27 diciembre 2016
El
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
ha fallado a favor de los afectados por las cláusulas suelo de las hipotecas.
Y, de acuerdo con esa sentencia, los bancos tendrán que devolver, con carácter
retroactivo desde su origen, las cantidades cobradas abusivamente.
Es una buena noticia, sin duda. Pero ¡qué poco dura
la alegría en la casa del pobre! Porque la recuperación del dinero no será
inmediata. Ni siquiera será automática. Los afectados tendrán que hacer la
reclamación por vía judicial. Pues los bancos, esas vampíricas entidades
financieras, no están dispuestos a reintegrar ni un solo euro voluntariamente.
¿Cómo se explica que una sentencia de este calibre no sea vinculante? ¿Cómo es
posible que los ciudadanos sigamos estando tan indefensos frente al todopoderoso
sistema financiero?
Cuando los damnificados consigan que la banca les
reintegre hasta el último euro, Hacienda estará al acecho, vigilante, para que,
voluntariamente o por vía de apremio, cumplan con las obligaciones fiscales
derivadas de ese cobro. Porque, no nos engañemos, al ciudadano de a pie siempre
le toca pagar.
[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (31.12.2016) y
en ‘Faro de Vigo’ (03.01.2017), en la sección 'Cartas al Director']
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