Por Robert Newport
17 junio 2021
Usted, padre Báez, que a través de las
redes sociales ha difundido mensajes claramente machistas y retrógrados, justifica
el asesinato de las pequeñas de Tenerife, Anna y Olivia, de 1 y 6 años,
respectivamente, presuntamente cometido por su propio padre —al que usted,
incomprensiblemente, califica de víctima— responsabilizando de este horrible suceso
a la «infidelidad» de la madre, que, tras haberse separado de su marido, había
iniciado una nueva relación.
Que un sacerdote haga este tipo de declaraciones —incontinencia verbal aguda—, justificando una venganza cobarde y miserable, negando un más que evidente caso de violencia vicaria, tendría que suponer la fulminante inhabilitación para el ejercicio de su ministerio. ¿Qué catequesis y principios éticos puede impartir alguien que niega la igualdad de derechos y oportunidades entre el hombre y la mujer?
Si en pleno siglo XXI, todavía hay quien cuestiona esos derechos fundamentales, mejor sería que regresara a las cavernas de las que nunca tendría que haber salido.
A pesar de las evidencias, los negacionistas radicales como usted continúan sin reconocer la existencia de la violencia de género y de la violencia vicaria. Lástima que la «Ciencia» no haya descubierto todavía una vacuna contra este «virus» pandémico.
Publicado
en ‘La Región’ (18.06.2021) y ‘Faro de Vigo’ (20.06.2021), en la sección
‘Cartas al Director’
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