01 enero 2019
Confiaba en que fueras un año
diferente, mejor que el que te precedió. Esperaba grandes cambios en políticas
sociales, orientadas a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Que la
violencia machista cesara en su preocupante escalada. Que la corrupción cediera
el paso a un comportamiento ejemplar. Que el horror de la sinrazón de las
guerras y del terrorismo, se acabara de una puñetera vez. Y que la furia
incontrolable de la naturaleza dejara de asolar pueblos y ciudades, y no segara
más vidas.
Que cesara el éxodo de
hombres, mujeres y niños que huyen de los conflictos bélicos, de las
persecuciones y del hambre. Que el ámbito político, convulso e incierto, dejara
de estar enrarecido. Que el empleo precario no continuara siendo la tónica
general. Que los desahucios no se ensañaran con las familias más vulnerables.
Que el Brexit de Theresa May, en el
Reino Unido, y el independentismo de Carles Puigdemont, en Cataluña, no
desestabilizaran la convivencia, la concordia y la unidad de Europa y de
España.
Pero mi ingenuidad me
ha llevado a confiar demasiado en ti y en los responsables políticos cuyo
cromatismo ideológico se ha ido difuminando en las nieblas del tiempo. Me has
decepcionado, año 2018, y no te echaré de menos. ¡Bienvenido, 2019!
Feliz año y que la suerte nos acompañe...No me hago muchas ilusiones...Un abrazo
ResponderEliminarMarité, este nuevo año —¡maldita sea!—, no ha empezado nada bien. La violencia machista, también la filial, ha vuelto por sus fueros. Es como una epidemia: continúa causando víctimas inocentes. Y en el ámbito político, en general, y en Andalucía, en particular, el espectáculo es de lo más lamentable. Sin embargo, los «espectadores» llenan los auditorios y aplauden, frenéticos, con gran entusiasmo. Conclusión: tenemos lo que merecemos. Un abrazo.
EliminarEn mi casa somos 6 hijos 4 parejas 2 nietos mayores y ya empieza a opinar el de 14 años y Yo. Todos diferentes...imagina si sumas algunos más. ¿Quien está en posesión de la verdad?. Un abrazo
ResponderEliminarEs lógico que cada cual tenga su particular opinión sobre temas diversos. Y sobre política, ¡qué te voy a contar! Eso no quiere decir que, en realidad, tengamos un amplio conocimiento sobre un tema determinado. Lo que ocurre, Marité, es que somos unos osados —o unos inconscientes— y nos atrevemos a opinar, como si tal cosa. Pero todos creemos tener razón. Aunque nadie, absolutamente, está en posesión de la verdad. El que crea lo contrario —que de todo hay—, tendrá que «hacérselo mirar». Un saludo.
Eliminar