Por Robert Newport
23 agosto 2018
El
Concello de Vigo y la Autoridad Portuaria han de asumir su parte alícuota de
responsabilidad en el desafortunado colapso estructural que provocó el
accidente en O Marisquiño. No se trata, en modo alguno, de buscar culpables,
porque con ello únicamente se consigue dilatar en el tiempo la solución del
problema.
Abel Caballero, como alcalde, y Enrique López
Veiga, como presidente de la Autoridad
Portuaria de Vigo, tienen que dejar a un lado el cromatismo
político y aunar esfuerzos en aras del bien común. Olvídense de las formaciones
políticas a las que pertenecen y representan, y orienten sus energías, desde
los cargos que ostentan, a mejorar la ciudad y la calidad de vida de la ciudadanía.
Es condición sine
qua non, de común acuerdo y sin protagonismos, poner todos los medios a su
alcance para que accidentes como el de O Marisquiño no vuelvan a producirse.
Olviden sus diferencias y sus dogmas políticos, ya que, como representantes
públicos, están «condenados» a entenderse. Reflexionen sobre ello. Y aquí paz y
después gloria.
Publicado
en ‘La Voz de
Galicia’ y en ‘La Región ’
(24.08.2018), y en ‘Faro de Vigo’
(26.08.2018), en la sección 'Cartas al Director'
Un escalofrío es lo que siento al volver a ver estás imágenes. Solo pensar que lo nietos de mi hermana estuvieron ahí me horroriza. Menos luces...y a trabajar. Un abrazo
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