10 octubre 2020
Amigo imaginario:
El
Covid-19 continúa causando estragos entre la población mundial. Actualmente,
más de 35 millones de contagios en todo el mundo. Y en nuestro país, Madrid
registró 1.690 nuevos contagios al
inicio de esta semana. La situación se está volviendo incontrolable. Estos
datos son una verdadera locura. Consecuentemente, con el fin de contener la
progresión de la pandemia, el Ministerio de Sanidad impuso unas razonables
medidas restrictivas, que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz
Ayuso, en su empeño de oponerse a cualquier decisión del Gobierno, considera
exageradas e innecesarias.
A la
vista de los preocupantes indicadores que se manejan, ayer —viernes día 9— el Gobierno decretó el estado
de alarma en la Comunidad de Madrid. Y ello significa, según La Voz de Galicia,
que se vuelve a cerrar Madrid y los municipios de Alcobendas, Leganés, Getafe,
Alcorcón, Fuenlabrada, Torrejón de Ardoz, Móstoles y Parla. Nadie podrá salir
ni entrar salvo desplazamientos justificados: laborales, médicos, accesos a
centros educativos, regreso a la zona residencial, asistencia a personas
mayores, menores o dependientes; acceso a entidades bancarias y de seguros,
legales o administrativas; acudir a exámenes o cualquier otra necesidad urgente
o de fuerza mayor. El estado de alarma estará en vigor durante 15 días.
Las
estaciones del Metro siguen estando abarrotadas. Lo mismo ocurre en los
vagones. Con esa densidad de pasajeros es literalmente imposible mantener la
distancia de seguridad. En la calle, los fumadores, sin cortarse un pelo,
proyectan «gotículas» que se generan al exhalar el humo —lo mismo que al toser
o al estornudar—, lo que, inevitablemente, se convierte en otra vía de
contagio.
No
pretendo ser agorero, amigo mío. Pero si continuamos siendo unos indisciplinados,
obviando las recomendaciones de las autoridades sanitarias y las restricciones
impuestas por el Ejecutivo, esta pandemia acabará con todos nosotros.
No
comprendo —tampoco los soporto—, a los que proclaman que el coronavirus no
existe. Que este asunto de la pandemia es una invención, un bulo, para
amedrentarnos y tenernos controlados. Con su comportamiento «pasota» no solo se
contagiarán ellos, que se lo buscaron, sino que, irremediablemente,
transmitirán el virus a todos aquellos con los que se hayan relacionado.
¡Cretinos! ¡Insensatos!
Todo
esto, amigo imaginario, además de preocuparme, me hace jurar en arameo
maldiciendo al puñetero coronavirus, a los que hacen caso omiso de las
advertencias, a los negacionistas, y a todo aquel que pone en riesgo la salud
—¡y la vida!— de los demás. Por ello, como esta situación me supera y me
desborda, hasta el próximo año no volveré a escribirte.
Que
pases unas felices navidades. Y que el próximo año (2021), con sus doce meses
por delante, nos permita disfrutar de una razonable y merecida tranquilidad.
Cuídate
mucho, querido amigo.
Un
fuerte abrazo.
Robert
18 agosto 2020
Amigo imaginario:
«Su Majestad el rey don
Juan Carlos ha indicado a la Casa de Su Majestad el Rey que comunique que el
pasado día 3 del presente mes de agosto se trasladó a Emiratos Árabes Unidos,
donde permanece en la actualidad».
Después de dos semanas
teorizando sobre el paradero del Rey emérito, Don Juan Carlos de Borbón, La Voz de Galicia publica hoy este
comunicado de la Casa Real.
Todo apunta a que, de los
siete emiratos, es Abu Dabi el lugar de residencia temporal del Rey emérito.
Aunque, como te decía en mi carta anterior, me es indiferente dónde esté y
dónde se quede. En definitiva, «me la trae al pairo».
Ahora, vayamos a lo
realmente importante. El número de positivos activos de coronavirus aumenta
cada día. Las cifras son alarmantes: una media de 100 contagios diarios en
Galicia. Más de 2.000 casos diarios en España. Somos el país europeo que
sobrepasa el centenar de positivos por cada 100.000 habitantes. Las
hospitalizaciones han sufrido un preocupante incremento, lo mismo que los
ingresos en las unidades de cuidados intensivos.
