Por Robert Newport
30 septiembre 2019
El independentismo catalán, con Quim
Torra y sus correligionarios erre que erre, continúa con su provocadora hoja de
ruta. No cesan en su desprecio a la Constitución Española —gracias a la cual
disfrutan de su actual status
político—, a las instituciones y a las sentencias judiciales. No se consideran
españoles, y siguen empecinados en su pretensión de declarar la República
Catalana. Pero, eso sí, continúan nutriéndose de España. Aunque, en su
arrogancia, se creen superiores.
No estoy seguro de que,
realmente, sean conscientes del alcance de lo que dicen y hacen. En cualquier
caso, todo el Proceso soberanista de Cataluña (el Procés), y su puesta en escena en el Parlamento catalán, se me
antoja de «opereta». Una burla en toda regla. Aunque —¡cuidado!—, como esta,
más que preocupante, situación se les vaya de las manos, podría terminar siendo
una «tragicomedia» cuyos efectos devastadores nos alcanzarían a todos.
Visto
lo visto —y lo que, sin duda, todavía queda por ver— podemos concluir y
aseverar, que los políticos independentistas catalanes necesitan someterse a
una urgente terapia de humildad. Lástima que no haya «balnearios» para tratar
esa «dolencia».
Publicado en ‘La Voz de Galicia’ (02.10.2019)
y en ‘Faro de Vigo’ (11.10.2019), en la sección ‘Cartas al Director’