse a un sui géneris, pero inevitable, auto de fe. En caso contrario, su fallido intento de presidir la Generalitat se conocerá, para bien o para mal, como ‘La leyenda del catalán errante’.
Publicado
en 'La Voz de
Galicia' (23.01.2018), en 'Atlántico Diario (25.01.2018) y en 'Faro de Vigo' (30.01.2018), en la sección 'Cartas al Director'
Ya me falló el comentario...Decia que ya son tres periódicos...Que vas consiguiendo metas. No me suena el nombre. ¿No querrías decir " el judío errante" en el mal sentido de la frase?. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarY de leyenda poco, quizá rocambolesca.
ResponderEliminarMarité, pretendí hacer un símil con 'La leyenda del holandés errante'. Agradezco, como siempre, tus comentarios. Un fuerte abrazo.
EliminarLo entendí...pero la ironía no se "ve" escrita. Un abrazo
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