No pretendo ser
alarmista, pero las cifras no son nada alentadoras. Todo hace prever que se
impondrán nuevas medidas restrictivas. El Covid-19 no sabemos si ha venido para quedarse una
larga temporada —Dios no lo quiera—, pero lo cierto es que continúa teniendo
una gran presencia. Y las consecuencias, sanitarias y económicas, están siendo
devastadoras.
Cuando el Gobierno
central, como mando único, llevaba las riendas de la gestión de la pandemia, las
Comunidades Autónomas reclamaron su derecho a gestionar la evolución del
coronavirus —17 comunidades, cada una de ellas con sus criterios y protocolos.
También con las más que probables presiones por parte de algunos sectores, con
el fin de reactivar la economía—. A partir de ahí, la permisividad propició que
los brotes se dispararan.
Como te decía en mi carta
del pasado 21 de junio: «…Sin embargo, es evidente que no debemos bajar la
guardia. El coronavirus aún no se ha erradicado —¡ni mucho menos!—, continúa
estando ahí, acechando».
Somos una sociedad de
extremos. No contemplamos el término medio, la moderación. Las recomendaciones
restrictivas en las relaciones sociales y familiares, las pasamos por el Arco
del Triunfo. La irresponsabilidad y la falta de respeto a las normas
establecidas, se han convertido en la seña de identidad de una parte importante
de la sociedad. Y así hemos llegado a la actual situación, en la que la
sospecha de un nuevo confinamiento sobrevuela este país nuestro llamado España.
Cuídate mucho, amigo mío.
Un fuerte abrazo.
Robert
10 agosto 2020
Amigo imaginario:
Hoy se cumple una semana
desde que el Rey emérito decidió irse de España. Desde entonces, se ha
especulado mucho sobre su lugar de destino. Se habló de República Dominicana,
Emiratos Árabes, Portugal…Y hoy, una semana después, continuamos sin saberlo.
He de confesarte, no obstante, que me da absolutamente igual a dónde haya ido o huido. Pero si, como
parece, cometió delitos fiscales, deberá ser juzgado como cualquier ciudadano.
Don Juan Carlos de
Borbón, antes de irse, le entregó una carta a su hijo, Su Majestad el Rey, cuyo
contenido reproduzco tal y como se publicó en la prensa:
S.M. el Rey
COMUNICADO
DE LA CASA DE S.M. EL REY
Palacio de La Zarzuela, 03.08.2020
COMUNICADO
DE LA CASA DE S.M. EL REY
1. Su
Majestad el Rey Don Juan Carlos ha dirigido a Su Majestad el Rey la siguiente
carta:
“Majestad,
querido Felipe:
Con
el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión
pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada,
deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar
el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere
tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi
propia dignidad como persona, así me lo exigen.
Hace
un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades
institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor
servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi
meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España.
Una
decisión que tomo con profundo sentimiento, pero con gran serenidad. He sido
Rey de España durante casi cuarenta años y, durante todos ellos, siempre he
querido lo mejor para España y para la Corona.
Con
mi lealtad de siempre.
Con
el cariño y afecto de siempre, tu padre.”
2. Su
Majestad el Rey le ha transmitido a S.M. el Rey Don Juan Carlos su sentido
respeto y agradecimiento ante su decisión.
El
Rey desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su
padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la
democracia; y al mismo tiempo quiere reafirmar los principios y valores sobre
los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del
ordenamiento jurídico.
Palacio
de La Zarzuela, 3 de agosto de 2020
No entiendo el porqué de
la publicación de esta carta, que estimo de carácter personal. Lo razonable,
considero yo, sería una declaración pública de Don Juan Carlos, dirigida a las
instituciones y a la ciudadanía, en lugar de marcharse, haciendo «mutis por el
foro», sin dar ninguna explicación. No obstante, todo apunta a que será
requerido por la Justicia para responder por su presunto fraude contra la
Hacienda Pública.
Como puedes ver, querido
amigo, la Casa Real es una caja de
sorpresas. En realidad, durante algunos años, las sorpresas las ha dado el Rey
emérito con sus inadecuados comportamientos. Recordemos, por ejemplo, aquel
safari en Botsuana cazando elefantes (abril del 2012), valorado en 50.000 euros, en el que sufrió un accidente que
requirió su evacuación en un avión de emergencia médica para ser operado de una
fractura de cadera en un hospital de Madrid. Aquello propició que, tratando de
«reparar» su ya deteriorado prestigio,
pronunciara aquella frase: «Lo siento mucho. Me he equivocado y no
volverá a ocurrir». Dos años más tarde (2 de junio del 2014), abdicaba en su
hijo Felipe.
