Por Robert Newport
28 diciembre 2014
Siempre
salen a la palestra las grandes cifras, los porcentajes... la macroeconomía. El
señor Rajoy, en un mensaje claramente triunfalista -aunque pretenda disimularlo
con falsa modestia, del mismo modo que trata, inútilmente, de ocultar las canas
tiñéndose el pelo-, no se dirige a los ciudadanos de a pie, a los desempleados,
a los que su mísero salario no les permite llegar a fin de mes, a los que viven
por debajo del umbral de la pobreza.
En
lugar de exponer, moderadamente, sin empacho, los pasos que está dando el
Gobierno que él preside, para salir de esta situación asfixiante, se
transfigura en presidente de Consejo de Administración de una empresa
cualquiera y hace un informe financiero, más o menos creíble, pero que no calma
las inquietudes y los temores de los que, como empleados en precario, como
desempleados de larga duración o como pensionistas, tenemos que realizar
verdaderos cálculos algebraicos -apelando a los conocimientos ya olvidados-, y
aún así no conseguimos cuadrar las cuentas.
Señor Rajoy, le ruego que deje a un lado su
arrogancia, baje del pedestal y se acerque a la realidad de los ciudadanos de
este país que, también, es el suyo.
(Publicado en 'La Voz de Galicia' del 29 de
diciembre de 2014, en la sección 'Cartas al Director')
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