sábado, 28 de marzo de 2020

Extraña realidad


Por Robert Newport
27 marzo 2020

COVID-19, parece la contraseña de acceso a un sistema informático. Sin embargo, se trata de un coronavirus detectado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019, y que se ha propagado a nivel global con una virulencia pandémica. Este microorganismo se ha convertido en un enemigo silencioso contra el que, de momento, carecemos de «armas» eficaces para combatirlo y derrotarlo.
                                                                 
A pesar del confinamiento temporal en nuestras casas («arresto» domiciliario) —en principio durante, al menos, cuatro semanas—, este puñetero virus se está llevando muchas vidas por delante.
                                                                 
Así las cosas, nos encontramos ante una extraña realidad, que nunca antes habíamos vivido. Y si se prolonga en el tiempo —que es lo más probable—, el desequilibrio económico será de tal magnitud que la recuperación nos va a costar Dios y ayuda. Y los ajustes subsiguientes —que serán tan inevitables como contundentes—, supondrán un nuevo sacrificio para todos.

Esperemos que esta pesadilla —¡esta locura!—, acabe más pronto que tarde. Porque los que ya tenemos una edad, no estamos para estos sobresaltos. Aunque, como dice un proverbio chino: «Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado». ¡Mucho ánimo a todos!



Publicado en ‘La Región’ (30.03.2020) y ‘Faro de Vigo’ (31.03.2020), en la sección ‘Cartas al Director’





2 comentarios:

  1. Amigo mío, "sin novedad". Supongo que tu harás más o menos lo de siempre. Yo también, lo mismo. Me falta la libertad de poder escapar a Tomiño. Aprovecho para ordenar papeles, coser, leer y como dice una canción "cuando el tiempo es demasiado lento...pienso en tí". Ya sabes a quién me refiero. Espero y deseo que estéis bien. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este confinamiento, Marité, que todos esperamos que se termine más pronto que tarde, cada uno lo lleva como puede: unos, con resignación franciscana; otros, con un cabreo mayúsculo; y algunos, como tiene que haber de todo, pasan completamente. En mi caso, amiga mía, por las circunstancias que ya conoces, llevo algunos años de «entrenamiento» forzoso. En consecuencia, este «arresto domiciliario» ya lo considero mi estado natural.
      En cuanto a la estrofa de esa canción…, naturalmente que sé a quién te refieres. Y, como no podía ser de otra forma, seguirás pensando en él. Cuidaros mucho, tú y tu familia, y que no decaiga el ánimo. Un fuerte abrazo.

      Eliminar