Hace algún tiempo,
defendía en una de mis cartas las gestiones de Don Juan Carlos en Arabia Saudí.
Un Jefe de Estado que ejercía de «relaciones públicas», consiguiendo contratos
multimillonarios para su país. Lo que yo ignoraba cuando te escribí aquella
carta —ingenuo de mí—, era que el entonces Rey —¡quién lo iba a decir!—,
actuaba en calidad de comisionista. Es decir, obtenía sustanciosas comisiones
por su gestión. ¡Joder con la realeza!
Aunque las circunstancias
son otras, la historia se repite. El 14 de abril de 1931, tras celebrarse unas
elecciones municipales a modo de referéndum sobre la monarquía, y que ganaron
las fuerzas republicanas, el rey AlfonsoXIII
—abuelo de Don Juan Carlos—, salió
para el exilio por el puerto de Cartagena rumbo a Marsella y de allí a Roma,
donde falleció el 28 de febrero de 1941. Una frase atribuida al dramaturgo,
poeta y novelista, Ramón María del Valle-Inclán, reza así: «Los españoles han
echado al último Borbón no por Rey, sino por ladrón».
Querido amigo, la
monarquía se tambalea. La Casa Real está en horas bajas. El Rey emérito le ha
dejado a su hijo un «legado envenenado». Te seguiré informando.
Un fortísimo abrazo.
Robert
13 julio 2020
Amigo imaginario:
Ayer (12J) se celebraron elecciones autonómicas en Galicia y en el País Vasco. En ambas comunidades autónomas revalidan sus cargos como presidentes: Alberto Núñez Feijoo (PP) e Íñigo Urkullu (PNV), respectivamente.
En lo que respecta a Galicia, que es mi comunidad autónoma, Alberto Núñez Feijoo obtiene 41 escaños —los mismos que obtuvo en las elecciones de 2016—, lo que certifica su cuarta mayoría absoluta consecutiva. Por su parte, el BNG, que obtuvo 19 escaños, sitúa a Ana Pontón como líder de la oposición, superando al PSdeG (15 escaños) de Gonzalo Caballero.
Así las cosas, querido amigo, el señor Núñez Feijoo presidirá nuevamente la Xunta de Galicia durante los próximos cuatro años. Pero, aunque sospecho que será una legislatura con tintes continuistas —condicionada por la crisis, económica y sanitaria, del coronavirus—, tendrá enfrente a la señora Pontón (BNG), que no se lo va a poner nada fácil. Como líder de la oposición, le corresponderá desempeñar el papel de vigilante inflexible. Y estoy seguro de que lo hará con honestidad y firmeza.
Tiempo habrá para comentarte cómo transcurre esta nueva andadura política en Galicia. Permaneceré atento a todo lo que acontezca. Y, como no podía ser de otra forma, te mantendré debidamente informado.
Otro asunto de gran relevancia es noticia muy preocupante en nuestro país: la Fiscalía del Tribunal Supremo investiga al Rey emérito, Juan Carlos de Borbón, por los presuntos delitos de corrupción, fraude fiscal y blanqueo de capitales. Según el periódico helvético La Tribune de Genève, el Rey emérito ocultó 100 millones de dólares en una cuenta en Suiza. Esa cantidad procedía del rey saudí Abdul Aziz Al Saud, en concepto de comisiones por la construcción de la línea de alta velocidad «AVE del desierto», que une las ciudades de Medina y La Meca, en Arabia Saudí. Al mismo tiempo, según informó el citado periódico, Corinna Larsen, ex amiga íntima de Don Juan Carlos, recibió 65 millones de dólares procedentes del Ministerio de Finanzas saudí, como obsequio personal del Rey emérito. Un escándalo en toda regla.
A la vista de lo que ha salido a la luz, irónicamente podemos considerar que, en cierto modo, Don Juan Carlos de Borbón era como un Rey Mago: llegaba de Oriente cargado de «regalos».
¿Cómo y cuándo acabará este lamentable episodio Real? Nadie lo sabe, amigo mío. Pero, como siempre, te informaré de cualquier novedad que se produzca.
