03 septiembre 2018
El
persistente desafío secesionista catalán al Gobierno de España, es una
estrategia perversa que quiebra la sana convivencia ciudadana, social y
familiar, dentro y fuera de Cataluña.
La pretendida proclamación de una república
catalana, promovida y arengada por la Generalitat —situándose al margen de la Ley —, no deja de ser una
entelequia, un brindis al sol, un enfermizo empecinamiento que puede llevar a
Cataluña al borde de la quiebra política, económica y social que pagaremos
todos.
Es evidente que Carles Puigdemont, autoexiliado en
Bruselas huido de la Justicia ,
continúa siendo —permítanme el símil musical— el director de la «orquesta»
secesionista de Cataluña. Y Quim Torra, actual presidente de la Generalitat , su
imprescindible concertino. Sin embargo, con sus estridentes acordes disonantes
—como la provocación de «decorar» las calles con lazos amarillos—, continúan
desafinando.
Así las cosas, ese pretendido «concierto»
separatista, que no es más que la burda interpretación de una fanfarria, parece
la actuación de una «charanga» de pueblo.
Publicado en ‘La Región ’ y en ‘La Voz de Galicia’
(04.09.2018), y en ‘Faro de Vigo’
(05.09.2018), en la sección ‘Cartas al Director’
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