Por Robert Newport
22 agosto 2019
Existen comportamientos políticos que desbordan la comprensión de los ciudadanos de a pie. El buque Open Arms, que pertenece a la ONG española Proactiva Open Arms, dedicada al rescate en el mar, permaneció fondeado 19 días, frente a la isla italiana de Lampedusa, con más de un centenar de migrantes a bordo, a la espera de que las autoridades italianas autorizaran su desembarque.
Es cierto que en algunos medios se cuestiona la labor humanitaria de la citada ONG. No estoy en condiciones de asegurar o desmentir esas informaciones. Porque no todo es blanco o negro. Siempre hay, entre ambos, una amplia gama de tonos grises. En cualquier caso, hombres, mujeres y niños, víctimas de las mafias organizadas, migrantes que huyen de las guerras, de las persecuciones y de la miseria, que arriesgan sus vidas a bordo de frágiles embarcaciones —verdaderos «ataúdes flotantes»—, tienen todo el derecho a ser rescatados de una muerte segura en el Mediterráneo. Ese mar que, ajeno a los conflictos bélicos y oscuros intereses políticos, se ha convertido en una olvidada «fosa común». Esto me trae a la memoria una frase lapidaria, cuya vigencia no tiene fecha de caducidad: «En la tumba del marino no florecen las rosas».
Estos lamentables e indignantes episodios migratorios, evidencian la inestabilidad de los países de origen, inmersos en absurdos e interminables conflictos territoriales. Mientras tanto, sus gobernantes, inmorales y corruptos hasta la médula, amasan fortunas indecentes. Así las cosas, la empobrecida población, cada vez más asfixiada, desesperada y sumida en la más absoluta miseria, ve en la emigración la única salida.
Publicado en ‘La Voz de Galicia’ y en ‘La
Región’ (29.08.2019) y en ‘Faro de Vigo’ (30.08.2019), en la sección ‘Cartas al
Director’
Hola Roberto, me siento completamente desorientada. Ya no sé lo que está bien o mal. Lo que parece mentira o parece verdad. Confusión total, dudo de todo. Será que los años ya empiezan a notarse? Pues resulta que no me importa. Si todos hacen lo que quieren...la historia no tiene arreglo. Estoy cansada y me pongo triste, y creo que no vale la pena. Amigo, un abrazo
ResponderEliminarMarité, cuando se emigra del país de origen, no se trata de un viaje de placer, ni de unas vacaciones pagadas. Se trata de huir de la miseria, o de algo peor, con un destino incierto, a un país que no conocen, con un idioma que no entienden y que, difícilmente, pueden hacerse entender. A un país con una idiosincrasia que les es totalmente ajena, que tiene una climatología a la que no están acostumbrados, y a la que tienen que adaptarse con resentimiento de su salud. Esa es la dura realidad. Teniendo en cuenta, además, que, por ser «diferentes», se encontrarán con el consiguiente rechazo social, y totalmente discriminados. Un penoso camino lleno de obstáculos…
EliminarEE.UU. y Sudamérica, son los más claros ejemplos de la avalancha migratoria desde Europa y África. A EE.UU. emigraron irlandeses, ingleses, italianos, africanos... Y a Sudamérica (Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela…), emigraron españoles e italianos, huyendo de la miseria y del hambre. Posteriormente, a Alemania, Suiza, Francia, UK y, también a África.
Mientras no se aborde con decisión, una dinamización económico-industrial de los países de origen de las migraciones, continuarán existiendo las mafias que facilitan las precarias embarcaciones a esas pobres gentes. Y, lo que es todavía peor, muchos continuarán pereciendo en el intento.
Por todo ello, estimada amiga, sea cual sea su procedencia, esos hombres, mujeres y niños, no se pueden abandonar a su suerte. Sería condenarlos a una muerte segura en el mar. Se cometería un genocidio.
Esta es mi particular visión del asunto migratorio. Un abrazo
Bueno, quizá tengas razón. No pretendo cuestionar el derecho de los emigrantes de ninguna clase. Hay un refrán que dice la caridad bien entendida empieza por uno mismo... Mi hija tiene 50 años y un niño de 15 años y otro de trece con el síndrome de asperger. El mayor en Pontevedra con 28 años y sin trabajo. Ella estuvo un año trabajando de Autónoma fregando escaleras (muchas sin ascensor y con agua en el portal) y tuvo que darse de baja porque en un año perdió 1000 €. No sigo porque sé que hay mucha gente así. ¿Tienes que ser emigrante para que te ayuden? Lo siento amigo mío, un abrazo.
ResponderEliminarComprendo tu razonado argumento, amiga mía. Se trata de una situación que te afecta muy directamente, como ocurre en tantas familias. Y, sin duda, es lamentable e injusta. Pero en mi artículo, defiendo únicamente el derecho de esas personas a ser rescatadas. No se puede permitir abandonarlas a su suerte. Y, como digo en mi escrito, el problema de la migración masiva está en los países de origen: en su situación política adversa y en la incapacidad de sus gobernantes. A eso me refiero. Un abrazo.
EliminarSaludos amigo, acabo de hacer un largo comentario y se me ha borrado. Lo siento.
ResponderEliminarLo lamento, muy sinceramente, Marité. Como es habitual en todos tus comentarios, estoy seguro de que las reflexiones que hacías, aunque no me favorecieran, estarían bien argumentadas y serían muy interesantes. Otra vez será, amiga mía. Un abrazo.
Eliminar