Por último, la pandemia del coronavirus continúa causando víctimas, tanto en Europa como en América, aumentando de manera alarmante el número de contagios y de fallecidos. La precipitada relajación oficial —excesivamente permisiva, a mi modo de ver—, ha favorecido el inadecuado y preocupante comportamiento de algunos colectivos, poniendo en riesgo su salud y, lo que es más grave, la de los demás
Comprendo que es necesario —¡urgente!— reactivar la maltrecha economía, pero ha de hacerse con responsabilidad. No podemos permitirnos cometer errores que nos obligarían a retroceder al punto de partida. Ello supondría el colapso, económico y sanitario, definitivo.
Un fuerte abrazo.
Robert
21 junio 2020
Amigo imaginario:
El pasado día 15 de este mes de junio, Galicia abandonó el estado de alarma que, por la pandemia del coronavirus, había decretado el Gobierno de España en todo el territorio nacional.
Hoy, cien días después de que comenzara esta extraña realidad que trastocó nuestras vidas, continúa habiendo contagiados y fallecidos. Es cierto, y los últimos datos oficiales así lo acreditan, que se han aminorado los efectos de esta pandemia vírica. Sin embargo, es evidente que no debemos bajar la guardia. El coronavirus aún no se ha erradicado —¡ni mucho menos!—, continúa estando ahí, acechando. Y, de momento, no disponemos de una vacuna eficaz al cien por cien. Por consiguiente, no podemos confiarnos, ni echar por tierra todo el sacrificio que supuso el confinamiento, los contagios y los fallecimientos.
Han abierto los bares, con sus terrazas, y los restaurantes. Eso sí, con las preceptivas limitaciones, naturalmente. Aunque, no nos engañemos, siempre habrá quien se salte las normas. Algunos y algunas, en su desesperación cervecera —porque tiene que haber de todo—, se lanzaron a las terrazas a tomar unas cañas, como si les fuera la vida en ello.
El Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, informa diariamente sobre la evolución de la pandemia. El «baile» de cifras oficiales de nuevos contagios, altas médicas y fallecidos, viene siendo la tónica general. El motivo lo desconocemos. Pero los datos que facilitan no se ajustan a la realidad. ¿Por qué? Tal vez las comunidades autónomas, por alguna razón estratégica que desconocemos —pero que sospechamos—, no facilitan los datos reales. Lo cierto es que, por mucho empeño que pongan en justificar lo injustificable, ya no les creemos. Para ser sincero, amigo mío, digan lo que digan, me da exactamente igual.
Nuevos contagios se van produciendo, discretamente. Pero si no observamos cierta disciplina, los rebrotes podrían sucederse en distintas comunidades en una escalada difícil de controlar. Las autoridades sanitarias advierten de la obligatoriedad del uso de la mascarilla en aquellos espacios —especialmente comercios, grandes superficies, supermercados…— donde no sea posible observar la distancia de seguridad. Y, como somos así de inconscientes, algunos van por la calle sin la mascarilla, o la llevan a la altura de la garganta protegiendo las amígdalas, y se detienen a saludar y a charlar con algún familiar o conocido, como si tal cosa, uno sin mascarilla y el otro con ella abrigando la garganta. Pero la nariz y la boca, descubiertas. Como si por ser un espacio abierto, no fuese necesario protegerse ni guardar la distancia de seguridad. Lo que viene a demostrar que, como norma general, el uso de la mascarilla debía ser obligatorio en cualquier lugar y circunstancia. Y sancionar al que no respete esa obligatoriedad.
En el supermercado al que suelo ir con una frecuencia casi diaria, un individuo pretendía entrar sin mascarilla. El guardia de seguridad, muy amablemente, le indica que sin esa protección no puede permitirle la entrada. El sujeto en cuestión, visiblemente contrariado, le dice que la dejó olvidada en el coche; y que, entre ir y volver, va a perder diez minutos. Por supuesto, no pudo entrar en el súper. Se fue muy enfadado.
Yo comprendo que llevar mascarilla resulta incómodo. Qué duda cabe. Pero si tú la llevas, los demás se sienten protegidos. Y si los demás la llevan, el protegido eres tú. Así de sencillo.
Bueno, querido amigo. Me temo que este seguirá siendo uno de los temas de mi próxima carta. Cuídate mucho.
Un fuerte abrazo.
