viernes, 12 de junio de 2015

El cambio cromático


Por Robert Newport
08 junio 2015

Las urnas nos dan la posibilidad de mejorar o invertir una situación insostenible. Ese voto individual que depositamos siguiendo una liturgia bien aprendida, puede llegar a tener la fuerza necesaria para cambiar el cromatismo político de un país. La indignación de gran parte de la ciudadanía, a la que las drásticas decisiones del Gobierno hipotecaron su futuro y, probablemente, también el de sus hijos, ha sido el detonante que propició el cambio.

Lamentablemente, hemos de reconocer que no siempre se vota con acierto. Tal vez adolecemos de criterio, por no estar suficientemente informados. Tal vez nos pueden los sentimientos, contradictorios y discordantes la mayoría de las veces. No somos infalibles. Por eso es necesario que aprendamos de los errores para no volver a tropezar de nuevo.

Hemos de ser prudentes, muy prudentes, y no permitir que la euforia nos impida ver con claridad lo delicado del actual panorama político. Esperemos, no obstante, que los nuevos protagonistas no cometan los mismos errores y desmanes que sus predecesores. Esperemos, también, que sepan gestionar, con eficacia y honestidad, el poder que los ciudadanos les han conferido. Decía Winston Churchill: “El fallo de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles, sino importantes”. Pues eso.



[Publicado en la sección ‘Cartas al Director’ en 'Faro de Vigo' (08.06.2015), 'La Voz de Galicia' (09.06.2015) y ‘XLSemanal’ (21.06.2015)]

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