Por Robert Newport
11 junio 2017
La
pretendida declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat y del
Parlamento catalán, es una rebelión en toda regla y, por tanto, una acción
delictiva que requiere la intervención del Estado, del Tribunal Constitucional
y de la sociedad en general. Nadie, y mucho menos los políticos, puede proceder
al margen de la ley.
En Cataluña están manipulando, al libre albedrío,
un explosivo de gran potencia que les puede estallar en las manos. Y la onda
expansiva, inevitablemente, nos podría alcanzar a todos.
La demagogia populista, esa tendencia que ejerce
una atracción irrefrenable en los ciudadanos, es la degeneración de la política
y de la democracia. Un político populista y demagogo, cuando obtiene un mínimo
de poder, se dispersa en propuestas vacías y en quiméricos y egocéntricos
delirios de grandeza. Y en estas circunstancias, hoy más que nunca, se
necesitan gobernantes de raza, con pedigrí, capaces de afrontar, con seriedad y
solvencia, los desmanes de estos iluminados, insustanciales políticos de
piscifactoría, que desprecian la ley.
[Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (12.06.2017) y
en ‘Faro de Vigo (12.06.2017), en la sección 'Cartas al Director']
No hay comentarios:
Publicar un comentario