Robert
Amigo imaginario:
Hoy se cumplen veintiún días de confinamiento, desde que se decretó el estado de alarma. En principio, quedaría una semana más de «arresto domiciliario». Sin embargo, ante la progresiva sucesión de nuevos contagios —se superan en España los 117.000 positivos confirmados y se acerca a 11.000 el número de fallecidos—, el presidente del Gobierno pedirá en el Congreso una nueva prórroga —hasta el 26 de abril—, al objeto de reducir los contagios por coronavirus —En Galicia son más de 5.000 los infectados confirmados y 186 los fallecidos—. Así las cosas, el Gobierno podría recomendar el uso generalizado de mascarillas.
Estamos sumidos en una realidad anómala, que ha fulminado todos nuestros esquemas, y nos tiene absolutamente desconcertados. Sobre todo, muy preocupados. Porque, a pesar de todas las precauciones: extremar la higiene lavando las manos frecuentemente —aunque no lo creas, me he quedado sin huellas dactilares—, usar guantes y mascarillas al salir a la calle, mantener la preceptiva distancia con las demás personas, etc., vivimos con la permanente incertidumbre de un posible contagio.
Esta pandemia nos ha cogido a todos con el «paso» cambiado —a nivel global—, tanto a los gobiernos como a la OMS. Sin embargo, hemos de reconocer que los ciudadanos, en su inmensa mayoría, estamos actuando con responsabilidad, respetando el confinamiento y las medidas de protección. No obstante, también es cierto que la picaresca, la irresponsabilidad y la falta de respeto hacia los demás, siempre está presente en todos los ámbitos y circunstancias. Y en esta ocasión no iba a ser diferente. Siempre hay quienes se consideran más listos que los demás —imbéciles los hay en todas partes—, y las medidas preventivas se las pasan por el «arco del triunfo».
El confinamiento, que esperemos se termine más pronto que tarde, cada uno lo lleva como puede: unos, con resignación franciscana; otros, con un cabreo mayúsculo; y algunos, como te comenté antes, pasando de todo olímpicamente. En mi caso, amigo mío, por circunstancias familiares adversas que no vienen al caso, llevo algunos años «entrenando». En consecuencia, esta reclusión —que yo, irónicamente, denomino «arresto domiciliario»— ya la considero mi estado natural.
Bromas e ironías aparte —las víctimas de este coronavirus merecen todo el respeto—, la cuestión es que, a pesar de los denodados esfuerzos de la comunidad científica, todavía no existe la vacuna que nos libere de esta pesadilla.
Seguiré informándote sobre este asunto, con la seriedad y el rigor de siempre.
Un fuerte abrazo.
Robert
21 marzo 2020
Amigo
imaginario:
COVID-19, parece la contraseña de
acceso a un sistema informático. Sin embargo, se trata de un coronavirus
detectado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019, y que se
ha propagado a nivel global con una virulencia pandémica
Este microorganismo se ha convertido
en un enemigo silencioso contra el que, de momento, carecemos de «armas»
eficaces para combatirlo y derrotarlo. Mientras tanto, aumenta cada día el
número de contagiados y de fallecidos.
A pesar de las restrictivas medidas
cautelares adoptadas por el Gobierno —cese temporal de toda actividad
industrial y comercial, salvo supermercados, restaurantes con envío de comidas
a domicilio, panaderías, farmacias, transportes de viajeros (con limitación de usuarios)
y de mercancías… así como el confinamiento temporal de los ciudadanos en sus
casas («arresto» domiciliario) durante, al menos, dos semanas—, este virus se
está llevando muchas vidas por delante.
El actual estado de alarma decretado
por el Gobierno (sábado 14 de marzo de 2020) —víctimas mortales aparte, que es
lo realmente importante—, está causando unas pérdidas económicas de gran
magnitud. Y todavía estamos empezando. Porque, según todas las fuentes, tanto
oficiales como oficiosas, lo peor aún está por llegar.
Se han suspendido, hasta nuevo
aviso, las clases en colegios y universidades. También las competiciones
deportivas. Las salas de cine, los teatros y los museos, permanecen cerrados.
Se prohíben las manifestaciones y concentraciones. Así mismo, quedan aplazados
los viajes del IMSERSO. Y las elecciones autonómicas en Galicia y el País
Vasco, previstas para el próximo día 5 de abril, se aplazan sine die.
