Por Robert Newport
18 marzo 2018
Si
la vida te permitió llegar a la edad de jubilación, tu nueva situación es la de
pensionista. Y tu pensión, en función de los años trabajados y cotizados, será
de mayor o menor cuantía. Y si las circunstancias te obligaron a jubilarte
anticipadamente, quedará mermada en el porcentaje correspondiente. En cualquier
caso, lo asumes como algo natural e inevitable.
En este nuevo escenario, tú y tu esposa adecuáis
vuestro modus vivendi, a la nueva
situación económica. Os habéis hecho mayores, y la vejez está a la vuelta de la
esquina. Sin embargo, os conforta saber que os tenéis el uno al otro. Pero un
día llega lo inevitable, y tú, ligero de equipaje, eres el primero en partir...
Tu esposa, ahora viuda y sola, tendrá que subsistir
con el 52% de tu pensión y afrontar, al cien por cien, las facturas del agua, electricidad,
teléfono, gas, recogida de basura, alcantarillado, gastos de comunidad,
contribución urbana... Además de seguir
haciendo la compra diaria para poder comer, así como vestirse con un mínimo de
dignidad.
Su avanzada edad no le permite trabajar fuera del
hogar, y la precaria pensión no le alcanza a fin de mes. En esa angustiosa situación,
se verá obligada a vender el piso que con tanto sacrificio habíais adquirido, y
que constituye todo su patrimonio. Así las cosas, con mucha suerte -¡maldita
sea!-, terminará sus días -¡qué tristeza!-, en una residencia de ancianos.
Publicado en ‘La Región ’ (20.03.2018) y en ‘Faro
de Vigo’ (26.03.2018), en la sección ‘Cartas al Director’
A veces he pensado que era injusto...Pero llega. Lo malo es si te metes en una hipoteca. Pero era una oportunidad. Es justo tu articulo, pero estoy viendo a mi alrrededor y hay cosas peores. Me llega a pesar del retorno de mi hija y mis dos nietos. Ten en cuenta que tengo "experiencia" he pasado malos momentos cuando estudiaban...(seis hijos). Pues en mi entorno familiar están "en una residencia". Sin problemas de pensión. ¿Y los que nunca han cotizado...? porque no les dio la gana. Pues entre una pequeña pensión de trabajo (pocos años) y la no contributiva, tienen lo mismo que yo...Es un ejemplo. No voy a opinar. Un abrazo
ResponderEliminarMarité, únicamente he pretendido reflejar uno de los muchos casos relacionados con la, para mi injusta, reducción de la pensión de viudedad. Es cierto, sin embargo, que de situaciones como la que tú has vivido, y para la que nadie te había preparado, únicamente se sale adelante a base de muchos sacrificios y no pocas privaciones. También existen otros casos, como tú mencionas, que pueden significar, sin ninguna duda, un agravio comparativo. Así están las cosas. Un fuerte abrazo.
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