Por Robert Newport
27 marzo 2020
COVID-19, parece la
contraseña de acceso a un sistema informático. Sin embargo, se trata de un
coronavirus detectado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de
2019, y que se ha propagado a nivel global con una virulencia pandémica. Este
microorganismo se ha convertido en un enemigo silencioso contra el que, de
momento, carecemos de «armas» eficaces para combatirlo y derrotarlo.
A pesar del
confinamiento temporal en nuestras casas («arresto» domiciliario) —en principio
durante, al menos, cuatro semanas—, este puñetero virus se está llevando muchas
vidas por delante.
Así las cosas, nos
encontramos ante una extraña realidad, que nunca antes habíamos vivido. Y si se
prolonga en el tiempo —que es lo más probable—, el desequilibrio económico será
de tal magnitud que la recuperación nos va a costar Dios y ayuda. Y los ajustes
subsiguientes —que serán tan inevitables como contundentes—, supondrán un nuevo
sacrificio para todos.
Esperemos
que esta pesadilla —¡esta locura!—, acabe más pronto que tarde. Porque los que
ya tenemos una edad, no estamos para estos sobresaltos. Aunque, como dice un
proverbio chino: «Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún has
de andar y de espaldas a lo ya andado». ¡Mucho ánimo a todos!
Publicado
en ‘La Región’ (30.03.2020) y ‘Faro de Vigo’ (31.03.2020), en la sección
‘Cartas al Director’
Amigo mío, "sin novedad". Supongo que tu harás más o menos lo de siempre. Yo también, lo mismo. Me falta la libertad de poder escapar a Tomiño. Aprovecho para ordenar papeles, coser, leer y como dice una canción "cuando el tiempo es demasiado lento...pienso en tí". Ya sabes a quién me refiero. Espero y deseo que estéis bien. Un abrazo
ResponderEliminarEste confinamiento, Marité, que todos esperamos que se termine más pronto que tarde, cada uno lo lleva como puede: unos, con resignación franciscana; otros, con un cabreo mayúsculo; y algunos, como tiene que haber de todo, pasan completamente. En mi caso, amiga mía, por las circunstancias que ya conoces, llevo algunos años de «entrenamiento» forzoso. En consecuencia, este «arresto domiciliario» ya lo considero mi estado natural.
EliminarEn cuanto a la estrofa de esa canción…, naturalmente que sé a quién te refieres. Y, como no podía ser de otra forma, seguirás pensando en él. Cuidaros mucho, tú y tu familia, y que no decaiga el ánimo. Un fuerte abrazo.