Así las cosas, querido amigo, nos
encontramos ante una situación extraña, desconocida, que nunca antes habíamos
vivido. Y si se prolonga en el tiempo —que es lo más probable—, el
desequilibrio económico será de tal magnitud que la recuperación nos va a
costar Dios y ayuda. Y los ajustes subsiguientes —que serán tan inevitables
como contundentes—, supondrán un nuevo sacrificio para todos los ciudadanos.
Hoy se cumplen los primeros 7 días
desde la declaración del estado de alarma. Y, según datos actualizados por el Ministerio de Sanidad, a día de hoy,
son ya 24.926 los casos confirmados en España, 122.919 en Europa, y 237.825 en
el mundo. Y, lamentablemente, aumentan cada día. Esperemos que esta pesadilla
—¡esta locura!—, acabe más pronto que tarde.
En la próxima carta, amigo
imaginario, continuaré informándote de la evolución de esta pandemia.
Un fuerte abrazo.
5 marzo 2020
Amigo imaginario:
A pesar del deseo que expresaba al final de mi carta anterior, las actuales circunstancias adversas no lo han permitido.
Tal vez debido a que este año es bisiesto, aunque no conviene dejarse llevar por supersticiones absurdas, la verdad es que en China ha aparecido lo que se conoce como coronavirus (COVID-19), que está avanzando hacia Europa de manera alarmante.
Se trata de un virus cuya transmisión, según las últimas informaciones de las autoridades sanitarias, es superior a la gripe estacional. Al parecer, por lo que he podido leer, el coronavirus es la mutación de un virus que evolucionó desde el animal hasta el ser humano, en una secuencia muy parecida a la que circula en los murciélagos. Aunque se sospecha que entre este quiróptero insectívoro crepuscular y el hombre, pudo haber un «huésped» intermedio.
Leo en la prensa de hoy, que, según el recuento diario de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ayer se contabilizaron 90.893 casos en todo el mundo y 3.110 muertes. Y ahora, al tratarse de una afectación global —ya está presente en 64 países, además de China—, lo que en principio se calificó como epidemia ya se considera una pandemia.
Se está trabajando a marchas forzadas para encontrar una vacuna efectiva que ayude a neutralizar los devastadores efectos de esta enfermedad vírica. Somos vulnerables. Muy vulnerables. Y a mayor edad, más alto es el factor de riesgo. Especialmente, en aquellos individuos que presentan otras patologías.
Venimos observando que, cada cierto tiempo, un nuevo virus hace acto de presencia. En mi ignorancia, que es mucha, pienso si se trata de una mutación agresiva de otro ya existente; o si, tal vez, debido al cambio climático, algunos virus podrían haber despertado de su letargo —microorganismos patógenos en hibernación desde hace cientos o, tal vez, miles de años—, irrumpiendo con agresividad en el sistema inmunitario del cuerpo humano.
En cualquier caso, querido amigo, nos encontramos indefensos ante esta nueva invasión vírica que, antes de que la ciencia encuentre cómo combatirla, se habrá llevado por delante a decenas de miles de seres humanos. Las autoridades sanitarias recomiendan que observemos medidas higiénicas elementales: lavarnos las manos con frecuencia y en profundidad, con agua y jabón o con algún producto antiséptico; evitar, en lo posible, estrechar la mano como gesto habitual de educación; y, en general, evitar el contacto físico como saludo de cortesía.
A pesar del exceso de información que recibimos a diario sobre este preocupante asunto —lo que, sin duda, perturbará considerablemente el ánimo de los hipocondríacos—, se hace especial hincapié en que no cunda el pánico. Pero el miedo es libre —cada día aparecen nuevos casos de contagiados y fallecidos—, y la ansiedad y el desasosiego, como es natural, están calando en la población.
Esto es todo por hoy, amigo mío, que no es poco. Me temo que en mi próxima carta, lamentablemente, continuaré comentándote incidencias de esta pandemia que, como a la mayoría de los que nuestra edad sobrepasa los setenta, me tiene muy preocupado.
Un fuerte abrazo.
Robert
27
enero 2020
Amigo imaginario:
Este nuevo año ha comenzado con la
investidura de Pedro Sánchez (167 votos a favor, 165 en contra y 18
abstenciones) como nuevo presidente del primer Gobierno de coalición de la
democracia en España.
