30 octubre 2016
Cuando uno
es católico creyente, aunque tenga algunas dudas razonables, debe obediencia a
los mandatos de la Iglesia. Sin embargo, no siempre estamos dispuestos
a acatar ciertas normas y directrices que dicta la jerarquía eclesiástica.
Porque, en cierta medida, nuestra razón individual nos hace librepensadores.
Dicho lo
cual, ante las limitaciones promulgadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe cuestionando la libertad de aventar o
guardar en la intimidad del hogar las cenizas de nuestros difuntos, y
advirtiendo que los fieles que se decanten por esas prácticas pueden verse
privados de las honras fúnebres, yo me siento agredido en mi individualidad de
conciencia como ser humano.
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Publicado
en ‘La Voz de
Galicia’ (02.11.2016), ‘Faro de Vigo’ (05.11.2016) y ‘La Región ’ (29.10.2017)
en la
sección 'Cartas al Director'
Texto revisado (07.02.2020)
Texto revisado (07.02.2020)
¿Aplausos...! Te confieso que al mirar el titulo y ver el día en que lo escribiste tuve miedo de leerlo. Esperaba otra cosa, ¿comprendes?.
ResponderEliminarVine dispuesta a ver tus últimos artículos y hacer un comentario. Este mes es muy duro para mí, y por encima hoy me puse a ver una película que siempre me enterneció. "Mira quien viene esta noche". Pero me llevé una alegría al leer tu articulo. Suspiré hondo y aquí estoy. ¡Contigo! Yo soy católica pero y tuve que soportar algún comentario en contra de icinerar a mi marido. Celebramos un funeral porque era un homenaje a los compañeros y amigos que allí estaban a nueestro lado. "Tonterías las justas" dijo mi hijo mayor. Las cenizas de mi marido están en un lugar igual al de la foto que ilustra tu artículo. Si lo hubieras sabido no habrías acertado tanto. En el Juan Sebastian de Elcano hay una leyenda que dice, algo así, "si no has rezado nunca, aqui aprenderás". A veces no queda más remedio, aunque no sientas que te escucha...Un abrazo
Marité:
EliminarAl principio, cuando escribí este artículo, no me atrevía a enviarlo a los diarios que, finalmente, lo publicaron. Sabía que se trataba de un tema muy sensible y controvertido, que podía herir sensibilidades. Incluso podía escandalizar a más de uno. Pero se trataba de mi opinión personal, sin ánimo de molestar.
La fotografía la encontré en ‘imágenes’ de Google. Existen ‘tropecientas’, algunas con puesta de sol incluida, pero esta, con las olas rompiendo contra las rocas, me pareció la más adecuada. Gracias por tu comentario. Un abrazo.