Para lograr la investidura, ha
contado con el respaldo de PSOE, Unidas Podemos, PNV, BNG, Nueva Canarias, Más
País, Compromís y Teruel Existe. Y el rechazo lo protagonizaron PP, Vox,
Ciudadanos, JxCat, Coalición Canaria, PRC, CUP, Navarra Suma y Foro Asturias.
El nuevo Gobierno quedó configurado
así:
Pedro
Sánchez Pérez-Castejón–Presidente
del Gobierno.
María del
Carmen Calvo Poyato–Vicepresidenta
primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria
Democrática.
Pablo
Iglesias Turrión–Vicepresidente
segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Nadia
Calviño Santamaría–Vicepresidenta
tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Teresa
Rivera Rodríguez–Vicepresidenta
cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
María
Aránzazu González Laya–Ministra
de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
Juan
Carlos Campo Moreno–Ministro
de Justicia
Margarita
Robles Fernández–Ministra
de Defensa.
María
Jesús Montero Cuadrado–Ministra
de Hacienda y portavoz del Gobierno.
Fernando
Grande-Marlaska Gómez–Ministro
del Interior.
José Luis
Ábalos Meco–Ministro
de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Isabel
Celaá Diéguez–Ministra
de Educación y Formación Profesional.
Yolanda
Díaz Pérez–Ministra
de Trabajo y Economía Social.
Reyes
Maroto Illera–Ministra
de Industria, Comercio y Turismo.
Luis
Planas Puchades–Ministro
de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Carolina
Darias San Sebastián–Ministra
de Política Territorial y Función Pública.
José
Manuel Rodríguez Uribes–Ministro
de Cultura y Deportes.
Salvador
Illa Roca–Ministro
de Sanidad.
Pedro
Francisco Duque Duque–Ministro
de Ciencia e Innovación.
Irene
Montero Gil–Ministra
de Igualdad.
Alberto
Garzón Espinosa–Ministro
de Consumo.
José Luis
Escrivá Belmonte–Ministro
de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Manuel
Castells Oliván–Ministro
de Universidades.
Como puedes ver, ha aumentado el
número de ministros respecto a los gobiernos anteriores. Ahora, esperemos que
la capacidad de gestión sea proporcional al número de gestores. Confiemos en
que así sea, aunque no lo van a tener fácil. Pues me temo que la oposición,
como corresponde a su papel, se lo va a poner muy difícil.
En otro orden de cosas, amigo mío,
la borrasca Gloria ha estado azotando
con dureza la costa mediterránea del país. Cataluña, Levante y las islas
Baleares, sufrieron la furia del temporal. Las olas de más de ocho metros que
inundaron calles y comercios de las poblaciones costeras, así como el fuerte
viento, lluvia y granizo, han causado la caída de viviendas, puentes y árboles.
Y lo que es más grave todavía, víctimas mortales y desaparecidos.
Así mismo, en Aragón, la gran
cantidad de nieve caída y el desbordamiento de los ríos, causaron graves
problemas a la población de pequeños pueblos que han quedado aislados.
Sin embargo, según he podido saber, existen
datos históricos de similares episodios meteorológicos extraordinarios en el
pasado, en los que, debido a las lluvias torrenciales, el aumento del caudal de
los ríos superaba sus cauces. Pero los humedales absorbían gran parte de esas
crecidas. Del mismo modo, también el mar, enfurecido, llegaba a cotas muy
superiores a las normales. Pero el litoral, además de las marismas, que
permanecía intacto en sus límites naturales, impedía que aquél se adentrara más
allá. Porque los ríos y el mar tienen su espacio natural, que hemos de respetar. Nada puede frenar la furia de la naturaleza. Es inútil luchar
contra los elementos.
¡Eureka! Llegó el progreso. Y en su
nombre, secamos las marismas y los humedales para construir edificios, calles y
plazas, parques y carreteras. El cemento y el asfalto, que no son materiales
permeables, sustituyeron a los drenajes naturales. Así mismo, los rellenos en
la costa marítima, con el único fin de ampliar la superficie de las ciudades,
le han arrebatado terreno al mar. También, en su momento, se permitió construir
en primera línea de costa —chalés en
enclaves privilegiados—. Y ahora, como no podía ser de otra forma, estamos
pagando las consecuencias. Es la relación lógica causa-efecto. Como dice el
refrán: «De aquellos polvos vienen estos lodos».
Ha empezado mal este nuevo año,
querido amigo. A día de hoy, ya son seis las mujeres que han sido asesinadas
por sus parejas o ex parejas, en una escalada de violencia machista que no
parece tener fin. A veces, en mis cavilaciones paranoico-metafísicas, llego al
convencimiento de que esos comportamientos irracionales pueden tener su origen
en el ambiente que nos rodea: el aire que respiramos, el agua que bebemos, los
alimentos que comemos o los materiales y productos químicos que utilizamos en
nuestro trabajo o en el hogar. También es probable que no consigamos procesar
adecuadamente la inmediatez de la información diaria y las exigencias del actual
ritmo de vida, colapsando los circuitos neuronales. O que, tal vez, desde la
más tierna infancia ya apuntábamos maneras y comportamientos violentos. Es
decir, «cabroncetes» en potencia.
Algo tiene que ocurrir en nuestro
cerebro para que emerja ese instinto primitivo: la agresividad. Tal vez
permanece latente, contenida, amortiguada. Pero, por alguna extraña razón que
desconozco, es probable que se produzca una alteración genética transitoria
activada por algún mecanismo neuronal. De todos modos, amigo mío, considera que
todo lo expuesto es fruto de conjeturas personales, sin ningún fundamento
científico, que obedecen a mi osada ignorancia. Lo dicho, meras cavilaciones
paranoico-metafísicas.
Y esto es todo por hoy, estimado
amigo. Espero que el contenido de la próxima carta sea más alentador.
Un fuerte abrazo.
Robert
Un poco en broma...estoy esperando que un temporal se lleve la "arena" de la playa de Compostela de mis amores. Ese día cogería el primer tren para ir a verla y recordar mis años infantiles y juveniles. Yo llevé a mi "novio " a enseñarle mi patio-jardin y me dijo que no entendía que no presumiera más de la Villa. Y que desde la mar era preciosa. Todavía no la habían destrozado... Volver a soñar es lo me queda. Un abrazo.
ResponderEliminarDel gobierno hablaremos la próxima semana...¿No era así?
ResponderEliminar¿Qué fue de nuestra 'Playa de Compostela', con su balaustrada superior —lo único que todavía permanece— y sus escaleras circulares? Sólo nos queda el recuerdo de juegos infantiles, con el cubo y la pala haciendo flanes de arena húmeda. Y los primeros intentos aprendiendo a nadar. ¡Cuántos recuerdos! Un abrazo.
ResponderEliminarLa famosa frase de los inolvidables humoristas, Luis Sánchez Polak y José Luis Coll (Tip y Coll), —humor genuino, absurdo e inteligente—, era: «La próxima semana... hablaremos del Gobierno». Un abrazo.
EliminarRecuerdo que mi madre me contaba que aprendí a nadar a la vez que a andar. A gatas me acercaba al agua y me iba levantando según entraba en ella manoteando. Con menos de un año y un poco gordita era fácil. Amigo mío un abrazo.
EliminarQuerido amigo, parece que no me deja comentar tu última carta a Un amigo imaginario. Lo acabo de leer y a día de hoy me ha fastidiado mi viaje a Tomiño. Mi hijo Miguel me llevaba ayer pero ya no nos atrevimos a ir. Estuve allí hace 15 días plantando ajos y verduras. Podando higueras y...Ahora había que terminar con los frutales y...Los niños en casa y yo también claro. Yo estoy acostumbrada, con 6 niños he tenido que estar muchas veces un mes sin poder salir porque se pasaban unos a otros gripes y otras cosas. Estaba preparada con una hermosa despensa y un gran congelador. No me aburro, Estoy haciendo un inventario de la "merceria" que me dejó mi hija Ana y una lista de las cartas de novios. Apuntando Fechas y anécdotas para poder quemar las cartas. Lo bueno y lo malo es que yo "vivo" otra vez. Sonrio, río o lloro, unas veces por la emoción y otras porque me vuelvo a enfadar. Que complicados somos... A ver cuánto dura todo esto. Lo siento por los niños más pequeños. También por mi yerno que es Farmaceutico y va a estar de guardia permanente. Y las dos enfermeras, claro. Amigo mío cuidaros. En casa el que está al día es mi nieto Jesús pues su Sindrome de Asperge lo protege. Una de sus manías es no acercarse a la gente y lavarse las manos continuamente. No toca nada por la calle y le pide a su madre de vez en cuando el desinfectante que lleva ella en su bolso. Suerte amigo. Un abrazo.
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